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La importancia de medir lo que se hace

Qué pasa cuando creemos que hacemos las cosas bien, cuando ponemos toda nuestra buena voluntad, pero en realidad estamos causando más daño que beneficio. Esta sencilla pregunta nos la deberíamos hacer todos, profesionales sanitarios, gestores y políticos antes de poner en marcha medidas y planes especiales, habituales en situaciones especiales y normalmente adoptadas por consenso ante la falta de evidencia de su verdadera utilidad.

medciaSe puede causar daño con una aparente buena medida cuando se decide aislar en una zona a los pacientes con gripe, pero la realidad puede ser que salgan infectados de dicha zona con el virus de la gripe más pacientes que los que realmente entraron con el virus, al incluir en la fase de triaje a pacientes con otros diferentes cuadros virales (como mínimo sabemos por las detecciones virales que son el 54%) u otros procesos que puedan cursar con fiebre y tos u otros síntomas respiratorios (es decir, porqué no alguna tuberculosis). Es de suponer que es una buena iniciativa, pero estamos en la obligación de evaluar su beneficio o perjuicio real. ¿Se han producidos menos casos de gripe o menor mortalidad en Nueva Zelanda con el cierre preventivo de colegios que en Brasil donde no se ha tomado tal medida?

Una manera de evitar esto es el análisis de la efectividad, eficacia, eficiencia y seguridad de las intervenciones, además de analizar el impacto (social, mediático, organizativo, etc) y la oportunidad de las mismas. Pero además hay que analizar si nuestras medidas inciden realmente en el grupo al que se desea vayan dirigidas o si por el contrario los receptores de las mismas no son los más necesitados de dicha intervención. Todo esto es medir el impacto real que una determinada intervención sanitaria tiene.

Cuando cambiamos la organización de un centro, cuando ponemos mascarillas a todo el que acude con fiebre y tos, cuando se establece en la población el terror ante una determinada enfermedad y se ponen medios diagnósticos y terapéuticos extraordinarios para “asegurar que nada se nos escapa” se pueden cometer muchos errores y contribuir al daño que la medicina y sus intervenciones inevitablemente producen. Por ello sería bueno conocer, por ejemplo, los falsos positivos de la radiografía de tórax en el contexto de una situación de pandemia. Cada falso positivo (que ante la inseguridad de los radiólogos también existen) puede significar un ingreso o visita al hospital con el consiguiente riesgo de enfermedades nosocomiales.

Medidas extraordinarias no contrastadas pueden poner en alerta excesiva a la población, que con la posibilidad de utilizar sin límite los servicios sanitarios, lo que no ha ocurrido con esta pandemia en la mayoría de los países del hemisferio sur, puede colapsar en el nuestro los servicios sanitarios. ¿Cómo evaluar la repercusión de este colapso en otras patologías que requieren con muchas menos dudas de la atención hospitalaria o de un seguimiento en atención primaria?. ¿Puede influir el miedo a la gripe sobre la incidencia o mortalidad cardiovasculares por falta de control de los factores de riesgo, o sobre la actuación en incidentes críticos que requieren atención inmediata (por ejemplo falta de ambulancias por estar dedicadas a labores que puedan ser “menos críticas”)?

Todo esto ¿se puede medir? Al menos debería ser posible comparar entre países que han adoptado unas u otras medidas, y en cualquier caso, dado que nos venía anunciado, se deberían haber diseñado estudios (y nunca es tarde) que pudieran servirnos para comparar intervenciones. Porque todo lo que decidimos, hacer o no hacer, tiene su repercusión unas veces positiva y otras no tanto.

mediciones

 

Puedo plantearme la duda de si es bueno o no cambiar la organización de un centro, el situar salas de espera específicas, o el instaurar protocolos que “obliguen” a medir a todos los pacientes determinados parámetros, independientemente de su situación clínica. También me planteo la pertinencia de vacunar tras una oleada epidémica o el utilizar antivirales de utilidad terapéutica tan baja que nunca los habíamos utilizado antes y que sin embargo ahora se recomiendan (mas por gestores y políticos que por científicos) extrapolando datos de supuesto beneficio en la gripe estacional a la nueva gripe H1 N1, donde hasta el momento no se ha demostrado prácticamente beneficio. Plantearlo como dudas no significa no hacerlo, sino que debe ser convenientementeanalizado.

También hay que hablar del “miedo o ansiedad” que puede crear en el personal sanitario medidas sobredimensionadas. Ello puede llevar a que pacientes antes seguidos con cautela en Atención Primaria sean prematuramente derivados al medio hospitalario ante la posible aparición de eventuales complicaciones que antes, para las otras gripes, también estuvieron siempre presentes.

No quiero restar importancia a la nueva gripe, debe tener sin duda la que le corresponde, pero no más. Lo que sí creo que es importante, para esta y para cualquier otra enfermedad, es el analizar lo que hacemos, y antes de tomar decisiones que pueden afectar mucho a todos, profesionales y pacientes, valorar lo que se ha hecho en otros lugares y analizarlo con cautela, y si no se sabe lo que puede pasar cuando decidimos una determinada actuación, establecer la manera de medirlo en el futuro, de manera que nunca pueda suponer más riesgo que beneficio. Lo agradeceremos sin duda.

Joaquín Morera Montes, Médico de Familia, Centro de Salud “Mirasierra”, Área 5. SERMAS

Reproducido con permiso

de chulos y canallas

La salud puede esperar

¡Prohibido tocar smoke on the water!

la suma de list(ill)os

untitled7La entidades colaboradoras son  las mismas empresas que actúan como colaboradoras en la gestión de la Seguridad Social, para la prestación, voluntaria y a su cargo, de la asistencia sanitaria derivada de enfermedad común y accidente no laboral a sus trabajadores y familiares beneficiarios; las cargas económico-financieras que han de soportar las mismas por la referida gestión de la asistencia sanitaria eran compensadas inicialmente con una reducción de la cuota de cotización de la seguridad social y a raíz de la nueva financiación del sistema sanitario y las trasferencias autonomicas con impuestos y con subvenciones de las comunidades autónomas.

Curiosamente la comunidad de Madrid es una de las empresas que utiliza colaboradoras en la asistencia sanitaria de sus funcionarios. Como en el caso MUFACE, el mismo estado que nos obliga a todos a pertenecer, quieras o no, al sistema público de salud, hace una excepción con sus trabajadores, les permite escaparse de este sistema y optar por la medicina privada. Parece que acabarián este año, pero como los jefes también son funcionarios siempre pueden hacer un apañejo, como es el caso. 

Pero los que más y mayor morro tienen son los sindicatos, defensores de la sanidad pública, que dicen sin caérsele la cara de vergüenza, lo siguiente: Los sindicatos firmantes tenemos claro, después de este cambio legislativo, que sea bajo la denominación de «colaboradoras» o «convenio sanitario» como figura actualmente, el sistema debería continuar porque ha funcionado bien sin mayor coste económico, y evitaría una mayor acumulación de pacientes en la asistencia sanitaria general. 

Descubrimos que lo hacen por nosotros, que optan en un sacrificio sin precedentes por mantener los privilegios actuales para no sobrecargar la sanidad pública. ¡que pena que no den a los demás ciudadanos la misma opción!

la suma de tontos

pioneros autonomos y urgentes

sigue la vergüenza

¿creen que somos tontos?

Para tapar sus carencias denunciadas desde este y otros blogs la comunidad de Madrid y la agencia Lain Entralgo lanzan urbi et orbe esta noticia:

Un nuevo software informático permitirá a los investigadores madrileños acceder a todos los artículos biomédicos

que es radicalmente mentira, porque el software a que se refieren no es más que un programa de mineria de datos de minería de textos que no permite acceder directamente a la información original y que es de escasa utilidad para los profesionales sanitarios, salvo para un reducido grupo de investigadores. Programas como este se encuentran en Internet de forma gratuita y desde enero lo pueden utilizar sin pagar los usuarios de Diario Medico. No es necesario tanta algarada, ni tanta nota de prensa a no ser que la intención sea tapar su incapacidad para proporcionarnos lo más simple: acceso a los artículos médicos que es para lo que sirve una biblioteca virtual.

La agencia laín entralgo NO pone a disposición de los profesionales sanitarios la biblioteca virtual, con lo que NO facilita la difusión de conocimientos científicos, NI atiende las necesidades de información bibliográfica de todos los profesionales sanitarios.

los otros

La huelga iniciada la semana pasada por los médicos dependientes de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, y que continua en esta, ha puesto de manifiesto la anómala situación en la que se mueve la asistencia sanitaria de las personas institucionalizadas en nuestra comunidad. Aunque a las residencias de personas mayores de titularidad privada no les afecta esta huelga, el problema de fondo es similar y tarde o temprano estallara dando lugar a las mismas situaciones esperpénticas que estamos viviendo estos días.

Desde hace tiempo y bajo la premisa cierta de que cualquier persona tiene derecho a la asistencia sanitaria, y que el hecho de estar institucionalizada no varia en nada este derecho, a cada persona que pasa a residir en unos de estos centros se le asigna un medico de familia del centro de salud correspondiente a la zona básica donde esta ubicada geográficamente la institución. El medico de familia pasa a ser el responsable de proveer los servicios sanitarios correspondientes a la atención primaria con la misma calidad y diligencia que a cualquier otro paciente.

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