Etiquetado: medicina de familia

Siguen sin enterarse

Por Julio Bonis reproducido con autorización de su perfil de Linkedin

A raiz de la polémica sobre el estado de la atención primaria en España- aunque haya grupos que lo estén focalizando en Madrid- leo con pesar,y la verdad sin mucho asombro, la entrevista del actual presidente del Colegio de Médicos de Madrid, el Dr. Manuel Martínez-Sellés D’Oliveira Soares, médico especialista en cardiología

Y destaco esta frase que él dice como de pasada y con mucha inocencia porque es la que mejor condensa el meollo del problema por el que el «modelo» ha fracasado en España:

«No es sostenible que los pacientes ante patologías menores estén yendo a los hospitales.» Dr Selles

Y es que mientras se siga cayendo en el error de creer y actuar como si la función de la atención primaria fuese atender problemas menores para que los pacientes no molesten en el hospital que es donde se resuelven los problemas de verdad el modelo seguirá en crisis.

Las «patologías menores» no deben ir a la consulta del médico del hospital… ni a la del médico del centro de salud.

Lo que hay que meter en la cabeza de los especialistas de hospital (y luego si eso, en la de los responsables políticos) es que el médico de atención primaria no es aquel «no-especialista» que trata los problemas menores para que el médico de verdad (el del hospital) pueda atender los problemas importantes, sino que es el especialista en los problemas frecuentes de su grupo de pacientes y en el uso de la tecnología y el conocimiento más avanzado disponible fuera de un hospital.

La atención primaria puede y debe resolver problemas de alta complejidad siempre que tengan la suficiente frecuencia como para poder mantener la pericia en su manejo con el mismo nivel que el especialista del hospital pero con una ventaja de la que carece el médico del hospital: que puede hacerlo en el entorno donde vive el paciente (fuera del hospital) entre otras cosas gracias a la tecnología disponible.

Es la frecuencia y la disponibilidad de tecnología ambulatoria y no la gravedad o complejidad clínica lo que debe diferenciar lo que se atiende en un hospital y lo que se atiende fuera de un hospital.

Nada más complejo que el abordaje de un paciente alcohólico diabético con insuficienca cardiaca al que es «fácil» estabilizar mientras está ingresado en un hospital y se le puede pautar la medicación al dedillo o ponerle un stent con el apoyo de toda la tecnologia y recursos disponibles en un hospital.

Lo realmente difícil y complejo, y al alcance solo de los mejores equipos clínicos es una vez ese paciente vuelve a su casa conseguir que no vuelva a acabar ingresado (o ingrese una vez cada 2 años en vez de 4 veces al año) sin necesidad de movilizar a enfermeras en turnos de 24/7, un anestesista de guardia, un radiólogo, 3 residentes de medicina interna y un ejército de cocineros preparandole una dieta baja en sal.

La atención primaria que necesita el país no es la compuesta por médicos mediocres, patologías «menores» y baja dotación tecnológica, sino todo lo contrario.

Hasta aquí se ha llegado

Un grupo no pequeño de tutores ha pensado que el nivel de deterioro de la atención primaria es tal que hace inviable la formación de residentes de medicina de familia. Más allá de la pandemia, la escasez de médicos es consecuencia de la falta de atractivo ocasionado por el abandono al que ha sido sometida la atención primaria.
Por este motivo, han decidido renunciar a la formación de nuevos residentes en el año 2022 que podría mantenerse en el tiempo de no cambiar las circunstancias. Los actuales residentes tienen garantizada su formación hasta terminar la residencia, pero no se a va a recibir más residentes al menos en 2022.
Esto debe ser notificado a las unidades docentes para no perjudicar a los futuros residentes y para ello hemos redactado un documento que debe estar en manos de los jefes de estudio la semana que viene
Lo puedes descargar aquí
Obviamente sirve cualquier redactado análogo que te resulte más satisfactorio.
Nos gustaría saber cuántos hemos enviado la renuncia a ser tutores y hemos elaborado un registro de recogida de datos que encontrarás aquí
Hay motivos de sobra. No va a haber muchas oportunidades

Más información en esta entrada del blog Atensión Primaria

Comienza por apoderarte de tu agenda

la conclusion de un estudio

36 Congreso SEMFyC. Mesa Revista AMF

AUDITORIO  ARAO Jueves, 9 de junio 17.30 – 19.30

Hashtag Twitter (para participar en el debate) = semfycdbt21

congresMesa Revista AMF: Toda la vida se ha hecho así

Moderador e introducción
Rafael Bravo Toledo
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS Linneo, Madrid.

Ponentes y contenido
1. Medicina con engaños ¿y con nuestra complicidad?
José Miguel Mulet
Químico. Profesor titular de biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia. Investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP)

2. Consultas de cristal ¿están a salvo nuestros datos?
Marta Peirano
Periodista especializada en cultura, ciencia y tecnología. Jefa de Cultura en el diario.es

Resumen
La mesa de AMF de este XXXVI Congreso de la semFYC, una vez más, se renueva para abordar dos cuestiones muy actuales pero diferentes en sus orígenes cronológicos.
Por un lado, las mal llamadas medicinas alternativas que anclan sus raíces en el pasado más mediato. A pesar de los avances de la ciencia y de la medicina, no hemos conseguido dejarlas en el olvido que su acientificismo merece. Con cierto estupor, vemos que colegas, sociedades científicas similares a la nuestra, universidades, e incluso la Administración, caen en la tentación de incluir estos temas en sus congresos o planes de formación continuada. Es hora, por tanto, de saber y debatir sobre el tema, y qué mejor que tomar como punto de inicio un repaso documentado y ameno por parte de un buen divulgador científico.

Por otro lado, un problema que arranca en el presente pero con una proyección futura todavía por imaginar: Internet, la web 2.0, redes sociales, smartphones, wearables y otras tecnologías son herramientas de indudable utilidad pero a la vez con una cara peligrosa debido a la cantidad de datos personales que generan. La poca importancia que damos a la cantidad y variedad de los datos que generamos es crucial para entender por qué esta información se puede volver en nuestra contra, especialmente en un campo tan sensible como es el relacionado con la salud. Hace tiempo que no somos dueños de nuestros datos, pero lo peor es que alguien sí lo es, y ¡nosotros no lo sabemos!

 

Sanidad Bizarra (5)

Bizarro.a. En español significa ‘valiente, esforzado. Debe evitarse su empleo con el sentido de ‘raro o extravagante’, calco semántico censurable del francés o del inglés bizarre. Tampoco debe emplearse bizarría con el sentido de ‘rareza o extravagancia’.

Corresponde al lector considerar en que sentido se emplea aquí.

A continuación se reproduce un articulo publicado en la sección noticias de CAS-Madrid (Coordinadora Anti privatización de la Sanidad Publica de Madrid) CAS Madrid.org. Tampoco tiene desperdicio su reproducción en Meneame y comentarios anexos.

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Holanda: los resultados de la reforma sanitaria desde el punto de vista de un paciente. Carta de una española residente en Holanda. Lo que no nos cuentan del modelo de competencia

Soy española residente en Holanda desde hace dos décadas y he vivido el modelo antiguo de sanidad holandesa y el nuevo. Tenéis mucha razón de que se ha encarecido el coste para las familias, la atención médica nos cuesta ahora mucho más que antes y empeorando, cada día salen más medicamentos de las listas de reembolsados por el sistema de seguros privados. Tenemos un gasto fijo de 350 euros al año por persona por cualquier concepto médico que los seguros no reembolsan, es decir, que lo asume cada usuario, o sea que solamente te empiezan a devolver algo a partir de que hayas gastado 351 euros el año anterior pero antes no. Así que en una familia de cuatro personas significa 1.400 euros al año que pase lo que pase te los comes de tus ingresos.

 

Tenemos muchísimas restricciones para que nos hagan pruebas médicas, solamente las piden cuando tiene toda la pinta de ser necesario pero hacen pocas pruebas preventivas o por si acaso. Aquí apenas le vemos la patita a los diversos especialistas, multitud de problemas los tienen que afrontar los médicos de cabecera. Se supone que les dan cursillos para que entiendan de cardiología, oncología, piel, asma…. Pero cualquiera se imaginara que aprendiz de todo, maestro de nada. Mi médico de cabecera estuvo años diciéndome que tenia un poro de grasa infectado. Resulto ser cáncer de piel.

 

Existe una arbitrariedad increíble a la hora de afrontar problemas un tanto infrecuentes o difíciles. Así hay aseguradoras que se han negado a pagar ciertos tratamientos oncológicos estándar con la excusa de que no está demostrado que sirvan realmente para tratar la enfermedad. Por supuesto pobre del que tenga una enfermedad lo suficientemente rara o infrecuente como para que no le encuentren rapidito por que le duele.

 

Cada hospital tiene que negociar de manera individual que especialistas y pruebas clínicas hacen y a que asegurado si y a quien no aceptan porque tal o cual aseguradora no quiere pagarle al hospital lo que les piden. Aquí en mi hospital de referencia no tratan ciertos problemas (creo que de huesos) por una estúpida cuestión burocrática y la gente se tiene que ir bien lejos a otras ciudades para que les traten.

 

Las urgencias son un bunker, aquí no sueñes con irte a urgencias un día que te encuentras mal, primero llamas por teléfono a tu medico de cabecera, y si a él le parece que tienes razón por lo que le cuentas por teléfono mandará una orden por correo electrónico al hospital para que acepten verte en sus urgencias. Ni que decir tiene que solamente procesos con riesgo inmediato para la vida como ataques cardiorrespiratorios o cerebrales tienen el privilegio de entrar por urgencias, a la mayoría de la gente les obligan a pasar un calvario de esperas en salas de ambulatorio o cualquier falta de atención imaginable hasta que la cosa se agudiza lo bastante como para que te tomen en serio. A mí me echaron de unas urgencias en plena época de gripes y semanas después me diagnosticaron de asma, cuando ya estaba incomparablemente mejor; a saber cómo debía estar yo en el momento en que me dije a mi misma, estoy llegando a los últimos momentos de mi vida, tan espantosamente mal me encontraba. Aquí por supuesto nadie cuenta con las urgencias excepto para accidentes serios, si te ocurre un problema a horas extrañas mejor te buscas la vida como puedas.

 

El dinero que en el pasado se gastaba en atención médica variada (médicos, enfermeros, medicamentos, fisioterapias, etc.) ahora se va a las manos de una legión de «gestores» burocráticos, los departamentos de facturación de los hospitales no dan abasto para lanzar facturitas de un lado para otro. Por ejemplo, para un análisis de sangre vulgar y corriente pueden necesitar varias facturas, una por el hematocrito, otra por la glucosa, y así todo. Tú recibes todas esas facturas y con buena suerte, si no estás a morir, consigues que no se te pierda ninguna de esas facturas y las envías cuando puedes a tu seguro, donde un departamento lleno de burócratas se encarga de desbrozar tanto papeleo.

 

En fin, podría seguir así interminablemente.

 

No dejad que lo que está pasando aquí se repita en España. Ojala que no.

 

M.R.

La destrucción creativa del médico de familia americano

traducido de The creative destruction of the American family physician en Kevin MD blog

Martin Vitaliti- ARCO 2013

El conocimiento médico, la tecnología y los rápidos avances clínicos en campos científicos relacionados se están expandiendo de manera casi exponencial. Por tanto, es imposible para cualquier persona o cualquier especialidad médica absorber y poner en práctica estos progresos. En consecuencia nosotros los médicos y otros cuidadores no sólo tienden a especializarse en medicina, estamos condenados a subespecializarnos como resultado de esta explosión del conocimiento.

El entorno actual de atención médica requiere revisar los modelos tradicionales de atención sanitaria, una re-evaluación debe comenzar por los cimientos: la medicina de familia. Con la demanda creciente, el acceso a una atención de calidad y la necesidad de aprovechar cada centavo, la primera pregunta que debemos hacernos es: «¿Cuál es el papel y la necesidad del médico de familia en los desafíos médicos del siglo 21?»

Se debe entender que hago esta pregunta como un  ex médico de familia canadiense. A diferencia de Estados Unidos, donde los médicos de familia han experimentado la erosión continua de sus actividades en la atención al paciente, en Canadá los medicos de familia asisten los partos, tratan fracturas no desplazadas, incluso algunas desplazadas, atienden al niño sano, cuidan de las mujeres, proporciona tratamiento a los enfermos crónicos y muchas otras cosas que aquí en los Estados Unidos, por múltiples razones, se refieren a un especialista.

Mientras que los médicos han ganado y disfrutado de un estatus elevado,  las necesidades sociales han fomentado una mayor capacitación y certificación de otros proveedores sanitarios no médicos de tal forma que se ha desarrollado una equivalencia de trabajos. Una enfermera  bien entrenada o un asistente médico certificado bajo la supervisión de un internista puede ofrecer y ofrece este tipo de equivalencia.

En el entorno de la práctica médica actual ambos ven a los mismos pacientes y realizan servicios clínicos similares. Sin embargo, el costo de mano de obra del profesional de enfermería es menor que el  del médico de familia y el tiempo y el precio que cuesta formar a los primeros es menor, por lo tanto permite entrar más gente en el sistema a un menor gasto y en menos tiempo.

Además, las restricciones fiscales actuales y futuras puestas en práctica médica como consecuencia de la Affordable Care Act o ACA, y el aumento del costo de las prestaciones sanitarias, así como el flujo de personas que entran en el sistema de salud, requerirán la formación de muchos proveedores de asistencia y de médicos. ¿Dónde vamos a gastar nuestro dinero? ¿Cómo distribuimos nuestros recursos?

La formación de un profesional de enfermería durante cuatro años cuesta 49.000 dólares /año a partir de un BSN. El costo de entrenar a un médico de familia, lo que requiere una residencia de tres años después de un título universitario y la escuela de medicina es en promedio 96.000 dólares por año durante tres años en 1999. Esto no sugiere que la base de conocimientos o requisitos de cada disciplina sea el mismo, pero la realidad práctica es que las tareas requeridas a cada uno son muy similares.

Por lo tanto, si somos capaces de formar a más profesionales de enfermería en menos tiempo y costos para realizar servicios similares y tareas como las que un médico de familia realiza hoy, y reasignamos los fondos de formación para capacitar a más internistas, cuya base de conocimiento reemplaza y supera a la del médico de familia,  ¿qué le queda entonces a un  médico de familia americano para tratar que una enfermera bien entrenada o un asistente médico no pueda o no pueda derivar a un internista supervisor? Como sugirió un editorial del New York Times recientemente, muchas veces y para muchas cosas, un médico no es necesario.

Churchill dijo: « Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo”; En otras palabras, se debe cambiar continuamente para mejorar. Estos cambios en el conocimientos médicos, la asistencia sanitaria y la tecnología han provocado la destrucción creativa del médico de familia americano y los tiempos y las circunstancias dictan que se desaparecerán, como las apendicectomías en la mesa de la cocina, las visitas a domicilio o el médico de pueblo de las ilustraciones de Norman Rockwell.

Por Mitchell Brooks  en Kevin Md  The creative destruction of the American family physician

Mitchell Brooks is an orthopedic surgeon and the host of Health of the Nation on Talk Radio 570 KLIF in Dallas, Texas.  He blogs at Health of the Nation.

hoy

Malas compañías o fotos que uno no debería hacerse

 

representantes de las autoridades sanitarias en la inauguración de la sede semfyc

Ni siquiera amistades peligrosas , más bien malas compañías y es que hay fotos que uno no debería hacerse por solidaridad con los que día día a día reivindican desde las consultas dignidad para la profesión. Hacerse una foto con Bengoa protagonista de uno de los ataque más sibilinos y a la vez contundentes contra el espíritu de la medicina de familia, con Jimenez artífice del insultante nuevo decreto ley de receta medica, o con el capo de la privada hospitalaria Boi Ruiz, son cosas que uno no debería hacer. Si, criticar estas cosas no es políticamente correcto, incluso hay gente que ves estos hechos como signos de poder, pero  yo lo veo más bien como un síntoma más de la degradación de la atención primaria.

La importancia de medir lo que se hace

Qué pasa cuando creemos que hacemos las cosas bien, cuando ponemos toda nuestra buena voluntad, pero en realidad estamos causando más daño que beneficio. Esta sencilla pregunta nos la deberíamos hacer todos, profesionales sanitarios, gestores y políticos antes de poner en marcha medidas y planes especiales, habituales en situaciones especiales y normalmente adoptadas por consenso ante la falta de evidencia de su verdadera utilidad.

medciaSe puede causar daño con una aparente buena medida cuando se decide aislar en una zona a los pacientes con gripe, pero la realidad puede ser que salgan infectados de dicha zona con el virus de la gripe más pacientes que los que realmente entraron con el virus, al incluir en la fase de triaje a pacientes con otros diferentes cuadros virales (como mínimo sabemos por las detecciones virales que son el 54%) u otros procesos que puedan cursar con fiebre y tos u otros síntomas respiratorios (es decir, porqué no alguna tuberculosis). Es de suponer que es una buena iniciativa, pero estamos en la obligación de evaluar su beneficio o perjuicio real. ¿Se han producidos menos casos de gripe o menor mortalidad en Nueva Zelanda con el cierre preventivo de colegios que en Brasil donde no se ha tomado tal medida?

Una manera de evitar esto es el análisis de la efectividad, eficacia, eficiencia y seguridad de las intervenciones, además de analizar el impacto (social, mediático, organizativo, etc) y la oportunidad de las mismas. Pero además hay que analizar si nuestras medidas inciden realmente en el grupo al que se desea vayan dirigidas o si por el contrario los receptores de las mismas no son los más necesitados de dicha intervención. Todo esto es medir el impacto real que una determinada intervención sanitaria tiene.

Cuando cambiamos la organización de un centro, cuando ponemos mascarillas a todo el que acude con fiebre y tos, cuando se establece en la población el terror ante una determinada enfermedad y se ponen medios diagnósticos y terapéuticos extraordinarios para “asegurar que nada se nos escapa” se pueden cometer muchos errores y contribuir al daño que la medicina y sus intervenciones inevitablemente producen. Por ello sería bueno conocer, por ejemplo, los falsos positivos de la radiografía de tórax en el contexto de una situación de pandemia. Cada falso positivo (que ante la inseguridad de los radiólogos también existen) puede significar un ingreso o visita al hospital con el consiguiente riesgo de enfermedades nosocomiales.

Medidas extraordinarias no contrastadas pueden poner en alerta excesiva a la población, que con la posibilidad de utilizar sin límite los servicios sanitarios, lo que no ha ocurrido con esta pandemia en la mayoría de los países del hemisferio sur, puede colapsar en el nuestro los servicios sanitarios. ¿Cómo evaluar la repercusión de este colapso en otras patologías que requieren con muchas menos dudas de la atención hospitalaria o de un seguimiento en atención primaria?. ¿Puede influir el miedo a la gripe sobre la incidencia o mortalidad cardiovasculares por falta de control de los factores de riesgo, o sobre la actuación en incidentes críticos que requieren atención inmediata (por ejemplo falta de ambulancias por estar dedicadas a labores que puedan ser “menos críticas”)?

Todo esto ¿se puede medir? Al menos debería ser posible comparar entre países que han adoptado unas u otras medidas, y en cualquier caso, dado que nos venía anunciado, se deberían haber diseñado estudios (y nunca es tarde) que pudieran servirnos para comparar intervenciones. Porque todo lo que decidimos, hacer o no hacer, tiene su repercusión unas veces positiva y otras no tanto.

mediciones

 

Puedo plantearme la duda de si es bueno o no cambiar la organización de un centro, el situar salas de espera específicas, o el instaurar protocolos que “obliguen” a medir a todos los pacientes determinados parámetros, independientemente de su situación clínica. También me planteo la pertinencia de vacunar tras una oleada epidémica o el utilizar antivirales de utilidad terapéutica tan baja que nunca los habíamos utilizado antes y que sin embargo ahora se recomiendan (mas por gestores y políticos que por científicos) extrapolando datos de supuesto beneficio en la gripe estacional a la nueva gripe H1 N1, donde hasta el momento no se ha demostrado prácticamente beneficio. Plantearlo como dudas no significa no hacerlo, sino que debe ser convenientementeanalizado.

También hay que hablar del “miedo o ansiedad” que puede crear en el personal sanitario medidas sobredimensionadas. Ello puede llevar a que pacientes antes seguidos con cautela en Atención Primaria sean prematuramente derivados al medio hospitalario ante la posible aparición de eventuales complicaciones que antes, para las otras gripes, también estuvieron siempre presentes.

No quiero restar importancia a la nueva gripe, debe tener sin duda la que le corresponde, pero no más. Lo que sí creo que es importante, para esta y para cualquier otra enfermedad, es el analizar lo que hacemos, y antes de tomar decisiones que pueden afectar mucho a todos, profesionales y pacientes, valorar lo que se ha hecho en otros lugares y analizarlo con cautela, y si no se sabe lo que puede pasar cuando decidimos una determinada actuación, establecer la manera de medirlo en el futuro, de manera que nunca pueda suponer más riesgo que beneficio. Lo agradeceremos sin duda.

Joaquín Morera Montes, Médico de Familia, Centro de Salud “Mirasierra”, Área 5. SERMAS

Reproducido con permiso