Etiquetado: relación medico-paciente

¿un mundo salvaje que habrá que empezar a regular?

Carlos Oropesa en su magnifico blog Sala de lectura comenta el articulo de opinión publicado en el Annals Profesionalism in the Digital Age. Con el comentarioaprovecha y pide una reflexión  sobre la necesidad de regular la actividad en la Red de los sanitarios enredados de nuestro país. Antes de que la regulación la hagan los políticos,  sociedades ajenas o que tal vez el camino lo marquen los jueces a golpe de sentencia.

Carlos propone la creación de una sociedad transversal de profesionales sanitarios en Internet que comience por diseñar la autorregulación de la actividad profesional en la Internet .

¡ Habra que hacerle caso!, o por lo menos debatir sobre el tema ¿tal vez una declaración en el congreso de la blogosfera?

Es lo suficientemente importante como para no dejarlo pasar.
Artículo traducido

La consulta abierta y sus enemigos (I)

En todas las encuestas, consultas, estudios y evaluaciones que se realizan sobre la atención primaria uno de los puntos mejor valorados de forma constante y repetida por parte de los pacientes es la relación con su médico de cabecera. Aparte de aspectos organizativos e ideológicos del sistema sanitario que le atiende, el paciente percibe que una adecuada relación con el profesional es lo más importante, de tal forma que valora el sistema sanitario en su conjunto de acuerdo a como le vaya en esta relación.

Este contrato que establece con su médico es un acuerdo en el que este se convierte en la principal ayuda del paciente en la lucha contra el problema de salud que le preocupa, ya desde el principio y de forma tacita el paciente asume que el médico va a hacer por él, lo que mejor pueda y sepa. Cuando el médico primero no puede realizar por si mismo todo lo que el paciente necesita, sabe que lo va derivar a donde mejor se pueda resolver el problema, y de esta forma el médico se convierte en algo así como el valedor del paciente en su discurrir por el intricado sistema sanitario.

El paciente lo cree y probablemente deba ser así. Cuando un paciente viene a consulta y nos pide nuestra opinión sobre cualquier tema relacionado con su salud en el que nosotros no estamos directamente implicados, no solo está pidiendo información, viene a nosotros porque somos SU médico. No el que más sabe, incluso puede que no sea el más empático, pero la persona enferma lo percibe, y lo necesita, como propio, y algo que es nuestro no puede hacernos daño.

Para realizar de la mejor manera esta especie de misión que tenemos que asumir queramos o no, el buen médico de familia lo quiere, el profesional necesita tres facultades imprescindibles: libertad, conocimiento y autoridad. Cualquier cosa que socave estas virtudes, que disminuya la capacidad del médico para cumplir su contrato con el paciente se convierte en un enemigo de la consulta abierta y por ende de la mejora de la salud del paciente.

prejuicios en la consulta

Durante la consulta diaria y especialmente  cuando nos enfrentamos a síntomas somáticos de origen poco claro o inexplicados los médicos recurrimos a la petición de pruebas como un análisis de sangre sin un objetivo diagnóstico claro.

En unos casos es simple y llanamente el resultado de una petición expresa por parte del paciente.

En otros subyace la creencia, fundada o no, por parte del médico de que la realización de una analítica  tranquilizara al paciente y aumentara su satisfacción.

Conscientes de que esta práctica no es del todo correcta y que se podría ensayar un especie de espera activa antes de realizar un analítica, un grupo de investigación de medicina general holandés publicaron un estudio titulado Influence of Watchful Waiting on Satisfaction and Anxiety Among Patients Seeking Care for Unexplained Complaints donde se pone a prueba la hipótesis de que no realizar una analítica incrementa la insatisfacción y preocupación de los pacientes.

En este ensayo clínico aleatorizado por cluster, donde la unidad de aleatorización era el consultorio compuesto por uno más médicos, se formaron tres grupos, uno compuesto por medico que pedían de forma inmediata el análisis de sangre, un segundo que posponía esta petición tras unas cuatro semanas de espera expectante, y un tercero que hacia los mismo que el segundo pero además participaban en un programa de mejora de la calidad asistencial.

Los pacientes acudían a consulta con síntomas tales como fatiga o síntomas músculo-esqueléticos  y se consideraban como de causa incierta si tras  una entrevista y exploración estándar, media no se lograba llegar a un diagnóstico. La satisfacción y preocupación después de la consulta se midió con dos preguntas, así mismo se les pregunto sobre la satisfacción en general con su médico de cabecera y su preocupación antes de la consulta.

Los resultados en las puntuaciones a las dos preguntas no variaron significativamente entre los tres grupos. Tras un análisis multivariante se estudiaron las variables que se asociaban con aumento de la satisfacción, y se encontraron  que estar satisfechos con su médico en general o sentir que se les tomaba en serio eran lagunas de ellas. Por el contrario la satisfacción disminuía si su médico era joven o cuando su médico creía que sus síntomas eran soportables. La preocupación o ansiedad de los pacientes tras la consulta se asociaba con estar preocupados previamente, o en le caso de que los pacientes esperaban ser remitidos al especialista,  o que se les realizara un análisis de sangre.

Este estudio no confirmó la hipótesis de que esperar en la petición des pruebas para los pacientes con quejas inexplicables disminuiría la satisfacción del paciente y aumentar la ansiedad de estos paciente. Nos muestra que entre pacientes con síntomas inexplicados, pedir análisis de sangre no aumenta la satisfacción con la visita, ni disminuye su preocupación. En su lugar, los pacientes valoran más aspectos específicos de la comunicación del médico con el paciente.

el efecto calimero

El efecto calimero es un efecto paralizante que se produce en el ánimo de algunas personas como resultado de la creencia, generalmente injustificada, de que son victimas perennes y perpetuas de injusticias sin número. Llamado así por el personaje animado Calimero un pequeño pollito negro con la mitad de la cáscara de un huevo en la cabeza, que se caracterizaba por repetir constantemente una frase, que llego a ser famosa. «Esto es una injusticia».

De alta contagiosidad y diseminación rápida e irregular este efecto es altamente prevalente entre los profesionales de la atención primaria española, por si solo no es especialmente peligroso pero unido a otros procesos puede ocasionar problemas de difícil resolución. Una forma de luchar contra las consecuencias de este efecto es simplemente reflexionar, pensar en causas y soluciones alternativas a nuestros problemas, más allá de achacar nuestros males a oscuras conjuras de bastardos intereses.

Cabe preguntarse si al igual que los profesionales, los pacientes son susceptibles de ser atacados pro el efecto calimero. Una visita breve y superficial a un centro de salud podría dar lugar a una impresión errónea, es mejor adentrase en los que sucede tras las puertas de las consultas. Todo lo que pasa dentro de una consulta es un mundo bastante inexplorado y poco conocido, en parte por la dificultad que entraña, en parte por un escaso interés en conocer y actuar en este momento de la interacción entre pacientes y el sistema sanitario. Con una metodología cualitativa que utilizaba las encuestas y la grabación de entrevistas clínicas, investigadores de atención primaria de la universidad de Duke publicaron en 2007 un artículo titulado Behind Closed Doors: Management of Patient Expectations in Primary Care Practice donde se estudiaba como se cumplen las expectativas de los pacientes durante el encuentro con el médico.

A más de doscientos pacientes se les realizo una encuesta donde se recogían sus expectativas con respecto a medicamentos, pruebas diagnósticas o derivaciones a otros estamentos. Tras la entrevista se grabaron todas las consultas medicas, comprobándose que prácticamente todas las expectativas de los pacientes se planteaban durante el encuentro del paciente con el medico y también casi todas (hasta el noventa por ciento) se satisfacían, bien directamente o bien por una alternativa sugerida por el medico. Cuando se preguntaba a los profesionales estos manifestaban que hasta la mitad de las respuestas a las peticiones no se hubieran realizado si no se hubieran planteado directamente por los pacientes.

Los nuevos enfermos

Cuando ya hace unos meses hacia “googling” con el objeto de encontrar información para una mesa redonda a la que me había invitado la somanfyc y, justo cuando estaba empezando a maldecir mi ligereza a la hora de aceptar invitaciones, me encontré la reseña de un libro que comenzaba así: Todos creemos y aceptamos que la medicina preventiva mejora la calidad de vida de las personas, pero no solemos cuestionarnos si su aplicación puede causar daño.

Era justo lo que necesitaba, resumía en una frase lo que ya me llevaba cuarenta diapositivas intentando explicar. El problema es que no iba a poder leerlo antes de mi ponencia; como siempre, lo había dejado para el final y no había tiempo material para que el libro llegara mis manos. Así y todo, me apetecía leerlo, el tema me había interesado desde siempre y sospechaba que continuaría mi interés a pesar de mis sufrimientos con la charla. Además, tenía un valor añadido: el autor se apellidaba Rubistein (aunque luego comprobé que no, sospeché que era familiar de mis amigos Adolfo y Fernando) y trabajaba en el Hospital Italiano de Buenos Aires (uno de los centros de excelencia para la medicina de familia de habla española).
He de confesar que, al principio, pensé que sería uno más de los libros que se están publicando sobre el fenómeno denominado “mongering diseases” o que sería una acumulación de evidencias a favor y en contra de las actividades preventivas, pero el título- y el subtítulo- me atraía y pronto descubrí lo erróneo de mi prejuicio.

Bastó leer la introducción:

“Soy médico de familia y una de las tareas más importantes en mi práctica cotidiana es la prevención. Casi todos los días, en mi consultorio, intento ofrecerles a mis pacientes ciertas prácticas preventivas con el objetivo de mejorar su salud. Con mis colegas de Medicina Familiar pasamos largas horas discutiendo cuáles tiene sentido realizar y cuáles no; revisamos la literatura médica, discutimos acerca de la evidencia científica que avala el beneficio de ofrecerles a nuestros pacientes y compartimos nuestras dudas con colegas de otras especialidades. Estoy convencido de que la medicina preventiva es eficaz, útil, necesaria, importante y que salva vidas y evita sufrimiento, y por eso ejerzo este trabajo con mucho placer y orgullo. Sin embargo, soy consciente de que es una tarea compleja, ya que se realiza con individuos básicamente sanos, y la principal premisa que debe tener todo médico es la de “primum non nocere”; es decir, “ante todo: no dañar”. En este sentido, la medicina preventiva tiene también desventajas y puede causar sufrimiento a las personas. En este libro me propongo revisar las ventajas de algunas prácticas preventivas, pero también voy a describir algunas desventajas, que afortunadamente no suelen ser graves, pero que creo convincente discutir y conocer”.

En el libro sobrevuela y explica la prevención primaria, la secundaria y el consejo médico y,  hay que decir que lo hace de forma brillante sin recurrir en exceso a la «evidencia»,  lo logra engarzando sus reflexiones, dudas y conclusiones con el relato de los encuentros con sus pacientes. Empeñado inicialmente en contrarrestar las exageradas ventajas que el tiempo ha dado a estas intervenciones, llega un momento que teme caer en una injusticia similar y, al contrario, que otros colegas que han tratado el tema, se retrae, plantea la duda. En lugar de la descalificación necesaria pero fácil de ciertas prácticas, pone sus tribulaciones sobre el tapete de una mesa ocupada por su paciente y por él, las saca a colación en el discurrir de la entrevista y deja que lo malo y lo bueno, lo correcto y lo incorrecto se mediatice según sea bueno o no para el ser humano enfermo o no, que tiene delante.

Lo más sorprendente de este breve libro es que no se dedica a acumular evidencias, y seguro que podría, en contra de la medicina preventiva. Tampoco hace un relato periodístico sobre las enfermedades inventadas sazonado con el morbo de delatar los negocios que esta “nueva enfermedad” ha originado. Lo que hace es plantear interrogantes que un médico de atención primaria comprende de inmediato, y que nos asaltan en cada momento de nuestra práctica profesional.

La parcela preventiva ocupa una parte importante del trabajo de un médico de familia, requiere un esfuerzo continuo repetitivo del que no se ven resultados inmediatos y cuya incidencia en un individuo concreto es muy incierta. En varios capítulos y, en el alma de todas las páginas del libro, se plantea si todo este esfuerzo merece la pena y si la detección precoz causa más beneficio que daño a los pacientes a la vez que se deja que estos expliquen lo que sienten ante su médico que ese día esta especialmente inquisitivo con la excusa de que va a escribir un libro.

Otra interrogante es si pueden llamarse enfermedades a los hallazgos que suceden durante estas actividades preventivas. El autor hace en este sentido y al intentar contestar a esta cuestión un aporte fundamental, encontrar un nombre a una nueva condición, que no es una enfermedad pero tampoco su ausencia; y más que hallarle un nombre plantea la necesidad de que exista este nombre. Lo explica muy bien con el ejemplo de cómo difiere el significado de la palabra nieve para los esquimales y para los que no los somos, para nosotros esta palabra tiene un único significado y siempre que decimos nieve pensamos en lo mismo; sin embargo, los esquimales utilizan varias palabras para referirse a la nieve: tienen una palabra para la nieve fresca, otra para la nieve dura, otra para la nieve que cae en copos suavemente, otra para la que cae fuerte y duele.

No se puede, no se debería, llamar enfermedad al hallazgo de una densidad mineral ósea dos coma cinco desviaciones estándar por debajo de la media en una densitometría de una mujer sana, de igual manera no es enfermedad, es otra cosa, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes, o incluso un carcinoma “in situ”. El autor nos invita a buscar una palabra nueva que esté vinculada con la prevención y con la modernidad de lo que significa adelantarnos en el tiempo natural del desarrollo de las enfermedades. Es hora de inventar una palabra nueva y propone hapre, una contracción de hallazgo que aparece gracias a la acción de la medicina preventiva. La idea es muy interesante en una época en que términos como: prediabetes, prehipertensión o conceptos como disminución del umbral diagnóstico o inercia terapéutica, se hacen hueco con éxito en el paradigma médico imperante y que ya empiezan a colarse en el espacio del conocimiento colectivo de nuestros pacientes.
El neologismo escogido: hapre, tal vez no sea muy atrayente pero es necesario y con seguridad es el primer paso en la batalla de la desmedicalización que debe empezar cuanto antes. Si como Stein consideramos que tan solo empleando el nombre de una cosa ya se invoca el imaginario y las emociones asociadas con ella; eliminar el pensamiento de enfermedad de lo que no es sino riesgo o probabilidad aumentada, no es una cuestión (solo) semántica, es guiar a los pacientes al sitio donde realmente están.

Con médicos tan brillantes como el Dr. Rubinstein este ineludible itinerario ha comenzado a iniciarse y algunos de sus pacientes ya lo saben.

Los nuevos enfermos.Ventajas y desventajas de la medicina preventiva
Autor: Dr. Esteban Rubinstein
ISBN: 978-987-1639-00-7 // 164 pp.

ante las peticiones : Amazon.com NUEVOS ENFERMOS, LOS (Spanish Edition) http://amzn.to/ben3I1

cara a cara

Hace ya varios- muchos- años me pareció una idea  extravagante, pero a la vez genial de Juan Gérvas la costumbre de dar a sus pacientes un panfleto donde exponía su currículo y una explicación sucinta de lo que podía ofrecerles en su consulta, incluso creo recordar, pero no estoy seguro, que incluía una foto con su impagable pajarita (el gran González Posada me consiguió uno, pero lo perdí).
Era una iniciativa extraña en una época donde la figura del médico se pretendía diluir en honor al ser supremo Equipo de Atención Primaria (así, con mayúsculas mal puestas) y donde incluso los médicos de familia preferían una especie de semianonimato ante sus propios pacientes. Recuerdo también que mi propuesta de hacernos tarjetas de visita profesionales tuvo más impedimentos entre los mismos médicos que en la gerencia, que incluso nos las pago. Viene esto a colación de un artículo publicado en la revista de diseño web Smashing Magazine donde se expone que:

en cualquier empresa donde la gente  que trabaja en ella son tan importantes como la propia empresa, es probable- y deseable- (el acotado es mio) encontrar en su página web una ampliación de las páginas «sobre nosotros» – about- que incluye información sobre cada empleado. Estas páginas llamadas «Conoce al equipo» –meet the team- son páginas habituales entre los diseñadores de web y otras empresas creativas, pero también se encuentran en los sitios de otras muchas compañías. Estas páginas son una valiosa adición a cualquier sitio donde el contacto humano es una parte importante de la industria. Añade un toque personal a la empresa y puede prestar confianza a los visitantes.

Hay repente caras detrás de los nombres, y se convierte en una empresa «real» para el visitante, en lugar de otro sitio web. Esto crea credibilidad para muchos, lo que es importante teniendo en cuenta lo sensibilizada que esta la gente con fraudes en línea y actividades de phishing. Agregar información a un sitio web sobre los empleados clave de una empresa es una manera simple pero efectiva de hacer que se destaque la empresa en la mente de sus clientes potenciales.

Presentan un puñado de tendencias y algunos ejemplos interesantes de páginas tipo «Conoce al equipo » y fíjate por donde nos dan ideas de cómo ganar confianza y credibilidad -lo que buscamos en información médica- sin necesidad de sellitos, ni otras zarandajas -la cantidad pasta que se están gastando ahora con lo de la confianza en línea-.
Ejemplos como este o la página de Medline Plus en español que utilizan al popular Don Francisco – quien no ha visto en Hispanoamérica el soberbio Sábado Gigante– para poner cara y credibilidad a la información para pacientes.
Tanto para las propias“empresas” sanitarias como para sus «clientes» es muy importante «ponerle cara» a las personas que atienden a los enfermos.

¿Por que cuando se hace una página de un servicio sanitario no ponemos las fotos de los que trabajan alli?.
Se puede y debe hacer incluso de forma divertida o heterodoxa. ¿Por qué no ponemos videos como este en lugar de maquetas de edificios?
La respuesta es el escaso desarrollo de internet en la sanidad pública predominante en nuestro país. Las autoridades, las que saben un poco- las otras, ni eso- se entretienen y gastan el dinero en entelequias falsas. Difícilmente podrán cara al personal sanitario cuando muchas veces nos consideran como tropas de semizombies empleados a su servicio.
También influye, y no hay que negarlo, una especie de falso pudor muy español a aparecer en público y en la red, sorprende que en mucho blogs e iniciativas privadas en Internet sea difícil, no ya encontrar la foto, sino el nombre y apellidos y una breve reseña biográfica del autor, o la forma de contactar con él.

Estamos de acuerdo que nos vendemos nada, pero el cacareado lado humano de la medicina debería empezar viéndonos las caras

él lo hace por ti

¿Me vacuno, o no? Toma de decisiones informadas

en consulta

aviso para navegantes

En las navidades pasadas, que fueron duras por las falta de suplentes, se puso en las consultas de medicina general un cartel informativo, auspiciado por la gerencia, que recomendaba a los pacientes consultar solo por un motivo. ¡Si, aunque no te lo creas! que dejaran aunque solo fuera por esas fechas, el famoso poyaque * o el mas cabreante comonoveapro**.

Pues bien, aunque uno pueda pensar que esas cosas solo ocurren por estos lares de asistencia gratuita, esta equivocado, una editorial del CMAJ nos pone sobre aviso que también en Canadá la gente se dedica con ahínco a este despreciable deporte del poyaque, hasta el punto que algunos médicos están empezado a colgar carteles de «un solo motivo de consulta, por favor». El editorial expone las dudas razonables sobre la utilidad de esta conducta, el punto de vista de los que la apoyan y las alternativas basadas en una entrevista dirigida.

Ya sabes contra el Poyaque y el Comonoveapro contraataca con el Algucomas***

* POYAQUE : Expresión proveniente del latín que implica incremento de trabajo , inducido en nuestro caso por el paciente.Ejemplo: «Poyaque estoy aqui me mira ud este grano». En algunos centros más `progresistas» se sustituye por el moderno «Yaquestás».

**COMONOVEAPRO: Expresión que el usuario expresa en parecidas situaciones al POYAQUE, pero que denota una mayor estupidez desprecio por el tiempo del médico. Con estas palabras nuestro querido amigo muestra que desconoce el concepto de seguridad, y que no sabe que la asistencia sanitaria no es algo que uno este obligado a consumir. Ejemplo: «comono vengo nunca, aprovecho pa eseñarle esta mierda de grano que ni siquiera se ve, pero que me tiene preocupado por si es algo malo»

***ALGUCOMAS: No es el nombre de un nuevo antidiabético, sino el acrónimo de Alguna cosa mas que es la frase que recomiendan los beatíficos seguidores entrevistologos de Borrel y algún americano descarriado, para reconducir la entrevista clínica y que el usuario no se enrolle con nuevos poyaques