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Ternura clínica

por Mercedes Pérez Fernández y Juan Gérvas. Médicos generales jubilados, Equipo CESCA, Madrid (España)

Introducción
La ternura es ese sentimiento que nos pone “tiernos” ante el amor y el dolor, una conmoción interior que nos une entrañablemente a quien amamos o/y a quien sufre, un estado de ánimo que nos predispone a la ayuda, una maleabilidad para “deformarnos” con facilidad y adaptarnos a quien nos necesita con cordialidad apropiada a la situación. Ternura es lo opuesto a crueldad, dureza, frialdad, indiferencia y maldad pues implica trato digno y respetuoso. En la consulta, la ternura pone al Otro en el centro de nuestro corazón para dar la mejor respuesta clínica posible.
La ternura es parte de la espiritualidad que nos hace vibrar a los humanos, espiritualidad como sentimiento general que responde a lo que el ser humano no logra comprender: la existencia de su propia vida y del universo, el amor y la amistad en su profundidad, la conciencia de libertad, la inevitabilidad del sufrimiento y de la muerte, el ser grupal y personal, la angustia vital, etc. Como tal sentimiento también conlleva conmoción, y muchas veces recogimiento y meditación.

Atención clínica armónica
En nuestra opinión, hay al menos tres claves para prestar una atención clínica armónica (clemente, segura y sensata):

  • Comprender y aceptar que el objetivo sanitario no es disminuir morbilidad y muertes en general, sino la morbilidad y mortalidad innecesariamente prematura y sanitariamente evitable (MIPSE).
  • Promover que los profesionales ejerzan con dos éticas sociales fundamentales, la de la negativa y la de la ignorancia. Y
  • Tener en la práctica clínica compasión, cortesía, piedad y ternura con los pacientes y sus familiares, con los compañeros, con los superiores y con uno mismo.

Compasión
Tener compasión del paciente y de sus familiares es entender su sufrimiento y desear ayudar a resolverlo. La compasión va más allá de la empatía, pues ésta es una forma de inteligencia, de capacidad cognitiva, de «entender inteligentemente», mientras la compasión se refiere a un nivel más básico, de solidaridad ante el sufrimiento. La compasión es un sentimiento, no un conocimiento.

Cortesía
Trabajar con cortesía es respetar las buenas costumbres, según la cultura y situación del paciente. Por ejemplo, no es la misma la cortesía con un niño que con un anciano, ni con una adolescente a la que se conoce desde que nació que con una adolescente extranjera en su primera consulta. Pero en todos los casos hay que buscar que el paciente se sienta cómodo y relajado, con libertad para expresarse al ser tratado con la deferencia apropiada. Cortesía es en parte etiqueta, dar la mano o tratar de usted al anciano, por ejemplo, pero como una forma de expresar reconocimiento, no como mecanismo para establecer barreras.

Piedad
Trabajar con piedad es reconocer el impacto del sufrimiento en el paciente y sus familiares y tener conmiseración. La enfermedad cambia el curso de la vida de los pacientes. Ser enfermo es volverse frágil, es perder la integridad física y/o mental que caracteriza al ser humano. La piedad permite tener clemencia, entender lo que significa la enfermedad en el devenir personal, familiar, laboral y social del paciente. La piedad es también importante con los compañeros, y con uno mismo, pues enfrentarse al sufrimiento, el dolor y la muerte de los pacientes no es fácil, y cambia y afecta a los médicos en formas a veces sutiles, a veces evidentes. Al trabajar con piedad se reconoce ese constante impacto del sufrimiento y se cumplen más fácilmente los deberes, que implican compromiso y exigencia ética y profesional. La piedad se demuestra, por ejemplo, en las consultas en las que el paciente llora, y en general en las «consultas sagradas».

Ternura
Trabajar con ternura es tener una actitud de reconocimiento del «Otro» (paciente y sus familiares) como humano doliente, que precisa de un afecto y delicadeza especiales. Es, en un ejemplo, dar la mano (por cortesía), pero dar un apretón cálido, que diga «aquí estoy, tengo formación y capacidad para ayudarle a seleccionar la mejor alternativa y, además, para hacerlo con cercanía, sencillez y sinceridad, con el calor de un humano que identifica a otro humano que sufre». Equivocadamente, la ternura sólo suele esperarse y/o exigirse en las relaciones amorosas, pero justo el paciente y sus familiares necesitan amor y ternura a chorro, y negarlo es un error. El médico que trabaja con ternura, sin darse cuenta, pone buen cemento que liga sus decisiones clínicas a las expectativas de los pacientes y, por consecuencia, tiene mayor probabilidad de éxito terapéutico.

Oswaldo Guayasamín

Algunos ejemplos de ternura en la clínica:
Cuando el paciente responde a la pregunta casi de rutina, al iniciar una historia clínica: “De qué murió su padre”. “De hambre”. Y rompe a llorar.
Cuando una chiquilla de 15 años asiste a la consulta con su hermana pequeña, de 12, que le da vergüenza venir con su madre, y el motivo es: “Pues ya ve, doctora, que dice que tiene los labios de la vulva malformados”. Y son normales.
Cuando tu paciente está muriendo y le has puesto en su casa la sedación terminal, que te agradece apretando la mano que le has dado, que no sueltas, conmovido, hasta que no se relaja.
Cuando viene la madre con su bebé, a presentártelo, tras un primer embarazo tormentoso, ya casi a los 50 años de edad.
Cuando la niña de 5 años te dice en la consulta: “De mayor yo también quiero ser doctora”.
Cuando en la calle te encuentras sentado en un banco a ese paciente que apenas viene, y sabes por su madre que ha tenido un ingreso forzado en psiquiatría, y al pararte a hablar con él se levanta y te abraza sonriendo: “Gracias por verme, doctor, la gente pasa y ni me mira”.
Cuando el anciano viene a la consulta “excesivamente” arreglado y el motivo de visita es: “Que me llevan a una residencia, doctora. Que no tengo ya sitio en la casa de mis hijos (mi casa, en realidad)”.
Cuando la señora de la limpieza cuida amorosamente las flores de tu consulta, y se lo agradeces: “¡Qué bonitas están las flores, gracias por cambiarles el agua cuando me olvido!” y te contesta: “¡Ya me gustaría a mí tener en casa un ramo como ese!”. Y se lo regalas, claro.

¡Son tantos los momentos de ternura, de ternura en la clínica, de ternura terapéutica que sana a profesionales y pacientes-familias!

Síntesis
La ternura es un modo de situarnos en la clínica, una forma desarmada de acompañar sin miedo, un valor esencial para estar sin más (ni menos), para cuidar y sanar en amor, dignidad y libertad.
Desde luego, “la ternura es para valientes«, porque es situarnos desde la debilidad, sabiendo que nos pueden herir”.

Dr Google ¿aliado o enemigo?

Information from Your Family Doctor

Leyendo la sección de información a pacientes de una conocida revista americana hemos recordado una información que (desgraciadamente) se debe dar en nuestro país, antes incluso que la relacionada con la propia enfermedad. Esta relacionada con el trabajo y como afecta a la actividad laboral contraer enfermedades leves, pero que le dejan a uno incapacitado, por un breve periodo de tiempo y muy propias de estas fechas invernales.

Si Ud. esta enfermo y no puede ir a trabajar durante unos días, puede necesitar:

  1. Nada más que el tratamiento, incluso no tendrá que ir al medico porque de sobra sabe como tratarlo. Enhorabuena, probablemente sea Ud. autónomo o trabaje en una empresa o en un pais, donde se fíen de Ud. y no necesite ningún documento que acredite su estado de enfermedad. Si es así , aproveche y agradezca la  confianza y no se empeñe el llevar el papelito «por si acaso».
  2. Un justificante de asistencia en sus diversas tipologías ( solo asistencia a consulta, con necesidad de reposo, reposo cuantificado en días, con hora de salida, con hora de entrada y salida, etc.). Este es «necesario» cuando la baja es igual o inferior a tres días, y por tanto la empresa no «necesita», o  no le requiere, la incapacidad temporal (IT). A la empresa le da igual desde el punto de vista económico; al fin y al cabo no le va pagar esos días (a excepción de lo contrario, vía convenio). Debería saber, que a pesar de estar muy extendido, el medico no tiene obligación legal de hacer ningún justificante y en muchos sitios como hospitales y centros de salud (libre de lobbies administrativos) no se hacen en la consulta, sino en áreas especificas o incluso lo puede dar una «maquinita».
  3.  Necesita la tramitación de incapacidad temporal. Esta se inicia por enfermedad común o accidente no laboral desde el 4º día de la baja, si bien una oscura interpretación de la norma hace que a veces las empresas puedan reclamar esta situación y sus correspondientes «papelitos» desde el primer día.
  4. Un estrafalario documento que indique que esta lo suficientemente malo para faltar a trabajar, pero no para estar de baja, siempre con el limite temporal de los tres días. Lo explicamos: Ud es funcionario o asimilado, con motivo de la crisis se han modificado la prestación económica en la situación de incapacidad temporal de tal forma, que ahora si se le descuenta dinero si Ud. falta a trabajar. Para compensar este problema ( común por cierto a las trabajadores del régimen general) no se sabe muy bien quien, se ha sacado de la manga un supuesto algo Kafkiano de «enfermedad o accidente que no den lugar a incapacidad temporal« *. Para estos casos, bastaría la presentación de un documento acreditativo en el que el facultativo refleje el tiempo que considere que la persona estará incapacitada para desempeñar su trabajo. El problema es que el facultativo NO tiene ninguna obligación de hacerlo y puede negarse a ello. La amenaza de los servicios de personal de aplicar los descuentos establecidos, como si se estuviera en situación de IT si no se presenta este documento, son fútiles.Si los de personal no cuentan con el documento de IT, solo le podrían acusar de faltar al trabajo si justificación, hecho que tampoco es cierto y puede demostrar  aportando el justificante estándar. Su médico de familia se lo va hacer en cualquier caso, una malentendida solidaridad  de clase funcionarial, un peor entendido sentimiento de buenismo hacia el paciente y estar acostumbrado a doblar la cerviz, hace que los médicos de familia pasen por cualquier cosa. No deberían, eliminar la burocracia inútil y que el medico trabajara para Ud. y no para la empresa y administración, redundaría en su beneficio, aunque tuvieran que reivindicarse medidas drásticas e incomodas inicialmente.

Como se dice literalmente: Las ausencias debidas a enfermedad o accidente que no den lugar a incapacidad temporal no serán causa de descuento en nómina, con el límite de cuatro días de ausencias a lo largo del año natural, de las cuales sólo tres podrán tener lugar en días consecutivos. Los denominados Catarrosos (de Catarro y Moscosos)

PD: Como no soy experto (ni lo quiero ser) en estas  lides de la IT puede que esta entrada contenga alguna inexactitud. Encantado que alguien nos corrija.

leyendo que es gerundio

De tres artículos tres que tenia pendientes, al menos dos son comentados en otros blogs, asi que copio y pego y me ahorro el resumen:

De Hemos leido

S. Pérez Gil, J. Millas Ros, M.C. López Zúñiga, M.J. Arzuaga Arambarri, A. Aldanondo Gabilondo, R. San Vicente Blanco. Análisis de la prescripción inducida en una comarca de atención primaria. Rev Calidad Asistencial. 2010;25:321-6

S. Peiró, G. Sanfélix-Gimeno . La prescripción inducida, un falso problema que esconde las carencias de la gestión de la prescripción. Rev Calidad Asistencial.2010; 25 :315-7

Comentario de Hemos leido:

La prescripción inducida es uno de los temas recurrentes en cualquier sesión de farmacia que se realiza en los centros de salud. Recurrente porque los médicos de atención primaria saben que las recetas que firman, en muchas ocasiones, no obedecen a su actividad propia como médico, sino más bien a la de un “escribano”, ya sea en papel o informático, del especialista de turno. En otras ocasiones responde a demandas de los pacientes o a prescripciones generadas desde la medicina privada.  Sea cual fuere el origen de la prescripción inducida, es un tema recurrente porque este hecho limita la capacidad real de mejorar de un médico: lo que parece que él hace, frente a lo que realmente quiere hacer.

En la revista Revista de Calidad Asistencial leemos un artículo original de Pérez Gil S. et al en donde se analiza la prevalencia, el orígen, y el gasto atribuíble de la prescripción inducida en Atención Primaria, en una Comarca de Gipuzkoa. De 6.919 prescripciones, el 44% fue prescripción inducida, lo que suponía el 62,2% del gasto total. El precio medio de la receta inducida fue de 22,3 euros frente a los 10,6 euros de media de las recetas de prescripción propia. Los subgrupos terapéuticos con mayor gasto inducido fueron los hipolipemiantes y los broncodilatadores. Los autores encontraron un grado de acuerdo del médico con la prescripción inducida del 28,8%. Analizando la adecuación de los indicadores de calidad de la prescripción, de cada tipo de prescripción observaron como había una mayor adecuación en la prescripción propia frente a la prescripción inducida.

Como se apunta en el título del Editorial de la revista: “la prescripción inducida, un falso problema que esconde las carencias de la gestión de la prescripción”. Muy recomendada su lectura. Subrayamos: “…con o sin prescripción electrónica no parece razonable que desde las administraciones sanitarias no se aborde también la coordinación de la gestión de la prescripción en todos los niveles asistenciales. Continuar evitando que el instrumental y las actuaciones de gestión de la prescripción entren en las consultas externas, en las urgencias hospitalarias y en la prescripción al alta supone aceptar un importante derroche, deslegitima el resto de actuaciones de gestión farmacéutica, reduce la seguridad de los tratamientos y, a estas alturas, es simplemente injustificable”.
Yo no añado ni quito ni un punto.

De Sano y Salvo

Mira JJ, Nebot C, Lorenzo S Pérez-Jover V.  Patient report on information given, consultation time and safety in primary care.Qual Saf Health Care 2010;19:1

Resumen de Sano y Salvo: Valoración del paciente sobre la información proporcionada, el tiempo de consulta y la seguridad en Atención Primaria
La revista Quality&Safety in Healthcare ha publicado un artículo de Mira, Nebot, Lorenzo y Perez-Jover con el título Patient report on information given, consultation time and safety in primary care que, por el interés de sus resultados, hemos querido resumir. En los países, como España, en los que el médico de familia (o el pediatra) actúa como gatekeeper o encargado de la puerta de entrada al Sistema Público de Salud, se plantea periódicamente la necesidad de que el médico disponga de, al menos, 10 minutos por paciente para asegurar la calidad de la asistencia sanitaria.

Este estudio (entrevistando a 15,282 pacientes de 21 centros de salud) pone de relieve que, en la medida en que se reduce el tiempo de consulta, es más probable que surjan complicaciones y el paciente necesite una segunda visita. Lo que genera, en definitiva, un mayor coste, tanto para el Sistema como para el propio paciente. Además, desvela que la seguridad del paciente disminuye cuando cambia frecuentemente el médico de cabecera (o pediatra) y cuando el médico no informa al paciente con suficiente detalle sobre el tratamiento que debe de seguir.

Además de los resultados obtenidos, un valor añadido destacable del estudio es su objetivo: la valoración de la seguridad del paciente por sus protagonistas. Algo todavía poco frecuente en los estudios.

twitea que algo queda

casadoSigue mi consulta en Twitter  Es lo que se propone este médico madrileño para comunicarse con sus pacientes en vivo y en directo. mediante twitter da información sobre la agenda de la consulta (días que tengo curso, si hay suplente o no, los dias que estoy de “interior” etc) y enlaces a páginas sobre  educación de la salud que cree interesantes y otras cosas de interés.

Solo le queda quitar la horrible foto, actualizarlo y darle el twit a algún paciente, pero en cualquier caso una buena idea.

no controles

En la revista Annals of Internal Medicine ( mayo 2008 nº9) se publica un articulo que muestra que los análisis de control del colesterol se pueden realizar con intervalos de tiempo mas amplios que los actuales. De forma rutinaria se suelen realizar analisis cada seis o doce meses ( con un intervalo de confianza que va desde el mes hasta el infinito) pero las pruebas que están detrás de esta conducta son escasas y se basan más en apreciaciones personales de los médicos y los expertos que en estudios rigurosos. Tomado como base las medidas del nivel de colesterol de los participantes en el ensayo LIPID y utilizando el concepto de señal/ruido, determinan que muchos de los controles realizados a medio corto plazo muestran que tras el descenso inicial hay poca variación y que los cambios observados en los controles tempranos son más bien debidos a variaciones aleatorias que cambios reales. En estos plazos y en determinados niveles son mas frecuentes las medidas que reflejan falsos, que verdaderos positivos La recomendaciones que se derivan de este artículo es que los controles se puede hacer cada 3 o 5 años en lugar de de cada pocos meses o anual.

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