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Beneficios de evitar la atención médica innecesaria durante la pandemia de COVID-19
En la asistencia sanitaria se dan todos los días ejemplos de lo que se llamado ley de las consecuencia inesperadas. En una reciente entrada presentábamos un articulo del NEJM sobre el rápido aumento de los diagnósticos de melanoma cutáneo. En este, se hacia notar que procedimientos como la dermatoscopia y la utilización del reconocimiento de imágenes junto a la inteligencia artificial, habían colaborado en esta «epidemia» de diagnósticos. Todos los problemas y daños que ha traído la pandemia COVID-19 ha tenido de forma paradójicamente efectos beneficios la disminuir la interacción habitual de los ciudadanos con el sistema sanitario. Sistema que por mucho que cueste entender esta plagado de intervenciones de bajo valor, ineficaces e incluso dañinas.
En el segundo número de mayo de la revista American Family Physicians se publica una editorial que resume perfectamente este asunto y la oportunidad que se presenta de evitar este despilfarro en salud y dinero
Traducción no autorizada de Benefits of Avoiding Unnecessary Medical Care During the COVID-19 Pandemic por Roth AR y Lazris A. Am Fam Physician. 2021 May 15;103(10):584-585. Disponible gratuitamente aquí
En todo el mundo, los hospitales y profesionales de la salud continúan enfrentando la aguda crisis de atención a pacientes con COVID-19. Centrarse en la atención a pacientes en estado crítico ha restado importancia a la atención médica de rutina, incluyendo reconocimiento médicos, manejo de enfermedades crónicas, procedimientos quirúrgicos electivos, vacunas, atención médica preventiva y detección de cáncer y otras enfermedades.1 Se estima que la atención médica no urgente disminuyó hasta en un 60% durante la primavera de 2020.1,2
Las estrictas políticas de visitas y el temor de infectarse mientras están en el hospital o en los centros de salud han llevado a muchos pacientes a aplazar o evitar la atención médica necesaria, con graves consecuencias, incluyendo la muerte por accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y otras enfermedades agudas.3 No obstante, puede haber un resquicio de esperanza cuando se han aplazado determinados tipos de cuidados rutinarios. 4 Durante muchos años, estudios han demostrado que el sistema de atención médica de los Estados Unidos [y en otros países como España N del T], proporciona un alto volumen de atención medica de bajo valor, que se define como prestaciones médicas para los que el potencial de daño o alto costo generalmente supera los beneficios. 5–7 La atención de bajo valor no sólo es despilfarradora, sino que a menudo conduce a una cascada de sobreutilización de pruebas, sobrediagnóstico, sobretratamiento y aumento de la morbilidad y mortalidad. 8,9 Entre el 10% y el 20% de la atención médica prescrita en los Estados Unidos se considera de bajo valor a un costo estimado de más de 300 mil millones de dólares anuales. 10,11
Las pruebas y procedimientos que a menudo se citan como de bajo valor incluyen imágenes diagnósticas (por ejemplo, imágenes por resonancia magnética, tomografía computarizada), detección de cáncer en pacientes mayores y muchos procedimientos ortopédicos e intervencionistas de manejo del dolor. 12–17 El valor del examen anual en adultos sanos también ha sido cuestionado porque no mejora mediblemente los resultados de salud y a menudo va acompañado de pruebas de detección de bajo valor, como electrocardiogramas, pruebas de función tiroidea y orina, que a menudo conducen a evaluaciones innecesarias. 9,18
A pesar de los progresos en la identificación de servicios sobreutilizados a través de programas como Choosing Wisely (https://www.choosingwisely.org), Dartmouth Atlas Project (https://www.dartmouthatlas.org) y American Family Physician’s Lown Right Care series (https://www.aafp.org/afp/rightcare),es necesario hacer más para reducir el uso excesivo en la práctica clínica.
¿Cómo puede ser que no dar la atención sanitaria habitual durante la pandemia beneficie a los pacientes? Más de uno de cada cinco reconocimientos de salud para adultos sanos incluye un electrocardiograma; sin embargo, el U.S. Preventive Services Task Force recomienda no realizar esta prueba en adultos asintomáticos y de bajo riesgo porque los daños superan los beneficios potenciales. 19,20 Una disminución del número de reconocimientos médicos y de procedimientos no urgentes durante la pandemia se ha asociado con una disminución del 46% en el número de pacientes que reciben cateterismos cardíacos electivos. 21 Los datos muestran que los enfoques invasivos para el manejo de pacientes con enfermedad arterial coronaria estable no son mejores que el manejo médico adecuado; por lo tanto, es probable que los efectos de la pandemia COVID-19 ayudaran a reducir los costos y riesgos durante los procedimientos con resultados clínicos similares o mejores para muchos pacientes.22
La pandemia COVID-19 ha causado interrupciones significativas en nuestro sistema de atención médica y nuestras vidas. Ha puesto de relieve y exacerbado las disparidades de salud, la injusticia social y el racismo sistémico en la medicina. Tenemos que aprender de la pandemia. Algunos llaman a la pandemia un experimento natural en nuestro sistema de salud; sin embargo, la pandemia también ha brindado la oportunidad de evaluar qué servicios médicos son realmente necesarios y qué pueden hacer los pacientes sin ellos. 4
Los médicos de familia deben proporcionar atención centrada en el paciente y basada en la evidencia que minimice el derroche, el uso excesivo y el infra uso. Cuando la mayoría de la población haya recibido una vacuna eficaz para COVID-19, la tentación de volver a la normalidad será difícil de resistir. Sin embargo, la pandemia COVID-19 debería alentar a los médicos a dejar de proporcionar servicios ineficaces que no han demostrado mejorar la salud de los pacientes.
La Doctora juguetes hace un chequeo
Las revisiones médicas (general health checks en el original) se utilizan en varios países. Sin embargo, la evidencia sugiere que no son eficaces y ofrecen atención médica de bajo valor. [en España son obligatorios por ley en determinados ámbitos como el laboral]
Carl Heneghan,, Kamal R Mahtani
La siguiente entrada es el resultado de traducir y adaptar el articulo de Heneghan C, Mahtani KRIs it time to end general health checks? BMJ Evidence-Based Medicine 2020;25:115-116.
La actualización reciente de una revisión de Cochrane tenía como objetivo cuantificar los beneficios y daños de los reconocimientos médicos (definidos como «detección de más de una enfermedad o factor de riesgo en más de un sistema de órganos») en adultos sanos en comparación con ningún control.
La revisión incluyó 17 ensayos aleatorizados, de los cuales 15 proporcionaron datos de resultados para 251 891 participantes. Nueve de los ensayos se realizaron en un centro médico, cinco en los consultorios de medicina general y uno en un lugar de trabajo. Los reconocimientos generales no afectaron a la mortalidad total, la tasa de riesgo (RR) 1,00 (IC del 95% 0,97 a 1,03); o mortalidad por cáncer, RR 1,01, (IC del 95% 0,92 a 1,12). Los controles sanitarios tampoco tuvieron ningún efecto significativo en la mortalidad cardiovascular, las cardiopatías isquémicas mortales y no mortales.
La interpretación de los resultados de la revisión se limita por los problemas de generalización: hace 50 años se realizaron seis ensayos —en la década de 1960— una época en la que la terapia preventiva moderna no formaba parte de la práctica rutinaria. Tampoco hay consenso aceptado sobre la definición y los principales componentes de los controles sanitarios, y, como consecuencia, los estudios difieren significativamente en los componentes de sus controles.
En los últimos 20 años, han surgido pocas pruebas nuevas para los controles generales de salud, y no ha habido pruebas de alta calidad que comparen los reconocimientos con otras formas de promoción y prevención de la salud. Las razones de la falta de pruebas futuras no están claras. Gran parte del enfoque reciente ha evaluado la estratificación del riesgo y los tratamientos farmacológicos preventivos. Sin embargo, la evidencia para la evaluación del riesgo en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares es deficiente en calidad, y la evidencia de revisiones sistemáticas no muestran ningún efecto de la evaluación del riesgo en la reducción de la morbilidad o mortalidad de las enfermedades cardiovasculares (ECV). Los resultados de los tratamientos preventivos primarios también pueden ser decepcionantes. Por ejemplo, los beneficios en la enfermedad cardiovascular de la aspirina se ven superados por el riesgo de sangrado, y por lo tanto, no se ofrece para la prevención primaria de ECV a pacientes de edad avanzada. Del mismo modo, las estatinas en participantes mayores de 75 años sin enfermedad vascular no parecen reducir los principales eventos vasculares.
La atención primaria es con frecuencia el entorno de elección para implementar estas revisiones. Sin embargo, las pruebas no parecen apoyar esta elección. Una revisión sistemática anterior a 2014 de las revisiones de salud en atención primaria, incluidos seis estudios, encontró que, si bien estos controles estaban asociados con pequeñas mejoras en los resultados de los sustitutos, no condujeron a reducciones de la morbilidad y no tuvieron ningún efecto sobre la mortalidad. Un estudio controlado más reciente de 38 centros de atención primaria que proporcionó chequeos de salud del NHS encontró que en comparación con 41 centros de control con atención habitual no había diferencia en la prevalencia reportada de enfermedades cardiovasculares, incluyendo diabetes e hipertensión durante 3 años. Es poco probable que los reconocimientos del NHS sean rentables, un estudio de modelización reciente vio que las políticas específicas como la reducción de las dietas poco saludables y el tabaquismo eran más rentables que los chequeos.
Los resultados de esta reciente revisión y evaluación sistemática de las revisiones sanitarias en la atención primaria desafían la suposición de que la detección de enfermedades es una medida indirecta de una mejor atención médica— la política sanitaria sugiere y hace con frecuencia lo contrario.
Hace cuarenta años, Haynes y Sackett mostraron por primera vez que la detección de hipertensión en un entorno industrial llevó a aquellos etiquetados como hipertensos a tener más ausencias en el trabajo. Las revisiones sanitarias pueden exponer a los pacientes a pruebas e intervenciones innecesarias, así como a los problemas de sobrediagnóstico. El enfoque en revisiones generales de salud también puede resultar costoso. Como ejemplo, el gasto estadounidense en chequeos de salud equivale a todos los gastos en atención del cáncer de mama. Por consiguiente, es esencial que la comunidad investigadora priorice abordar las incertidumbres en la base de pruebas para el valor de los controles sanitarios y que los responsables de la formulación de políticas sanitarias consideren las lagunas de conocimientos al considerar su uso rutinario.
Veredicto MBE Veredicto MBE sobre: Revisiones generales de salud en adultos para la reducción de la morbilidad y mortalidad por enfermedades. Krogsbøll LT, Jørgensen KJ, Gøtzsche PC. Cochrane Database Syst Rev 2019;1:CD009009. doi: 10.1002/14651858.CD009009.pub3. No hay evidencia convincente que apoye la implementación de revisiones generales de salud en atención primaria. Parece que no afectan los resultados clínicamente importantes y no hay pruebas de alta calidad que sugieran que sean rentables, en particular en comparación con la atención primaria habitual. |
España Cañi
@Eric Topol Cardiólogo, genetista, aficionado a la medicina digital, editor de Medscape y autor de The Creative Destruction of Medicine, publicaba hace unos días este tuit:
Que traducido más o menos quiere decir: Desafiando el dogma médico rutinario, mi resumen actualizado… continúa la reorganización | Gracias por los aportes.
En el comentaba las guías o pruebas diagnósticas que se realizaban de forma rutinaria y que tenían sus días contados, atreviéndose a predecir una fecha.
¿Días Contados? eso es en países civilizados, en una península al sur de Europa un puñado de sindicalistas arropados por jueces y leyes obsoletas no permitirán que esto ocurra. Suponemos que por las dificultades del idioma o por la tradicional idiosincrasia patria, estas cosas no pasan aquí.
buenos hospitales, mala medicina
Con la excusa de la intervención quirúrgica de el Rey en el hospital Clínico de Barcelona, comenta y afirma Arcadi Espada en su columna de El Mundo de ayer 12 de mayo lo buenos que son los hospitales catalanes. Para apoyar su percepción, con la que estoy de acuerdo por otra parte, de la “superioridad catalana en términos de calidad hospitalaria” se recuesta en lo brazos de la bibliometría y su aplicación a la biomedicina.
A poco que se investigue sobre esta aplicación práctica de las ciencias de la información que se conoce como bibliometría , se reconoce su escasa capacidad de medir la calidad y de lo marrullero y susceptible de manipulación de sus indicadores *. Por mucho que lo digan los expertos a los que se arrima Espada, ni los “números” son objetivos por si mismos, ni la bibliometría puede categorizar los hospitales en buenos y malos, ítem mas cuando lo que mide es productividad investigadora y de lo que se trata según parece, es de eficacia asistencial.
En cualquier caso tampoco tiene mucha importancia, no hace falta siguiera soporte tan endeble para reconocer las superioridad de los hospitales de Cataluña sobre los del resto de España . Es una realidad no sé si objetiva, pero sin comprobable y sin duda tiene pocas vueltas.
Sin embargo en estos buenos hospitales no tiene porque hacer una buena medicina y en este caso el ejemplo del monarca es perfecto, con todas las reservas que implica el desconocimiento del caso completo. Lo explica muy bien Julio Bonis en su blog y explicarlo de nuevo seria redundancia, pero el caso de Su Majestad es un paradigma de medicina más que regular. Práctica médica cuya mala calidad pasa inadvertida y es vendida y percibida como buena y salvadora. Esto es así “de siempre” y la causa es una incapaciadad de razonar en clave numérica y epidemiológica de muchos ciudadanos, incluidos muchos médicos y sobre todo de las clases altas y teóricamente cultas de nuestro país.
Las razones que explican que nuestro soberano acuda a los hospitales catalanes, siempre lo ha hecho, no tiene que ver con la superioridad científica catalana, tiene que ver como apunta Arcadi con los sistemas de gestión privados que predominan en los hospitales catalanes. Y no por que los privados sean mejores per se, sino porque sus usuarios, las clases altas del país sin distinción de ideologías, de que sean reyes o periodistas, desprecian el sistema de sanidad pública, al que solo acuden cuando no queda otro remedio y/o tienen que salir en la tele.
*Bravo R, Ferreiro Aláez L. Factor de impacto y revistas biomédicas españolas. Med Clín (Barc). 1992; 98: 76-77