Etiquetado: economía de la salud

a propósito del copago

No voy a hablar del copago y menos ahora que la ministra lo ha rechazado, reconociendo eso si que, por el momento, no existe un sistema sanitario que sirva de ejemplo ya que «no tenemos un modelo que combine la equidad, con la eficacia y con la sostenibilidad

Ilustración: Ángel Pantoja

Pero si voy a recoger dos referencias que traducen mejor que mis palabras lo que el tema me sugiere:

1ª de Cárlos Nicolás en Acta Sanitaria

Está claro que me preocupa el copago, pero me inquieta mucho más el observar cómo los responsables de la gestión sanitaria pública pretenden compaginar dos realidades contradictorias, la limitación de los presupuestos con la falta de límites de las prestaciones. Sin duda, un tema para otro debate.

2ª El control del gasto sanitario requiere decir que NO a los pacientes en el blog de Kevin MD

Encaremos el problema, la mejor manera de reducir los costos en salud es decir «no».

Esto significa negar pruebas innecesarias que la mayoría de pacientes en los Estados Unidos están acostumbrados a obtener.
El periodista del New York Times David Leonhardt ha escrito lo mejor que he leído sobre este tema. Reconoce la dificultad de decirle al público americano «NO», y cita ejemplos que van desde la controversia en torno a la detección del cáncer de mama a la reacción al managed care en la década de los noventa:

Este instinto de probar –cualquier cosa-y de todo– está arraigada en nuestra cultura, y tiene unos grandes beneficios. Pero también tiene desventajas importantes, incluyendo los efectos secundarios y los riesgos que conlleva un tratamiento innecesario. Consideremos por ejemplo un estudio reciente que prevé la muerte de 15.000 personas por la radiación que se recibe durante un scanner o TAC en un solo año – y eso sin considerar el » uso excesivo de tales exploraciones.

Los argumentos económicos en contra del exceso de pruebas no son bien recibido por los pacientes. A pesar de las terribles predicciones de la quiebra y de la insolvencia de Medicare, el “inténtalo todo” ocupa  el terreno moral ….. los argumentos económicos no tienen nada que hacer en comparación con el hecho de un paciente con cáncer en busca de alguna esperanza.

El propone aprovechar en la tipica libre elección americana en lugar de un mayor control. Dar a los pacientes y los médicos datos de eficacia necesarios para tomar sus propias decisiones sobre si deben someterse o no, a una prueba. Algunos estudios incluso sugieren que los pacientes se inclinarían por el lado de no pruebas una vez que todos los riesgos y beneficios son conocidos.

En cuanto a los médicos, el sistema de malpraxis no debe castigar las decisiones compartidas que evita las pruebas diagnósticas incluso si esta actitud da lugar a un mal resultado. En lugar de abogar por las tasa máximas de mala praxis, estoy de acuerdo con blindar a los médicos que siguen las guias clínicas con responsabilidad.

Leonhardt dice que será muy difícil decir «no» a la cultura americana del «sí» . Pero si podemos empoderar a los pacientes proporcionándoles la información necesaria para tomar sus propias decisiones informadas, tal vez no sea necesario.

Dedicado a Mónica para animarle en su lucha contra los neoprogres, a Noe por aguantar a los que no saben escuchar un NO y a todos los médicos de cabecera que diariamente «copagamos» las incongruencias del mejorsistemasanitariodelmundoyademasgratis

la tentación totalitaria

capitulo 3 de Principios de Epidemiología del Medicamento

Tal como están las cosas en España los médicos tenemos libertad de prescripción.  Beato Espejo especialista en derecho administrativo nos recuerda que «Esta libertad de prescripción es una auténtica manifestación de la libertad de ejercicio profesional consagrada en el artículo 36 de la Constitución, no puede ser restringida en modo alguno ni por una resolución o circular, ni por un reglamento de la Administración -y así lo ha proclamado tanto el TC como el TS. Sólo la Ley puede restringir esa libertad fundamental».

Que esta libertad se puede emplear, y se emplea con demasiada frecuencia, de forma maléfica está claro, que la autorización y financiación de los medicamentos debería revisarse profundamente, todavía está más claro. Que hay medicamentos que no aportan nada nuevo al arsenal terapéutico y que desgraciadamente son muy recetados, salta a la vista. En este blog se ha denunciado en muchas ocasiones este tipo de práctica perversa. Como escribio Manolo Galvez en un lúcido editorial  No se puede estar de acuerdo en que los recursos del sistema sanitario publico se malgasten. Nadie puede propugnar la libertad de prescripci—ón como un valor absoluto que deba escapar a cualquier control.

Ahora bien los hechos comentados anteriormente  no justifican, en ningún caso, realizar desde el exterior medidas coercitivas que penalicen la prescripción de determinados medicamentos o se favorezca la prescripción de unos sobre otros. Incluso medidas menos enérgicas como la de facilitar determinadas actitudes terapéuticas (ayudar la prescripción por principio activo, o categorizar determinados tipos de medicamentos, verbigracia genéricos) son de dudosa lealtad a la esencia de libertad que debe inspirar el acto médico de la prescripción.

Cualquier sistema que dificulte de forma importante esta libertad es un sistema ilegal.  Si además se utiliza la informática con estos fines se convierte en un acto marrullero y propio de sinvergüenzas. Ítem más, si la “autoridad” que lo realiza es un médico, su comportamiento atenta contra todas las reglas éticas de la profesión y del compañerismo, y si el que lo realiza un farmacéutico, directamente es un…….. gilipollas.

Si estas medidas se disfrazan de sistemas informáticos para mejorar la prescripción farmacológica, incluidos o no, en la historia clínica electrónica, el problema se empeora. Se aprovechan del atractivo y eficacia de las nuevas tecnologías para conseguir unos propósitos más que cuestionables y emparejan el destino y la imagen de la informática sanitaria a la de estos deleznables objetivos.

El SESCAM según se informaba  hace días en DM, pretende restringir la prescripción de distintos fármacos, de tal forma que “en adelante no podrán prescribirse a través de receta electrónica las formas orales y tópicas de desketoprofeno ni la desloratadina. Además, las recetas de atorvastatina y de clopidogrel deberán realizarse por principio activo o por genérico.” Esta noticia ha sido rápidamente contestada por el SESCAM,  y se pueden leer los argumentos en EL Global o en el propio DM. Escribimos contestada y no desmentida, porque aunque así se titula, no vemos tal desmentido por ninguna parte.

Frases como esta:

¿Supone en la práctica un veto a la prescripción de la marca? Según Martín, no. «Cualquier médico que quiera prescribir la marca no lo tendrá fácil, pero evidentemente lo podrá hacer. No hemos prohibido a ningún médico que prescriba la marca. Simplemente, a través del sistema de prescripción informatizada, como cualquier otra medida de gestión, lo hemos limitado», explica.

Esta frase incrementa la fama de tiranuelos de muchos de los dirigentes del SESCAM y hace que nos temamos que por las tierras de Don Quijote, como por otras zonas de la península, campea el totalitarismo sanitario disfrazado bajo altisonantes conceptos de mejora de eficiencia o uso racional.

Harían mejor los politicos manchegos en fiarse de sus profesionales y aprender  que la presión asistencial es un indicador de calidad en la prescripción  como se dice en su propios seminarios y se escribe en los libros que editan (por cierto en colaboración con la industria farmacéutica) y ver que los determinantes del consumo de fármacos y de su prescripción “hay que buscarlos en factores mucho más dependientes de la gestión y utilización de los servicios”.