Etiquetado: mongering diseases
Diagnóstico médico: ten cuidado con lo que deseas
Suzanne O’Sullivan es una neuróloga irlandesa que vive en el Reino Unido, y trabaja en una unidad especializada en epilepsia. Sin embargo, su campo de estudio va mucho más allá, mostrando un interés particular por las patologías psicosomáticas. Durante su trayectoria profesional, ha obtenido una significativa experiencia en el tratamiento de pacientes que, después de visitar múltiples doctores y realizar innumerables exámenes diagnóstico, acudían a su consulta en búsqueda de soluciones.
Su primer libro de divulgación, «Todo está en tu cabeza», nos guía con rigor y sin falsa conmiseración por el complejo mundo de las enfermedades psicosomáticas. Relata casos reales y muestra la dificultad de abordar estos trastornos en una sociedad que a menudo los estigmatiza. He comentado este libro en varias ocasiones con colegas y, para mi sorpresa, pese a estar traducido al español, creo que no goza del reconocimiento que merece.
También leí su segundo libro, «El cerebro convulso», donde la autora desentraña los enigmas del cerebro y los retos diagnósticos a los que se enfrenta un neurólogo. Cuando supe del lanzamiento de su tercer libro, «The Age of Diagnosis», no dudé en reservarlo de inmediato, convencido de que me cautivaría tanto por la autora—ya conocida y amena—como por el propio tema, que ha ocupado buena parte de mi interés profesional en los últimos años.
Desde que lo tuve entre mis manos, la intención era escribir una reseña para este blog, pero aún no he terminado el libro y además, hace apenas dos días, se publicó una excelente reseña de Richard Smith en el BMJ, a quien también admiro, y cuya valoración supera sin duda lo que yo podría expresar. Por ello, he decidido traducirla y compartirla aquí para quienes estén interesados en esta obra.
La explosión del diagnóstico: un nuevo e importante libro intenta comprender lo que está ocurriendo
Por Richard Smith, chair
Traducción no autorizada de BMJ 2025; 389 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.r772 (Published 16 April 2025)Cite this as: BMJ 2025;389:r772
Darcie es una mujer de unos 20 años con migraña, síndrome de Ehlers-Danlos hipermóvil, anorexia, síndrome del intestino irritable, síndrome de taquicardia postural ortostática, autismo, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), depresión y ansiedad. Fue remitida a la neuróloga Suzanne O’Sullivan porque desarrolló convulsiones. O’Sullivan, especializada en afecciones psicosomáticas, realizó pruebas minuciosas y, como esperaba, no detectó ninguna enfermedad cerebral en Darcie. Sin embargo, insiste en que Darcie no está fingiendo sus convulsiones y que son «tan perturbadoras para la vida como una enfermedad cerebral como la epilepsia».
Ver a muchos pacientes como Darcie, discapacitados por múltiples diagnósticos ha sido uno de los estímulos que han llevado a O’Sullivan a escribir su nuevo e importante libro, La era del diagnóstico: Enfermedad, salud y por qué la medicina ha ido demasiado lejos.1 ¿Por qué la gente, sobre todo los jóvenes, acumula tantos diagnósticos? Otro estímulo ha sido el enorme aumento del número de personas que padecen una discapacidad, reciben una gama cada vez más amplia de diagnósticos o sufren problemas de salud mental.
En Gran Bretaña, las personas que reciben una prestación por discapacidad han pasado de 3,9 millones en mayo de 2002 a 6,9 millones en febrero de 2024.2 Más de la mitad reciben la prestación por un trastorno de salud mental. Alrededor de dos millones de personas en Gran Bretaña, casi el 3% de la población, padecen covid persistente, una afección que se nombró por primera vez en Twitter (X) el 20 de mayo de 2020.3 O’Sullivan escribe que, en su opinión, la mayoría de los casos son psicosomáticos y, como resultado, ha recibido muchas críticas.
Un estudio de 2023 encontró un aumento de 20 veces en los diagnósticos de TDAH y un aumento de 50 veces en las prescripciones de TDAH en hombres de 18 a 29 años de 2000 a 2018.4 Un estudio de 2021 mostró un aumento de ocho veces en los nuevos diagnósticos de autismo de 1998 a 2018, y 1,2 millones de personas en Inglaterra están a la espera de ser evaluados para la condición.5
Las prescripciones de antidepresivos casi se duplicaron en Inglaterra de 2011 a 2023, pasando de 47,3 millones a 85,6 millones.6 Estos patrones no son exclusivos del Reino Unido. En Estados Unidos, las tasas de depresión y ansiedad en niños aumentaron del 5,4% en 2003 al 8,4% en 2012.7 O’Sullivan escribe: «La institución benéfica sobre la enfermedad de Lyme de Australia estima que hasta medio millón de personas han sido diagnosticadas con la enfermedad de Lyme adquirida en Australia, a pesar de que los científicos afirman que esto es imposible.»
La gente quiere diagnósticos
El aumento de los diagnósticos no se limita a los problemas de salud mental. La aparición de los diagnósticos de prediabetes y prehipertensión aumentó en millones el número de personas con un diagnóstico sólo en el Reino Unido. Las pruebas de cribado -por ejemplo, del cáncer de próstata y de mama- dan a muchas personas un diagnóstico que puede conducir a un tratamiento eficaz, pero que también puede resultar ser finalmente un falso positivo o conducir a un tratamiento drástico que quizá no era necesario. Como señala O’Sullivan, los pacientes operados de cánceres que no les habrían matado contarán como éxitos, lo que aumentará el apetito por el cribado. El riesgo de cirugía innecesaria aumenta con el cribado de genes asociados al cáncer.
¿Reflejan estos aumentos en los diagnósticos un aumento de la enfermedad, una mayor concienciación, una deriva diagnóstica o algo más profundo? Hay pocas pruebas convincentes de un verdadero aumento de la enfermedad y, desde luego, no las suficientes para explicar la explosión de muchos diagnósticos. O’Sullivan muestra que, en la mayoría de los diagnósticos, los aumentos se dan entre personas con afecciones leves. Hay, por ejemplo, niños gravemente discapacitados por autismo, pero el aumento espectacular se da en personas con discapacidad leve a las que hasta hace poco no se les habría diagnosticado autismo. Las ediciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales -la Biblia de los psiquiatras- han ampliado las definiciones de afecciones como el autismo, el TDAH y el trastorno de duelo patológico. Sin embargo, O’Sullivan cree que el gran aumento se produce en el entusiasmo por los diagnósticos entre los profesionales sanitarios y entre las personas que se autodiagnostican. «Los médicos», escribe, «están algo convencidos por [su] papel en la vida de la gente como salvadores y consoladores». Si la gente quiere diagnósticos, los tendrá.
Y la gente quiere diagnósticos. O’Sullivan habló con mucha gente para preparar su libro y descubrió que casi todas las personas con un diagnóstico leve o lo que podría llamarse un diagnóstico «incierto» o «dudoso» estaban contentas de habérselo dado.
«La gente», escribe, «se esfuerza por luchar contra la incertidumbre”. Queremos respuestas. Queremos que nos expliquen nuestros fracasos. Esperamos demasiado de nosotros mismos y de nuestros hijos. La expectativa de una buena salud constante, éxito y una transición suave a través de la vida se encuentra con la decepción cuando no funciona de esa manera. Las explicaciones médicas se han convertido en la tirita que utilizamos para ayudarnos a gestionar esa decepción». Por desgracia, observa O’Sullivan, hay pocas pruebas de que los diagnósticos conduzcan a una mejora de la vida, las relaciones o el trabajo de las personas.
Los diagnósticos también conllevan riesgos. Están los riesgos obvios en torno al empleo y los seguros, pero también pueden acarrear síntomas. O’Sullivan escribe: «Las etiquetas diagnósticas tienen el poder de crear enfermedad en ausencia de enfermedad porque los pensamientos, las ideas y las emociones se promulgan a través del cuerpo». Los síntomas aparecen después del diagnóstico o empeoran con él. Las agitaciones y molestias que todos sentimos en el cuerpo pueden evolucionar para ajustarse al diagnóstico
Los diagnósticos también conllevan riesgos. Están los riesgos obvios en torno al empleo y los seguros, pero también pueden acarrear síntomas. O’Sullivan escribe: «Las etiquetas diagnósticas tienen el poder de crear enfermedad en ausencia de enfermedad porque los pensamientos, las ideas y las emociones se promulgan a través del cuerpo». Los síntomas aparecen después del diagnóstico o empeoran con él. Las agitaciones y molestias que todos sentimos en el cuerpo pueden evolucionar para ajustarse al diagnóstico.
Fundamental para la identidad
O’Sullivan comienza su libro con un capítulo sobre la enfermedad de Huntington: una afección en la que, excepcionalmente, una prueba positiva para el gen significa definitivamente que se tiene o se va a desarrollar la enfermedad y una prueba negativa significa que no se tiene y que nunca se tendrá. Antes de que se desarrollara la prueba genética, los interesados en la enfermedad daban por sentado que todas las personas en riesgo se harían la prueba en cuanto estuviera disponible, pero la mayoría de la gente no lo hace.
De hecho, en el NHS de Inglaterra se necesitan tres consultas con un asesor genético antes de someterse a la prueba de la enfermedad de Huntington, para asegurarse de que se comprenden plenamente las consecuencias de un diagnóstico. Esto contrasta con otros diagnósticos que se dan con demasiada facilidad y con la suposición de que si, por ejemplo, tuviéramos una prueba para la demencia (que nunca tendrá el mismo valor predictivo que una prueba para la enfermedad de Huntington), todo el mundo en situación de riesgo querría hacerse la prueba.
El libro cuenta la historia de dos hijas de una mujer con la enfermedad de Huntington. Habían visto cómo se desarrollaba la enfermedad en su madre y conocían los síntomas. Ambas empezaron a desarrollar síntomas -golpearse con las cosas, olvidar nombres, etc.- y las dos supusieron que padecían la enfermedad. Pero cuando se les hizo la prueba, una de las hermanas la tenía y la otra no.
Un diagnóstico puede convertirse en un elemento central de la identidad de alguien. O’Sullivan incluye una cita de un paciente con autismo leve: «Sin el autismo, no sabría que no soy vago. Ahora sé que no puedo obligarme físicamente a hacer cosas porque tengo la dopamina equivocada. Sin el autismo, nunca habría aprendido que tengo una evitación patológica de la demanda. Nunca habría aprendido que hay una razón por la que tengo todas las cosas por las que he estado tan inseguro toda mi vida.»
La paciente se considera a sí misma una «persona autista» porque ser autista forma parte de su identidad. Padecer COVID persistente, la enfermedad de Lyme o TDAH puede definir quién eres y qué eres, y puede convertirte en parte de una comunidad. Incluso puede darte una causa: por ejemplo, luchar por que se investigue más sobre la afección o participar en la elaboración de directrices sobre la enfermedad. Pero, advierte O’Sullivan, «cuando un problema médico forma parte de la identidad de una persona, se convierte en algo insoslayable.
Las personas con un diagnóstico pueden unirse a un grupo con ese diagnóstico y entonces estar expuestas a información no sólo sobre esa afección, sino sobre otras que pueden causar síntomas similares. Probablemente así es como Darcie consiguió acumular tantos diagnósticos.
Los diagnósticos pueden ser incapacitantes para las personas, y también pueden perjudicar a los demás. La proliferación de personas con enfermedades leves puede restar atención y recursos a las personas con formas más graves de la enfermedad. Las personas pueden verse incapacitadas para trabajar y verse obligadas a vivir de subsidios. El gobierno británico se ha visto desbordado por el aumento de las prestaciones por discapacidad, que pasarán de unos 1.100 millones de libras en 1985-86 a 39.100 millones en 2023-24. La previsión es que el total de prestaciones sanitarias y por incapacidad siga aumentando, hasta alcanzar los 100.700 millones de libras en 2029-30.
El Gobierno ha respondido recortando las prestaciones, pero los recortes son un instrumento contundente para distinguir entre las personas con necesidades profundas y las que no sólo podrían trabajar, sino que se beneficiarían de ello.8 O’Sullivan, cuya compasión se percibe claramente en sus escritos, deja claro en su podcast del BMJ que no apoya los recortes de las prestaciones, pero irónicamente es el enorme aumento de los diagnósticos lo que hace que su libro no sólo sea importante desde el punto de vista médico, sino también político.
Factores externos de estrés
O’Sullivan no tiene una solución para el aumento de los diagnósticos, pero deja claro que el incremento es excesivo y está trayendo más problemas que beneficios. Pide a los médicos que sean más cuidadosos y subraya que los diagnósticos rara vez se basan únicamente en los resultados de las pruebas. Hay que tener muy en cuenta el historial clínico y todas las circunstancias que han llevado a una persona a acudir al médico.
O’Sullivan se describe a sí misma como «psicóloga»: «Espero que ayudar a las personas a entender que algo en su entorno social les ha hecho enfermar les dé control sobre cómo afrontar los factores de estrés externos en el futuro. Temo que una visión que hable demasiado de procesos biológicos internos convierta a las personas en víctimas pasivas de su trastorno médico, lo que les quita el control».
Mientras leía el libro de O’Sullivan empecé a reflexionar sobre lo que podría llamarse la medicalización de toda nuestra sociedad. Junto al aumento de los diagnósticos, los datos muestran que casi la mitad del gasto público se destina al SNS, frente al 25% de hace sólo dos o tres décadas. El NHS es ahora el mayor empleador del país. Entre 1949 y 2018 la población de Inglaterra y Gales creció un 30%, pero el número de consultores hospitalarios en Inglaterra se multiplicó por 13. Sin embargo, hay 7,5 millones de casos en listas de espera, y la satisfacción de los ciudadanos con el NHS ha caído a su punto más bajo, ya que solo el 21% dice estar satisfecho.
En el libro de Ivan Illich de 1976 Los límites de la medicina 9 , un texto denso pero hermoso al que vuelvo con frecuencia, habla de tres tipos de iatrogenia: clínica, social y cultural. En la sección dedicada a la iatrogenia clínica, habla de la medicina ineficaz y de los daños causados por la medicina, temas que ahora nos resultan familiares, pero de los que se hablaba menos en los años setenta, cuando la medicina moderna parecía arrasar con todo. Entre las características de la iatrogenia social que enumera Illich figuran el enorme crecimiento y el aumento del coste de la atención sanitaria y el incremento del tamaño, el alcance y el poder de las empresas farmacéuticas.
Pero la iatrogenia cultural es quizá la más importante y, en última instancia, la más perniciosa. Illich parte de la premisa irrefutable de que el sufrimiento, el dolor, la enfermedad, el deterioro, el fracaso, la decepción, el declive y la muerte son partes inevitables de la vida. Las culturas tradicionales, a menudo con la religión a la cabeza, proporcionaron medios para afrontar y encontrar sentido a estos fenómenos. La medicina moderna, argumenta Illich, ha barrido esos medios tradicionales con la falsa promesa de poder gestionar esos fenómenos con medios en gran medida técnicos. Nos hemos quedado desamparados, sobre todo cuando se trata de dar sentido en lugar de fármacos o cirugía. «La iatrogénesis cultural», escribió, «se instala cuando la corporación médica mina la voluntad de la gente de sufrir su realidad».
Illich, que falleció en 2002, vio cómo la enfermedad se extendía a medida que aumentaba el poder médico, pero no previó que la gente buscara diagnósticos para etiquetar y dar sentido a los problemas, fracasos o decepciones de su vida. Pero no es de extrañar: ¿dónde más puede buscar la gente cuando, como afirmaba Illich, «la atención sanitaria se ha convertido en una monolítica religión mundial»?
Mi último pensamiento al leer el magnífico libro de O’Sullivan fue recordar la predicción de Uwe Reinhardt, el ingenioso profesor de economía sanitaria de Princeton, de que con el tiempo «todo el mundo trabajará para un hospital o en uno».
“Tus huesos. Mañana y siempre”
A propósito de la campaña de Sociedades Científicas FHOEMO, SEIOMMy AECOSAR “Tus huesos. Mañana y siempre” por el Día Mundial de la Osteoporosis, octubre de 2019.
Contextualización: Un año más y tomando como excusa el día dedicado a la enfermedad, se lanza una campaña donde la protagonista no parece ser la osteoporosis sino un nuevo fármaco para tratarla. Siempre que se vislumbra un nuevo fármaco en el mercado sucede lo mismo: se redefine la enfermedad o aspectos de ella para posicionarlo, se “prepara el terreno”, se lanzan las líneas argumentativas a favor de este, etc. Muchos nos tememos que estas iniciativas parten del laboratorio fabricante en cuestión, cruzan por las sociedades científicas y líderes de opinión (KOL) hasta llegar a los profesionales y finalmente los pacientes (a veces esta última parte del camino se realiza, al contrario). Todos los actores intermediarios cobran importantes sumas de dinero y los demás asistimos atónitos al desarrollo de esta campaña.

¿Por qué?
A lo largo de los últimos años hemos seguido con interés los acontecimientos alrededor de la osteoporosis. Decimos acontecimientos, pero realmente queremos decir campañas de la industria farmacéutica. Acercarnos a este objeto de análisis realmente ha valido para poder estudiar en él un ejemplo paradigmático de redefinición de enfermedad por criterios comerciales, lo que se ha venido en llamar “mongering diseases”. Recordamos que en base a criterios diagnósticos discutibles y con una prueba poco rentable en términos diagnósticos (densitometría) se propuso una estratificación de pacientes. Así, se dispuso de sobreestimadas cohortes que debieran ser tratadas con fármacos antirresortivos. Fuimos viendo las propuestas y los posicionamientos en el mercado de los sucesivos fármacos y su caída en desgracia sucesiva, con innumerables daños a las pacientes. La calcitonina, el calcio, la vitamina D, el ranelato de estroncio, la teriparatida, el raloxifeno, el zolendrónico… y ahora el denosumab.
Acabaron siendo retirados o arrinconados en los márgenes de la irrelevancia. Estudiamos todas las irregularidades con las que los bifosfonatos más clásicos entraron en el mercado y la arbitrariedad con la que consiguieron posicionarse para algunas indicaciones concretas. Observamos todo el desfile de “metoo’s”. Vimos las polémicas en España con las que las guías oficiales fueron redactadas, con las clásicas presiones de quienes transmiten en el campo profesional, las líneas de las industrias a cambio de Dios sabe qué. Nos fijamos en aquellas herramientas diagnósticas, no validadas y no aplicables en poblaciones mediterráneas, en las pantallas de los ordenadores en las consultas (FRAX). Asistimos con incredulidad a aquel paradigma de la osteoporosis, que quedaba incrustado dentro de un enfoque medicalizador global del climaterio junto a la terapia hormonal sustitutiva, otra historia ignominiosa de la Medicina repleta de daños evitables.
Creímos haber aprendido de los errores. Pensábamos que el mensaje machacón en contra de lo relatado anteriormente, del que humildemente formamos parte, había surtido efecto. En los últimos años se había vuelto a una suerte de sentido común, con el foco puesto en medidas higiénico-dietéticas y en la prevención de caídas. Se enfatizaban los escasos resultados de los fármacos para prevenir fracturas, con las diferencias evidentes entre prevención primaria y secundaria, y los efectos secundarios de los mismos. Algunos frecuentes y leves, otros infrecuentes y graves (fracturas atípicas, osteonecrosis maxilar etc.). El súmmum es el denosumab que suma a su larga lista de efectos secundarios un efecto rebote con fracturas espontáneas múltiples tras interrumpir el tratamiento.
El balance riesgo-beneficio del tratamiento farmacológico era y es altamente cuestionable.
¿Qué?
Expresamos nuestro pesar porque vemos que una nueva campaña vuelve a la carga, en los términos olvidados del pasado, o más agresivos si cabe. “Mucha gente sale del hospital sin haber recibido un tratamiento antiosteporótico”. Este es nuestro caballo de batalla”. ¿Disculpe? En esta campaña podemos reconocer los elementos que ha incorporado el marketing de la industria en estos años que han pasado: la utilización de las redes sociales, la campaña audiovisual, la utilización de famosos (pobre Concha Velasco, que la utilicen para tal fin), la participación de pacientes, etc. para difundir ese falso mensaje.
Mañana es el #DíaMundialOsteoporosis y todavía «mucha gente sale del hospital sin haber recibido un tratamiento antiosteoporótico. ¡Este es nuestro caballo de batalla!» Gracias Dr. Josep Blanch, presidente de @seiomm, por darle voz a la #osteoporosis.#TusHuesosMañanaYSiempre pic.twitter.com/yqk3orrg9r
— FHOEMO Osteoporosis (@FHOEMO) October 19, 2019
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¿Por qué?
Creemos que esta campaña obedece a un objetivo muy concreto: lanzar un nuevo fármaco. Es publicidad encubierta de romosozumab.
¿Entonces?
Puede ser necesario individualizar el riesgo de cada persona antes de añadir un tratamiento farmacológico en prevención secundaria o en la osteoporosis asociada a diversas enfermedades o tratamientos. Pero la complejidad de estas decisiones es incompatible con un lema como “Mucha gente sale del hospital sin…” y con la realización de campañas con famosos dirigidas a «concienciar» sobre la enfermedad. Quizá la auténtica razón para que salga gente del hospital sin tratamiento no es la desidia o la ignorancia sino el conocimiento de los problemas beneficio/riesgo en la recomendación de los diferentes fármacos utilizados en la osteoporosis para personas, en general de edad avanzada, pluripatológicas y polimedicadas.
Pensamos que ya está bien de que las autoridades se pongan de lado ante estos comportamientos contrarios a la deontología médica. Es una campaña publicitaria de un fármaco. No vemos por ningún lado la declaración de conflicto de interés, como señala el Código Deontológico en su Capítulo IV, artículo 23. Urgimos a los Colegios profesionales y a las autoridades competentes a tomar cartas en el asunto por el bien de nuestros pacientes.
Creemos que mucha gente, sobre todo ancianos, que han sufrido una fractura no debería salir solos del hospital, así debe ser, pero el acompañamiento no debería ser un tratamiento contra la osteoporosis, sino el cariño de un familiar y unos buenos servicios sociales de apoyo.
por Roberto Sánchez, Vicente Baos y Rafael Bravo
Webografía o Enlace-grafía:
El consenso que no pudo ser https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-el-consenso-que-no-pudo-ser-13038149
Denosumab: efecto rebote y otros efectos indeseados graves https://www.icf.uab.cat/assets/pdf/productes/bg/es/bg313.18e.pdf
Ensayo clínico fundamental de Denosumab https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa0809493
Ensayo clínico fundamental de Romosozumab https://www.nejm.org/doi/10.1056/NEJMoa1607948
Guerado E, Sandalio RM, Caracuel Z, Caso E. Understanding the pathogenesis of hip fracture in the elderly, osteoporotic theory is not reflected in the outcome of prevention programmes. World J Orthop. 2016; 7(4): 218-28. doi: 10.5312/wjo.v7.i4.218. Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4832223/
Cummings SR, Lui L, Eastell R, Allen IE. Association Between Drug Treatments for Patients With Osteoporosis and Overall Mortality Rates: A Meta-analysis. JAMA Intern Med. Published online August 19, 2019. doi:10.1001/jamainternmed.2019.2779. Disponible en https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2747869
OSTEOPOROSIS POSTMENOPÁUSICA: UN CONSENSO NECESARIO-Boletín INFAC. https://www.euskadi.eus/contenidos/informacion/cevime_infac_2015/es_def/adjuntos/INFAC_Vol_23_n_4_Osteoporosis_postmenopausica_un_consenso_necesario.pdf
Página web De FHOEMO https://fhoemo.com/
Página web de SEIOM https://seiomm.org/
Página web de AECOSAR http://www.aecosar.es/
Seguimiento de hastag #TusHuesosMañanaYSiempre en Twitter https://twitter.com/hashtag/TusHuesosMa%C3%B1anaYSiempre
Tuit de FHOEMO: Dia 19 de octubre. Mañana es el #DíaMundialOsteoporosis y todavía «mucha gente sale del hospital sin haber recibido un tratamiento antiosteoporótico. ¡Este es nuestro caballo de batalla!» Gracias Dr. Josep Blanch, presidente de @seiomm, por darle voz a la #osteoporosis. https://twitter.com/FHOEMO/status/1185473177859833863
Muchas enfermedades se representan por un número arbitrario
Many diseases represent an arbitrary number por por Edward Hoffer is an internal medicine physician and author of Prescription for Bankruptcy: A doctor’s perspective on America’s failing health care system and how we can fix it. En el blog deKevinMD
Hay quien dijo una vez: ‘No existe una persona sana, solo una a la que no se le han hecho suficientes pruebas’.
A medida que hacemos una pequeña desviación de la media en una enfermedad, esa broma se está vuelve incómodamente cercana a la forma en que se comporta nuestro sistema médico actual.
Parte del problema es que muchas enfermedades se representan por el corte arbitrario de una cifra. Por ejemplo, la hipertensión se define como una presión arterial por encima de un umbral específico. Todos tenemos presión arterial, y estas presiones varían de un minuto a otro. Claramente, cualquier persona con conocimientos médicos aceptaría que una PA de 220/150 era algo muy malo y debería tratarse. Pero ¿qué tal 142/90?
Para demostrar cuán arbitrario es cualquier número, considere que el diagnóstico de hipertensión comienza en 140/90 según las directrices europeas, y 130/80 según las directrices de los Estados Unidos. La definición de los Estados Unidos se cambió recientemente a un límite inferior, clasificando de la noche a la mañana a decenas de millones de personas de enfermas. Usando esta definición, casi la mitad de todos los adultos ahora tendrían un diagnóstico de hipertensión.
Antes de descubrimiento de la insulina las mujeres diabéticas embrazadas con diabetes morían. Una vez que se introdujo la insulina, la diabetes se convirtió en una condición tratable, y los médicos la buscaron. Dado que los niveles de azúcar en la sangre también varían ampliamente, y reflejan cuándo y qué comimos por última vez, se establecieron umbrales arbitrarios para definir la diabetes gestacional o el desarrollo de la diabetes durante el embarazo. Las cifras utilizadas se modificaron en 2008, no debido a nuevos conocimientos, sino por consenso entre expertos. Como casi siempre, los números se establecieron para etiquetar a muchas más mujeres como enfermas y, por lo tanto, crear muchos más clientes para los médicos que las tratan y para la industria farmacéutica.
Hay enfermedades que son solo números de laboratorio. Así, la enfermedad renal crónica se define por una creatinina sérica por encima de un número arbitrario. El número seleccionado no tiene en cuenta que la función renal se deteriora lentamente con el envejecimiento normal. Por lo tanto, casi la mitad de los adultos mayores están etiquetados como con enfermedad renal crónica, aunque la mayoría de ellos nunca presentarán síntomas de sus riñones en su vida ni se beneficiarán de ningún tratamiento.
Los defensores de estas definiciones expandidas pueden tener las mejores intenciones, pero el diagnóstico excesivo no es inofensivo. En muchos casos, las personas recién etiquetadas con una enfermedad reciben medicamentos que tienen un beneficio mínimo y pueden hacer daño. Es posible que no puedan ser asegurados o que tengan que pagar primas más altas por seguros de vida y salud.
Los paneles de expertos que promulgan estas definiciones casi invariablemente hacen cambios que amplían el grupo de pacientes. Rara vez ven la desventaja del tratamiento excesivo, y tienden a ser dominados por académicos con múltiples vínculos financieros con la industria farmacéutica.
Su mejor defensa para no ser etiquetado con una de estas enfermedades es sugerir que su médico le dé de 6 a 12 meses de cambios en su estilo de vida antes de darle una etiqueta o un medicamento. Quizás el deseo de evitar ser etiquetado como hipertenso o pre-diabético puede ser justo lo que necesitas para motivarte a perder esos 10 kilos que siempre has dicho que harías y comenzar a caminar a la hora del almuerzo.
Medicamentos que matan
Hace 11 años en el Coloquio Cochrane celebrado en Barcelona, tuve dos grandes oportunidades, una fue la de conseguir el libro Archie Cochrane: Back to the Front, la otra fue la de poder saludar a Peter C. Gøtzsche, ya para entonces uno de “mis “campeones de la evidencia”.
En aquel momento Gøtzsche estaba en el ojo del huracán a raíz de un controvertido articulo publicado en Lancet tres años antes (+ la revisión sistemática posterior de la biblioteca Cochrane), donde se atrevía a desafiar el cribado del cáncer de mama mediante mamografía.
Tras la polémica, el tiempo ha dado la razón a Gøtzsche que ilustró toda la pequeña historia del auge y caída del cribado del cáncer de mama en un libro publicado en 2012. No contento con eso, ha seguido escribiendo libros; el mismo comentó que le encanta escribir libros porque en ellos puede escribir todo lo que piensa sin cortapisas de editores, ni otros elementos del establishment médico. El último es Deadly Medicines and Organised Crime: How Big Pharma has Corrupted Healthcare, publicado en 2013 en su versión inglesa y ahora traducido al español, y en cuya presentación en Madrid estuve ayer día 9 de septiembre.
No voy a hacer una reseña de libro ya que ha sido comentado en un editorial de la revista Atención Primaria, por el profesor Laporte en el excelente blog de la no menos excelente iniciativa No gracias. También se puede encontrar una entrevista con el autor en Médicos sin marca y en el mismo No gracias.
Quisiera rescatar dos párrafos de los dos prólogos de la edición original inglesa que invitan a la (obligatoria) lectura de este libro a cualquier médico decente, independientemente de que comparta o no la ideología o los postulados de los implicados directamente en esta lucha.
El primero es de Drumond Rennie:
“What´s neededis more Gøtzsche´s evidece-based outrage»
Lo que necesitamos es más Furia Basada en la Evidencia como la de Peter Gøtzsche
El segundo es una llamada de atención de Ben Goldacre citada en el prólogo de Richard Smith:
“…. Los médicos – me incluyo- han acabado viendo como “normales” su relación con la industria farmacéutica. Unas relaciones que la gente entenderá como absolutamente criticables el día que consiga comprender del todo su alcance. En Gran Bretaña, los médicos acabarán cayendo en desgracia ante la opinión pública, como ya ha ocurrido con periodistas, diputados y banqueros, por no haber sido capaces de ver hasta qué punto han aceptado la corrupción.
Terror en el hipermercado
En el proceloso y pervertido mundo de la osteoporosis proliferan (1) las sociedades científicas que contemplan aspectos más o menos parciales de esta enfermedad. Una de estas nuevas sociedades The European Society for Clinical and Economic Aspects of Osteoporosis and Osteoarthritis (ESCEO) ha publicado, en unión con la IOF, un position paper donde descaradamente se anuncia y recomienda un productos lácteo concreto como es Densia (o Danaos según los paises) así como una leche enriquecida finlandesa.
Cuando leí la versión española creí que era un añadido de la compañía (Danone) que facilitaba el folleto publicitario. En esta «literatura» junto a entrevistas con los consabidos expertos de plantilla (internacional, nacional y de atención primaria) aparece reseñada la sección de nutrición de esta guía europea para el diagnóstico y tratamiento de la osteoporosis en mujeres posmenopáusicas:
No me lo podía creer. Para comprobarlo fui a la versión original y para mi estupor y sorpresa se mantenía este anuncio-recomendación.
¿Guías anuncio? ¿Guías para rellenar folletos publicitarios? Desde las guías del ministerio y los algoritmo valencianos no habíamos visto una forma de empobrecer y asaltar el concepto de guías de práctica clínica como este (2).
Como se ha comentado en un reciente y provocador artículo titulado Sociedades Científicas, S.A (vía EL Mundo Salud ), cada vez es más evidente la existencia de un número importante de sociedades médicas con lazos comerciales, no ya con la industria farmacéutica, sino con otro tipo de compañías, la mayoría de ellas del sector de la alimentación. Estas compañías con todo su potencial económico, se sirven de las sociedades científicas médicas como apoyo para ganarse la confianza del consumidor, y asegurar unas presuntas propiedades saludables a sus productos. Estas sociedades (o sus directivos) con necesidades de financiación hipertrofiadas acceden gustosas a participar con su nombre, en lo que no deja de ser un anuncio, o acto promocional más.
El mundo de la osteoporosis ya saturado de patrocinios, campañas y otras promociones menos confesables de la industria farmacéutica, se ha aliado con los nuevos proveedores de cash. Lo que uno no se esperaba es que lo hicieran de forma tan directa, sin descaro, ni vergüenza. Una asociación que se preocupa por diminuir las fracturas de nuestras mujeres, no puede aparecer como logotipo en el anuncio donde la cincuentona famosa de turno anuncia un yogurt. Igualmente si una sociedad científica pretende que su opinión se tome en cuenta (y así lo reclaman para asuntos tan importantes como el calendario vacunal), no puede aparecer en el packaging de unas galletas, .
Es cuestión de ética pero también de estética.
Sin entrar en el juanainesiano debate de quien es más de culpar, si la que peca por la paga o el que paga por pecar, la subsistencia de las sociedades no debería pasar por obtener esta regalías de las compañías comerciales. No las necesitan, y si así fuera seria hora de acabar con todas las ligas, fundaciones asociaciones, sociedades científicas, y comenzar de nuevo.
(1) Curioso efecto que algún día habrá que estudiar y que con toda probabilidad encuentre una relación directa con el dinero invertido por las corporaciones farmacéuticas y alimentarias, y no con la relevancia científica.
(2) Observación: mucho peor este caso de la SCEO que además se disfraza como position paper, pero se vende como guía, por lo de imperativo que tiene.
Día de la enfermedades inventadas
Si, a pesar de su inflada incidencia y su trascendencia que escapa de lo puramente sanitario, las enfermedades inventadas, exageradas, infladas o simplemente sacadas de la manga,no tenían su DÍA de.
Por eso recogemos la afortunada idea de @manyez para proponer el primer día laboral de septiembre como Día de las enfermedades inventadas ( #Díadelasenfermedadesinventadas en Twitter) en honor de la enfermedad inventada por antonomasia, la más ridícula de ellas: el síndrome postvacacional:
Sin olvidar el colesterol de mas de 200
la definición de enfermedad
Existen dos formas fundamentales que Big Pharma puede hacer dinero:
- Inventar nuevos medicamentos
- Inventar nuevas enfermedades
El DSM-V que es la biblia de la psiquiatría, se dará a conocer el 22 de mayo, en este libro se describen las nuevas enfermedades de salud mental. Es un libro muy político y del cual es propietaria del contenido, la Asociación Americana de Psiquiatría.
Sin embargo, el proceso de redactarlo se describe mejor como: » Es como si JK Rowling habiera producido sus secuelas de Harry Potter en un estudio de cristal con sus seguidores mirando y golpeando las ventanas cada vez que escribiera algo que no les gustaba. »
La mayoría de las personas están de acuerdo en que esta versión amplía el papel de la psiquiatría en la vida cotidiana aún más y que ayudará a calificarnos como pacientes a muchos más de nosotros .
Pero el verdadero problema es:
«El DSM tiene un enorme impacto en la salud pública. Determina que condiciones cubrirán las aseguradoras, que medicamentos aprueban las agencias reguladoras, que servicios de educación especial recibirán los niños, que acusados puedan ser juzgados y, en algunos casos, cómo van a ser condenados.
La Psiquiatría ya ha llegado a nuestra vida cotidiana, y no es en virtud de los datos de toda manifestación del DSM, es porque la APA, un gremio privado, con extensos vínculos con la industria farmacéutica, es propietaria de los derechos a dar nombre a nuestro dolor. Lo importante es que la confianza del público está en manos privadas, y por motivos cuestionables»
entrada del Blog del Dr. Jay Parkinson a su vez extraido de The DSM an the nature of disease en New Yorker on line
humo sobre el agua
Deborah Cohen en el reportaje titulado La verdad sobre las bebidas deportivas, publicado en el BMJ resalta como las multinacionales de las bebidas ( deportivas, o no) utilizan técnicas de marketing social similares a las que utilizan las grandes compañías farmacéuticas. El objetivo es el mismo crear una “enfermedad o problema» (mongering diseases* ) para la que ellos tienen la solución con medicamentos en un caso, y líquidos de colorines en el otro.
*mongering diseases= es el proceso de ampliar los limites de las enfermedades tratables para expandir el mercado por aquellos que venden u ofrecen tratamientos
En estos tipos de campañas se siguen unos patrones mas o menos uniformes, utilizando líneas argumentales como son:
- asociación a un proceso biológico natural,
- estar dirigida a personas sanas,
- cultivar el efecto mágico de la prevención,
- exageración de la prevalencia,
- hincapié en la consecuencias más graves,
- disminución de los umbrales diagnósticos o terapéuticos.
Todas ellas en el seno de una campaña de marketing social masivo, con empleo de todas los medios publicitarios incluida la utilización de famosos, presencia de expertos e instituciones generosamente engrasadas, creación de sociedades y organismos fantasmas, y colaboración (desinteresada?) inadvertida de instituciones oficiales.
Si seguimos el empleo de la hidratación podemos ver como con mayor o menor intensidad se reproducen estos argumentos. El Observatorio de Hidratación y Salud (OHS), pretendida institución de carácter científico-técnico, no es más que una organización impulsada por la Asociación Nacional de Fabricantes de Bebidas Refrescantes Analcohólicas (ANFABRA) cuya única actividad parece ser la de constituirse en el “respaldo científico” de las campañas de prensa que se lanzan cada verano.
En la campaña de este año anunciaban que : El 70% de la población está en situación de riesgo de deshidratación durante los meses de verano (una exageración clara de la prevalencia), también se afirmaba que beber únicamente cuando tiene sed, es un hábito que se debe cambiar porque cuando sentimos sed ya ha comenzado el proceso de deshidratación (hincapié en la consecuencias más graves) lo cual carece de toda evidencia.
Esta afirmación a pesar de estar muy difundida no deja de ser una tontería y es una “mentira” como una casa.
En esta campaña se recomienda también ingerir variedad de bebidas como agua, refrescos y zumos (al fin y al cabo la asociación que paga es de bebidas refrescantes, y no solo de agua embotellada) y consultar al especialista de salud sobre la mejor manera de mantenerse hidratado. Aparte de ser un absurdo, es imposible porque a pesar de que se ha fabricado una “ciencia de la hidratación” no existen tales especialistas, ni están al alcance del ciudadano medio.
Termina con un decálogo de recomendaciones, en el que junto a consejos de sentido común aparecen patrañas cuyo único objetivo es aumentar el consumo, con poca o ninguna ciencia que las respalden.
Este Observatorio cuenta con la estrecha con la colaboración, año tras año, de la Organización Médica Colegial (su secretario estuvo en persona en la rueda de prensa) lo cual le da un adorno medico-sanitario que no desdeñan y que es de suponer no ha salido
gratis. A esto se añade, según ellos mismos cuentan, la colaboración de destacados profesionales de la salud de distintas especialidades implicadas en el manejo de la hidratación (empleo de expertos e instituciones de alquiler)
Esas campañas se ha reproducido, y pueden verse ejemplos vergonzosos en la cadena de TV Antena 3, donde la voz en off de un mediático doctor recomienda descaradamente la ingestión de una popular bebida con cafeína mientras se conduce, todo adornado con el mantra de la hidratación y la excusa del la salud. Sobre el tema de la conducción y la hidratación existe una web especifica: fatigayconduccion.com/ donde aparece el RACE, ANFABRA y la DGT.
El Colegio de Farmacéuticos tiene su propio esponsor (Coca-Cola y Aquarius) y en similares términos apadrina un decálogo parecido, pero donde hace hincapié en las bebidas con sales minerales, y con azúcares de absorción rápida que “pueden facilitar una mejor rehidratación”
Estas cosa no solo pasan en España, el reportaje de Deborah Cohen pone de manifiesto los excesivos conflictos de intereses que se dan en este asunto. Hace poco recibíamos un correo de una agencia de relaciones públicas, donde se nos anunciaba que el European Hydration Institute realiza una campaña de concienciación para que los ciudadanos aprendan a mantenerse correctamente hidratados este verano y donde se reproducen las inexactitudes habituales sobre la hidratación y el consumo de líquidos y agua. Eso sí, con la presencia del mundo académico español y como no podía ser de otra forma, de la Compañía Coca-Cola
¿te acuerdas cuando bebíamos agua?
¿te acuerdas de cuando bebíamos agua? era la pregunta que iniciaba el viejo anuncio de una tradicional marca de refrescos española.

Un anuncio televisivo en blanco y negro, donde una perfecta pareja sesentera se preparaba para comer en una mesa redonda coronada por un mantel de hule y una vajilla Duralex. La respuesta era clara y al ¿te acuerdas de cuando bebíamos agua? le seguía “Afortunadamente tenemos La Casera” mientras se blandía con orgullo aquella inconfundible botella de cierre mecánico y tapón de porcelana.
Se pretendía trasmitir que en aquellos años de desarrollo y crecimiento económico, lo moderno era beber gaseosa, el agua se quedaba para los subdesarrollados, para los pobres que no tenían otro líquido con el que aliviar su sed.
Las cosas cambiaron y el agua comenzó a contraatacar.
Ud sabe que para la sed no hay nada como el agua… pues pida agua… de Solares ¡claro! Por supuesto la que tomaba pocisiones era un agua mineral embotellada, nadie apostaba por las ricas, higiénicas y tratadas aguas del grifo que un servicio público emergente ponía a su disposición.
Con el tiempo y conforme las nuevas generación mejoraba sus condiciones económicas, el agua se fue recuperando. De pronto descubren que el agua era un refresco ecológico sin gas, sin azúcar, muy new age y acorde con los tiempos. Al principio se vendía pureza y calidad pero enseguida pasó a asociarse a salud y buen estado físico. Desde adelgazar a vigorizar, beber agua nos hacía de todo, nos acompañaba, nos “aligeraba”, nos convertía en seres saltarines en campos verdes y floridos, con un culo perfecto . Nos rejuvenecía, nos ponía más guapos , era un lazo para la solidaridad, e incluso llegó el agua 2.0 (H 2.O)
El marketing jugó un papel definitivo, todas la ventajas que se promocionaba solo eran aplicables si lo que se bebía era agua mineral embotellada (ahora ya en horribles frascos de plástico), la de grifo continuaba sin contar. Esta agua doméstica seguía siendo un recursos de hidratación para “muertos de hambre”, para pobretones de culo gordo, sin cinta en el pelo, e incapaces de trotar con alegres saltitos de regocijo en un verde parque, construido por el ayuntamiento de turno donde antes solo había descampados y escombros.
En resumen, primero se vendió la percepción de que el agua era para acomodados, después que era pura y buena para el consumidor y por último que era imprescindible para mantenerse sano. El marketing del agua embotellada enfatiza primero el estatus, luego la supuesta pureza para después asociarla a actividades como el deporte (incluso se crea un mercado de bebidas deportivas) y sobre todo al buen estado físico y a la salud.
Se vende como “algo saludable y es aquí donde el marketing entra a saco en lo que podríamos llamar la sanitarización de una cosa tan natural como beber . Pero eso ya será motivo del siguiente post.
Chorradas 2.0 y medicalización. Creando un sistema de vigilancia epidemiológica de alertas
Propuestas de actuación:
1. Notifica Chorradas Medicalizadoras 2.0 que conozcas a nuestro Sistema de Vigilancia Epidemiológica en Alertas sobre Chorradas Medicalizadoras 2.0
2. Escribe a los organizadores y responsables de la iniciativa planteando que se lo piensen dos veces por el problema de salud pública que puede plantear esta iniciativa.
3. Escribe a tus compañeros/as para avisarles de la alerta.
4. Escribe a tu gerencia y a los responsables de Farmacia para proponer una sesión inmunizadora sobre el tema.
5. Comparte este post en tu blog, twitter, pizarra de tiza o similar.






