Etiquetado: confidencialidad

Si te parece normal que te pidan la huella digital para entrar en un gimnasio, necesitas leer esto

Por Marta Peirano en eldiario.es

El Centro Deportivo Municipal Barceló se inauguró oficialmente en Madrid la pasada primavera con el concejal presidente del distrito Centro Jorge García Castaño, el director general de Deportes Javier Odriozola y 4.000 preinscritos. Una enorme popularidad teniendo en cuenta que no es barato, que no es compatible con otros gimnasios municipales y que exige a los usuarios algo que sería más apropiado en una comisaría: la huella digital.

Hay muchos métodos de identificación. Puede ser algo que solo nosotros sabemos (nombre, contraseña), algo que tenemos (llave, tarjeta, certificado), algo que hacemos (caligrafía, patrones de teclado) y algo que somos (huella digital, iris, ADN). Los datos que se generan a partir de características físicas o fisiológicas únicas de una persona (lo que somos) se llaman datos biométricos.

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La carpeta indiscreta

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La carpeta indiscreta. Articulo de opinión publicado en 7DM, mayo 2015 por Rafael Bravo Toledo. Centro de salud Linneo. Madrid

Coincidiendo con las citas electorales y siguiendo la tradición, los políticos autonómicos, en cuyas manos está la sanidad, hacen nuevas promesas para atraer a un puñado de votos.

La sanidad es un territorio de donde sacar fácilmente réditos electorales; basta con inaugurar un centro de salud o un hospital para que el objetivo de trabajar para los ciudadanos parezca cumplido. La crisis que nos sacude aleja estos estrenos de la cabeza de los políticos, que deben relajar sus aspiraciones inaugurando «secciones» de hospital o «iniciativas pioneras» de mucho menor calado.

La unión de sanidad y nuevas tecnologías puede dar juego, y puesto que la historia clínica electrónica y otros «avances» ya están desplegados, hay que procurar nuevos inventos para alimentar, de cara al votante, la modernidad del mejor sistema sanitario del mundo.

Un instrumento que cumple bien con los presupuestos populistas de los políticos en tiempos de escasez, es la denominada carpeta de salud on line, una herramienta de gestión y archivo de información sanitaria particular, almacenada en Internet y disponible en línea. Mediante esta carpeta el paciente tiene acceso a información y datos relacionados con su salud. Entronca con las tendencias más actuales de lo que se piensa debe ser una sanidad moderna al ser una iniciativa digital, “dospuntocero” y aparentemente innovadora. A la vez, satisface y empodera al paciente y, como siempre, se olvida al profesional.

Nuestras carpetas de salud autonómicas son la versión nacionalizada de los Personal Health Record o registro personales de salud, que tanto Google como Microsoft y otras compañías lanzaron, con poca fortuna, en la primera década de este siglo. Registros y carpetas comparten dos objetivos comunes: la de proporcionar un resumen completo de la historia clínica de un individuo, y ser accesibles online. Sin embargo, hay una diferencia fundamental, en los registros personales se almacena información recogida y generada por el propio paciente, sin necesidad de que intervengan ni la administración sanitaria, ni los profesionales Estos actores, si bien ayudan al paciente proporcionándoles información generada por ellos, no tienen control sobre la información contenida en el registro. Por el contrario, nuestras vernáculas carpetas son servidas y gestionadas por el servicio público de salud y contienen los datos que los gestores consideran adecuados para el paciente. Se convierten así en un remedo de historia clínica para “dummies”.
Es difícil oponerse cuando alguien nos promete un espacio virtual muy accesible donde podamos ojear la información de nuestras analíticas, pruebas diagnósticas, informes médicos etc. Sin embargo, deberíamos hacerlo. En primer lugar, porque ninguna información sanitaria personal debería estar en Internet, sin nuestro consentimiento expreso y previo; en segundo lugar, por una serie de consecuencias imprevistas que la buena voluntad, a veces estulticia, de nuestros dirigentes no pueden ni siquiera vislumbrar.
Por ejemplo: una consecuencia indeseada es el riesgo real que supone la exposición de los datos sanitarios a terceros. Desde el burdo robo o hackeo de información hasta la identificación personal de las páginas que uno visita. Muchas organizaciones gubernamentales o no, exponen inadvertidamente información de sus usuarios, y no es ninguna extravagancia tener presente este peligro, más común de los que se imagina. Otro efecto perjudicial deriva del acceso directo a sus datos de los ciudadanos, particularmente aquellos con enfermedad crónica. Aunque se han postulado mejoras en la relación médico-paciente y la satisfacción, hay voces que alertan sobre la capacidad de los pacientes para utilizar eficazmente la información que se deposita en las cuestionadas carpetas de salud. Habría que asegurarse de que los pacientes pueden discutir a posteriori los resultados con los profesionales que les atienden así como invertir un gran esfuerzo en formación sanitaria para que el acceso de los pacientes a los informes, sea realmente provechoso y no un terreno donde los malentendidos y los equívocos campen por sus respetos.
Como en otras ocasiones, la tecnología es susceptible de ser manejada de forma artera por el poder político. Para colgarse medallas, ganar votos o simplemente alardear de modernidad se implantan aplicaciones atractivas y útiles sobre el papel, sin pararse a debatir sus consecuencias y necesidad real, la carpeta de salud es una de ellas hasta el punto que se le puede citar como la carpeta indiscreta.

articulo original, aquí

mi carpeta de salud (VIII)

a partir de este año , las personas que tienen acceso a las historias clínicas realizadas por sus medicos también podrán acceder a la auditoria del rastro de quién ha visto sus datos

La historia clínica debería contener sólo registros ciertos, compasivos, honrados y prudentes con el paciente y ser siempre accesible al paciente

ser siempre accesible al paciente, constantemente, cuando quiera. Desde luego, lo mínimo es tener comunicación instantánea de quién, cuándo y porqué ha entrado en la historia. En un ejemplo, el paciente está en la sala de espera de urgencias hospitalarias por una herida por navaja, en una agresión callejera. Si alguien consulta su historia clínica antes de entrar a consulta, debería llegarle al paciente un aviso por mensajería instantánea de forma que supiera sin dudas qué médico está consultándola. ¿Por qué no? Lo mismo debería suceder si el paciente está de baja y el médico inspector accede a su historia clínica. ¿Por qué no?

En el mirador 15 de marzo 2015. Acta Sanitaria

mi carpeta de salud (V)

El pudor, la intimidad, la vergüenza, la confianza son sentimientos que tienen un defensor tenaz en la confidencialidad. En profesiones como la Medicina, la confidencialidad se asocia a un principio ético: el secreto profesional y la obligación de guardarlo. La profesión médica se auto impone una especie de pacto con el paciente, de tal forma que este pueda estar seguro todo lo que se diga en una consulta es separado del conocimiento de los demás.

Hay dos ocasiones en que se admite la quiebra este pacto: situaciones excepcionales, contempladas por leyes y normas, de bienestar general y /o grave peligro del paciente. La otra es más cotidiana y se da cuando se comparte información con otros profesionales que puedan aportar una solución, directa o indirecta a los problemas de salud de los pacientes. En cualquier caso la confidencialidad se mantiene porque la obligación de secreto se traslada a los otros facultativos y se circunscribe a la situación que lo índico.coad-i12

Con las nuevas tecnologías este nítido campo de juego se vuelve más borroso. La historia clínica electrónica abierta y accesible presenta inconvenientes importantes, uno de ellos es sin duda la confidencialidad.

La posibilidad de acceso se multiplica exponencialmente para bien y para mal. Cuanto más unificados estén los datos, más fácil será obtenerlos y utilizarlos con objetivos espurios. Cuantos más profesionales intervienen, mayor es la posibilidad de fugas indeseadas de información.

Para solventar este problema se postula un acceso parcial, un acceso limitado a los datos básicos y necesarios que se precisan para solventar un problema de salud. Se olvidan los proponentes de esta solución, que lo que para un paciente puede ser un dato banal (por ejemplo dirección o teléfono) para otro puede ser vital mantener en secreto (por ejemplo una mujer maltratada). Se olvidan que en una circunstancia vital concreta la importancia de la información acumulada sea insignificante, pero en otro momento,  la misma información y su guarda sea muy importante y trascendente.

La confidencialidad por tanto debe ser sin límites (no existen los datos mínimos sin importancia) y modificable con el tiempo y lugar por parte del paciente. Amplia y revocable

La historia clínica como instrumento de delación

por  Ángel Ruiz Téllez

He leído alarmado la bestial noticia que nos muestra Manuel Marlasca en su blog, que se podría resumir en la siguiente frase: ‘Historia clínica para la delación’.

Ahora el médico se convierte, por indicación administrativa, vaya rango legal, y por  circular del Gestor de Atención Primaria, en soplón o confidente de la policía. Al parecer, una cuestión tan grave desde el punto de vista legal, deontológica y lógica, parece haber reducido su categoría constitucional, de ser el derecho a la intimidad un derecho recogido en nuestra jurisprudencia, desde el año 2000, en la sentencia de TC 292/2000, a categoría administrativa.

Hay que ver la que se monta si se encuentra un análisis de orina en un contenedor. Sin embargo, por ahora, por un procedimiento administrativo, con un papelito, sin conocimiento del Juez, del Fiscal, y , por supuesto del paciente, ahora el médico ‘debe’ entregar toda la información que la policía, por la puerta de atrás, le solicite. El lavatorio de manos de los Servicios Jurídicos del SAS y del Colegio de Médicos y la actitud cobarde del Gerente de Atención Primaria, son de difícil digestión.

Estamos viendo que las escuchas telefónicas del Gürtel ordenadas por un juez están siendo contestadas por activa y por pasiva, recordándonos día sí y día no la injusticia de las mismas y ahora, resulta que anulamos la gravedad de la petición de información confidencial de un ciudadano cualquiera , que hoy es tu vecino y mañana tú mismo,  por parte de un funcionario cualquiera de la policía, sin mediación judicial alguna.

Acaba de nacer la nueva ‘Ley Patriótica’, la nueva ‘Ley Corcuera-patada_en_la_puerta’ del Director de Atención Primaria de Cádiz. Para eso no eran, ni son  las historias clínicas, y menos las historias clínicas informatizadas.

La sentencia 292/2000 del Tribunal Constitucional indicaba con meridiana claridad que el Derecho a la Intimidad no es una cuestión graciable, del funcionario de turno, sino un derecho inalienable del ciudadano y una obligación del que con ella trabaje, sea un profesional de la medicina o un funcionario de la policía. Ninguno de ellos se puede saltar ese derecho fundamental, sin fundamentarlo legalmente, lo que es evidente que no se da en este caso. La propia sentencia indica con claridad meridiana que será objeto de consideración de secreto, por parte del ciudadano, cualquier cosa que considere que afecta o pueda afectar a su intimidad, tales como los ‘inocentes’ listados de asistencia a la consulta o a la urgencia.

¿Es tan neutro saber que has acudido a urgencia de psiquiatría, o de gine con 14 años? . ¿ Es tan inocuo acceder a las listas de asistencia de la consulta?. Ni la ignorancia ni la estupidez exime de la culpa de las consecuencias graves que esto puede acarrear.

 Al parecer el médico se encuentra, de nuevo, en momento de probar el grado de respuesta a su creciente INDIGNACIÓN, porque un pusilánime directivo y aparato administrativo correspondiente le ha puesto a los pies de los caballos, en una dicotomía de final desgraciado. Si desobede, sanción grave (de empleo y sueldo de una pila de meses) o de conflicto con, ni más ni menos, que con la policía que, entonces, desvía la mirilla y te hace a ti diana de su ‘interés’;  y  si obedece se puede encontrar , y se encontrará seguro, (porque con el paro que hay, se ve al médico como la solución económica, habida cuenta los seguros millonarios que lo rodean) ante una denuncia penal, con cárcel, fianza e indemnización millonaria.

Hombre, a lo mejor hay que dejar de escribir en una Historia Clínica sobre la que ya no podemos asegurar la confidencialidad y hay que darle al paciente un dossier escrito en el que el paciente porte su historia, en  papel o en pendrive para que, si quiere, se la deje ver a quien le venga en gana, ¿no decimos que es suya?. Pues que sea. Y la policía que haga su trabajo sin trampas.

Es triste reconocerlo pero los miles de millones de euros invertidos para hacer la historia clínica electrónica, única y centralizada, se asemejan mucho a la burbuja inmobiliaria, la burbuja informática, que puede explotar, de un día para otro, como pasó con la inmobiliaria, lo que parecía imposible y  negándose sistemáticamente cuando la gente sensata y prudente lo avisaba.

La burbuja informática sanitaria está creciendo y creciendo.  Udes mismos.

 Ángel Ruiz Téllez

Recomiendo la relectura de  Ruiz Téllez A. Confidencialidad e informatización de los datos en Atención Primaria . FMC 2005;12(8):536-45, (http://www.elsevier.es/es/revistas/formacion-medica-continuada-atencion-primaria-45/confidencialidad-e-informatizacion-los-datos-atencion-primaria-13079557-tema-debate-2005 ) por su desgraciada actualidad.

él lo hace por ti

GH te conoce

Deutschland über alles