Etiquetado: Organización de un Centro de Salud

Hola soy Juani o el valor de las personas en los centros sanitarios

Hola Buenas tardes, soy Juani……

y no, no es la Juani, , ni siquiera Juani como ella dice, es Doña Juana….

AMFCobertay Doña Juana Mora Martínez junto a su médico Lorenzo Arribas, ha publicado una articulo en la revista AMF con el elocuente titulo de «El administrativo con el médico de familia» donde explican perfectamente la experiencia realizada en su centro, desde hace ya ocho años, con la implantación de unidades de atención familiar, médico-enfermera-administrativo.

Es una pena que no se pueda acceder gratuitamente el articulo en texto completo, pero la experiencia ya ha sido relatada en otros espacios como Foro debate Gestión Clínica 2.0. de la EASP (sin conexión) o en la iniciativa APXII, Lo explican ellos mejor, pero sirva ese comentario para manifestar lo agradable de ver un articulo firmado por Juani en mi revista favorita, y agradecerle de paso lo bien que me trato en la escasa media mañana que estuve en su centro de salud.

Vi como funcionaba el modelo que proponían, y ademas juaniAFvi gente orgullosa de su trabajo, que vale tanto como mil propuestas organizativas.

No me resisto a poner, por ilustrativo de otras cuestiones, el párrafo con el que inician el artículo:

Hoy hay médicos de familia (MF) abrumados en sus consultas por las tareas burocráticas. Tareas básicas, ya sea en papel o formato electrónico, la «antepenúltima» trampa, ineludibles, con sus elementos positivos, van en detrimento del trabajo clínico si recaen solo en el MF. Los ordenadores no han eliminado la burocracia, y han creado una nueva variedad.

La «penúltima» trampa es un perverso concepto de acto único que algunos gestores, y también MF, entienden como que en un solo despacho, en una sola consulta, por supuesto la del MF, se haga todo (recibir, historiar, explorar, diagnosticar, informar, recetar, derivar, pedir pruebas complementarias y citar para ellas y para una visita de resultados, imprimir informes, entregar todo tipo de instrucciones y «etcétera»). Otra cosa diferente es solucionarle al paciente en el día, en una sola visita al centro, todo lo posible, pero entre todos.

La «última» trampa es una carrera desbocada por el control de calidad y la evaluación del trabajo del MF, el profesional más «monitorizado» de todo el sistema sanitario, con carreras profesionales complejísimas en algunas comunidades autónomas, que le hacen invertir mucho de su tiempo en farragosos sistemas de registro impuestos por la organización. Hoy, a pesar de los avances tecnológicos, y de sus aportaciones positivas, la consulta del MF, si no se toman medidas, está condenada a soportar una burocracia excesiva. Eso sí, «más moderna».

El síndrome del coronel Nicholson

Se denomina así en recuerdo del protagonista de la afamada película El puente sobre el rio Kwai interpretado por Alec Guinness.

Durante la segunda guerra mundial, un nuevo contingente de prisioneros ingleses llega un campo de trabajo japonés para construir en plena selva un puente de ferrocarril sobre el río Kwai. El jefe de los británicos, el coronel Nicholson, rehúsa inicialmente colaborar con los japoneses,  al no cumplir estos, con los convenios internacionales relativos al trato con prisioneros. Tras una lucha de voluntades entre el coronel y el jefe japonés, éste tiene que claudicar y ceder las pretensiones de los oficiales británicos con tal de que estos y sus hombres acaben el puente con la rapidez necesaria.

El coronel japonés conseguía así cumplir su mandato de acabar el puente, atrasado hasta entonces por los sucesivos boicoteos de los prisioneros; el jefe inglés obtenía una mejora en las condiciones de sus hombres y, sobre todo, un objetivo para los suyos. Se configura la construcción del puente como una meta, un objetivo que tiene ocupados a los soldados, eleva la moral y el compañerismo y, sobre todo, les brinda algo por lo que trabajar y de lo que estar orgullosos.

El problema surge cuando, casi terminado el puente, aparece un comando inglés cuya misión es cortar la línea del ferrocarril, volando el puente, punto vital para el transporte de suministros del ejército japonés. El coronel Nicholson descubre, en última instancia, el complot y reacciona de forma incomprensible intentando impedir la voladura del puente.

Él, un típico oficial británico que había utilizado la construcción del puente para mantener la unidad, disciplina y dignidad de su gente, olvida (por un momento en la película y definitivamente en la novela original) que su objetivo no era el puente sobre el rio Kwai, sino perjudicar al enemigo para que su país venciera la guerra. Impidiendo su voladura hace un flaco favor a sus compatriotas y confunde un objetivo secundario con la verdadera meta.

Nuestro sistema sanitario tiene muchos personajes afectos de este síndrome: desde los que ven la asistencia sanitaria como la última frontera donde intentar aplicar una obsoleta ideología, que ha demostrado su ineficacia en el campo económico, político e incluso social, hasta los que quieren obligar a la sanidad y a los que en ella trabajan a vivir en una utópica Arcadia ajena a todos los problemas, incluidos los económicos, de la sociedad en la que viven.

Si  yo fuera prisionero en un campo de trabajo dirigido por un despiadado jefe japo,  un lúcido coronel Nicholson sería el jefe que necesitaría, pero solo soy un médico que trabaja en un sistema al que ve muchas posibilidades de mejora. El problema es que cuando se intenta mejorar , enseguida se ve rodeado de iluminados, que le recuerdan que su misión es cuidar del puente y no ganar la guerra.