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Las fuerzas del mercado
El Centro de Salud donde trabajo esta situado (más bien encajonado) entre un centro comercial y una iglesia, aunque nunca he llegado a captarlo del todo estoy convencido de que es todo un símbolo. Estos dos edificios colindantes podrían ser una metáfora de las dos vertientes en las que se mueve la atención sanitaria actual el mercado y la (nueva) religión, como nuevas (viejas) fuerzas.
Aunque permanentemente acusadas, las compañías farmacéuticas no son las únicas que pretenden aumentar su clientela a costa de los sanos preocupados, también el lobby médico, los especialistas expertos, las sociedades científicas, etc. pretenden atrapar su trozo del pastel. A veces para conseguirlo no tienen ningún reparo en maquillar la verdad y dar información sesgada o incompleta. En este camino son acompañados, en ocasiones, por las administraciones sanitarias que probablemente sin saberlo, refuerzan mensajes más cercanos a intereses particulares que a la salud pública.
Gingerezer en su libro “Riesgo Calculado” dedica un capítulo a cómo se puede sacar provecho del anumerismo de nuestra sociedad. Es curioso que el capitulo titulado Como vender su tratamiento no lo ejemplifica con las conocidas técnicas de marketing de la industria, sino con un folleto de información para pacientes realizado por ginecólogos alemanes. Este folleto presentaba los beneficios de la terapia hormonal sustitutiva en términos de riesgo relativo (tienden a parecer mayores), mientras que sus efectos secundarios eran redactados en términos absolutos (tienden a parecer menores). Como señala el autor quedaba claro en qué sentido querían estos ginecólogos influenciar a sus pacientes.
La revista BMJ publico en 2006 un estudio donde se evalúo la información que proporcionan las cartas de invitación a participar en campañas de cribado de cáncer de mama realizadas o financiadas con fondos públicos en siete países. Los resultados mostraron que, en la mayoría de estas cartas, se mencionaban los beneficios más importantes del cribado mientras que se omitían los principales efectos perjudiciales. La importancia del beneficio, cuando se cuantificaba, se mostraba en términos de reducción del riesgo relativo y no se mencionaba el efecto del cribado en la mortalidad total. Los principales perjuicios de este tipo de campañas, como el excesivo diagnóstico y la consecuente iatrogénia, no se nombraban y se minimizaban las molestias sufridas durante la exploración.
Con toda probabilidad el sesgo de información de los autores de estas invitaciones no era deliberado, pero existe un claro conflicto de intereses. Los organismos que financian y los funcionarios que las ejecutan, esperan, y se juegan algo en ello, que la tasa de participación en estas campañas sea lo más alta posible. Deliciosa la carta que originó ese artículo donde un cirujano jubilado narra como tuvo que dimitir del comité directivo del programa nacional del cáncer de mama cuando se percató de que sus compañeros, funcionarios y epidemiólogos, consideraban peligroso para el éxito del programa ofrecer información real sobre los beneficios y perjuicios del programa.Este cirujano no comprendía como a las personas que acudían a las campañas de cribado, se les negaba la información que él proporcionaba de manera habitual a sus pacientes
Mientras que el lema más vale prevenir que curar ha conseguido un éxito espectacular, la evidencia que soporta la eficacia y coste-efectividad de esta afirmación tan rotunda no es tan robusta como pudiera parecer. Así se hace constar en una editorial del Archives of Internal Medicine donde se repasan las deficiencias de las pruebas y la información que subyace en la toma de decisiones en medicina preventiva, y se hace un llamamiento a los autores para que envíen ensayos clínicos donde se ponga aprueba la eficacia de intervenciones preventivas. Tambien así lo hice notar en al intervención que sobre el tema Iatrogenia preventiva hice hace un año en la mesa del congreso de la socieda madrileña de médicos de familia.
en todos lados cuecen habas
Un veterano, que no viejo, blogero F. Llordach de Una de medicos hace esta semana un acertada crítica de los sistemas de información e historia clínica electrónica megalomanos y de los al parecer no se libra ni siquiera el oasis catalán. De su comentario y con sus propias palabras entresacamos los siguientes parrafos:
No es necesario fardar del número de usuarios compartidos en un entorno cautivo… ..
La gran decepción: ¿No han preguntado a los usuarios no expertos, que son mayoría, en vez de a los de feligreses de SAP ? ¿Nadie les ha hablado a los diseñadores del proyecto de conceptos como usabilidad, facilidad de acceso, etc.?
Se me hace evidente, a mí y espero que a otros, que el sistema es brutal como reservorio de información, pero un infierno para los usuarios finales, los médicos
Mi conclusión es que alguien en algún momento se dará cuenta algún dia que el sistema SAP es demasiado rígido para ser sencillo, y las ventajas en el formato actual no son tantas, puesto que el usuario final es un mero introductor de datos, como pasa en SAP, que tiene origen industrial y cuyos procesos empiezan y acaban.
Pues eso
…. y siguiendo este micro blog carnival destacar presentación sobre «estadística con sentido clínico» del blog Médico Crítico ¡muybuena!
el salto del tigre
¿Es posible ver un tigre donde solo hay unas rayas? *
Esta pregunta se la hacen dos comunicadores británicos Blastland y Dilnot en el libro El tigre que no está o un paseo por la jungla de la estadística recientemente traducido al español. Según ellos si es posible y todos los días sucede cuando de forma consciente o no, interesada o no, los políticos, los medios o los profesionales juegan con los números y se aprovechan de nuestro desconocimiento e incapacidad de pensar con ellos.
Para evitarlo nos dan una serie de consejos que aderezan con ejemplos muchos de ellos relacionados con la medicina, aunque no es un libro para médicos.
Estos consejos van desde reducir las grandes cifras a una escala que podamos reconocer hasta saber apreciar lo que de verdad nos dice la media aritmética. Ademas que la casualidad explica más cosas que lo que la mayoría cree tener en cuenta, que las cosas suben y bajan independientemente de las medias que se tomen para que suban y que bajen. Que no hay que confundir correlación (es decir que dos sucesos tengan una relación indirecta) con causalidad, que medir no es un acto pasivo y que hacerlo introduce cambios en lo que se está midiendo, que medir resultados y plantear objetivos entraña bastantes riesgos, tantos que muchas veces no compensa. Aprender que cuando se mezclan las cifras con el miedo es resultado no es más conocimiento, sino confusión y un miedo desproporcionado…………… y un largo etcétera que nos alertan de lo movedizo del terreno en que no movemos cuando hablamos con números y de las precauciones que debemos tomar.
De recomendable y amena lectura para todo aquel que como los médicos se tiene que manejar con números.
* Hace referencia al efecto óptico de la luz tamizada y de las hojas de los árboles que se mueven con la brisa, que aparentan las rayas de un tigre.
anumérico
El anumerismo (innumerancy en inglés) es un nuevo término que aparece como título de un ensayo del matemático americano John Paulos, que lo define como «la incapacidad de comprender conceptos matemáticos aplicados en la vida real». La tesis del libro es que una persona, y una sociedad, anúmerica como la actual, que es incapaz de entender las matemáticas en el contexto de la vida diaria, es más susceptible al engaño y la manipulación. Este analfabetismo matemático, aparte de ser malo por sí mismo, puede tener importantes consecuencias.
Si se considera grave en el hombre común, el anumerismo lo es todavía más en profesionales como los médicos, cuya actividad pasa (o debería pasar) por ser una actividad científica llevada por un espíritu racional. Es curioso cómo muchos profesionales enfrentados con la racionalidad científica de su profesión e incapaces de reconocer su anumerismo reaccionan con tópicos como el arte de la medicina, el humanismo médico, la mejor tecnología es la silla y otros tan solemnes como vacuos. Se intenta hacer una enfrentada e interesada dicotomía, como si intentar practicar una medicina científica nos alejara de los sentimientos y como si simpatizar con los números nos recubriera de una máscara que nos impidiera conectar con el paciente.
La incapacidad de manejar cómodamente los conceptos fundamentales de número y azar, o anumerismo, tampoco es una condición envidiable si se es paciente. En diversos estudios se han obtenido peores resultados de salud en relación con conceptos tales como la alfabetización sanitaria o con el anumerismo, uno de los ultimos se ha publicado recientemente en el Annals of Internal Medicine, donde se mostró una asociación negativa entre la capacidad de manejar los números y el control de la diabetes.