La insoportable levedad de la #e-health (II)
Como decíamos en el post anterior las compañías tecnológicas y de comunicación están prestas a vender sus servicios, bien en el nuevo modelo de crónicos que las distintas consejerías, e incluso el ministerio, están prestas a implantar, o bien en esa entelequia, refugio de cantamañanas, a la que llaman e-health. Para hacerlo se meten en un campo de juego desconocido para ellas y en consecuencia pueden cometer errores de principiantes. En la última semana y a raíz de un congreso de crónicos celebrado en Valladolid, hemos visto como la principal multinacional española del sector y su división de e-health han cometido dos errores importantes.
El primero de ellos es considerar un congreso medico como una feria comercial donde las empresas presentan sus productos en tono espectacular y triunfalista, sin esperar la más mínima critica de inicio, y sin necesidad de probar sus afirmaciones, más allá de lo que conlleva la decencia y el sentido del ridículo.
Aunque muy devaluados, los congresos médicos son otra cosa, y se espera que si alguien dice/tuitea una cosa como esta:
Hablando sobre dos grandes experiencias de Telemonitorizacion: #Valcronic y #Telemac @congresocronico #7cronicos
Debe confirmarlo con pruebas fehacientes, no con evidencia low-cost, opiniones, artículos de periódico generalista, «buenas críticas» en fin, lo que podríamos llamar hairdresser’s evidence. Más obligatorio cuando estas pruebas se le reclaman por el público real o virtual que asiste. Esgrimir como respuesta a esta demanda una comunicación a un congreso con resultados preliminares, o una encuesta de satisfacción como pruebas de la efectividad de una intervención es un menguado argumento para el debate. A no ser que se presenten las pruebas en el congreso e inmediatamente se publiquen, que no parece ser el caso que nos ocupa, la comunicación científica exige presentar evidencias más consistentes para aseverar la bondad de una intervención, sea un medicamento o una tecnología.
Que la veracidad se intente apuntalar con pruebas de la eficacia de intervenciones similares o informes generales sobre esa tecnología podría ser aceptable si al menos esta evidencia fuera consistente. Pero no es el caso de la apuntada por uno de los ejecutivos de la sección e-health de la citada multinacional. Es decir, que para escribir:
Se debe tener algo más que un informe económico de una consultora, revisiones sistemáticas sobre el modelo de crónicos, una revisión sistemática sobre efectos de la telemedicina en los cuidadores, una meta-síntesis de comportamientos ante la telemedicina, una revisión donde la falta de evaluación de la calidad de estudios compromete los modestos resultado positivos encontrados, u otra cuya conclusión principal es: Thus the evidence base for the value of telemedicine in managing chronic diseases is on the whole weak and contradictory; y para acabar un informe de la adminsitración una de cuyas conclusiones son:«Y por último, en cuanto al impacto de la telemonitorización en la utilización de servicios sanitarios, se percibieron disminuciones puntuales aunque no estadísticamente significativas«.
La conclusión es que SI se puede argumentar que no hay evidencia y que como expone fenomenalmente Arturo Louro no se cuestiona la utilidad de la telemonitorización, pero sí su implementación y la exageración de los beneficios en salud que aporta esta tecnología.
No criticamos los ensayos que se están realizando en España (entre otras cosas porque no se conocen sus resultado definitivos), ni las personas que esforzadamente trabajan en ellos. No estamos contra la telemonitorización, telemedicina, e-health o cualquier otra forma de aplicación de las nuevas tecnologías en sanidad. Es más nos gustaría que esta fuera una buena solución a muchos de los problemas de la medicina actual. Solo ponemos de manifiesto la necesidad de probar con datos fidedignos las afirmaciones realizadas, que no estamos por la exageraciones, ni los argumentos que se propagan. En definitiva no queremos que la salud y la medicina no se conviertan en solo una “oportunidad de negocio”,
Por último, el segundo error que tienen que solucionar las empresas de nuevas tecnologías, es un tema de tacto. Podrían aprender de las farmacéuticas, a ninguna de estas empresas se les ocurriría tratar con tono desabrido y altanero a un futuro cliente, como se hace en estos tuits
A no ser que, con parte de razón, no nos consideren clientes sino como bobos asentidores, rehenes de su verdaderos clientes: políticos y gestores sanitarios, no menos bobos pero con dinero para gastar en nuevas tecnologías.
Viendo como menoscaban nuestra experiencia, formacion clinica, profesionalidad con seudotrbajos de orientacion seudoeficientista recuerdo la letra de una cancion: no estamos solos, sabemos lo que queremos……. Eduard, medico de familia, tutor acreditado de residentes, profesor asociado , con 30 años de experiencias con los pacientes, la gestion y la formacion medica, y ellos? .Muchas gracias Dr Bravo, seguiremos.
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Con estos temas me pasa como con las esculturas horribles en las rotondas: quién ha comprado esto? en qué estaba pensando? qué objetivos tenía?,…. Que la industria – incluidos los escultores – quieran vender sus productos es lo esperable. Que haya compradores sin criterio que lo compren es molesto. Y en sectores tan regulados como los servicios sanitarios es indignante (primero puse «sorprendente», pero lo quité). Que haya N Agencias de Evaluación de Tecnologías, 17 SRS, un Ministerio y varias instituciones más facilita que el compra, el que evalúa, el que paga y el que financia vayan cada uno por su lado. Mientras, los escultores a lo suyo.
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Hace casi dos años se organizaron en la Universidad de Deusto las últimas jornadas sobre Salud 2.0. Hubo una mesa sobre evidencia en Salud 2.0 en la cual participé http://www.slideshare.net/BI10632/deusto-2013-mberr3
Ya veo que la llamada a la necesidad de evaluación de forma apropiada de las iniciativas e-health no parece que haya tenido mucho éxito.
Es preocupante la creencia de que las TICs son la solución a los problemas que plantea la atención a los pacientes complejos con mutimorbilidad
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Lo «e» asusta bastante. En todos los órdenes. Los enfoques «Big Data» facilitarán usar en beneficio comercial (no otro) las historias electrónicas, que ya no son en la práctica nuestras. Nada como esas sinergias estupendas de lo público y lo privado. Hasta los muertos serán útiles para quienes accedan a las grandes bases de datos clínicas (indicadoras de prevalencias, hábitos alimentarios, tóxicos y sexuales, condiciones socioeconómicas, etc,) Se hará por nuestro bien, se nos dirá.
Es bueno que un anciano tenga un dispositivo que permita alertar a su médico a distancia. Claro que sí y más aun si puede enviar datos semiológicos. Pero ya es mucho más discutible que un informe radiológico realizado telemáticamente por una empresa afincada en un país lejano al nuestro sea comparable al de un radiólogo español experimentado.
¿A quién beneficia y en qué grado el enfoque e-Health? La gran agresividad de los tuits mostrados es relevante y reveladora de lo que hay en juego. Es llamativo, en efecto, el contraste con los buenos modos (al menos eso hay que reconocérselo) de la Big Pharma.
Tengo algo claro: para una buena asistencia sanitaria, lo que precisamos es personal sanitario, no proveedores de sistemas electrónicos, del mismo modo que asumo que nuestra práctica ha de basarse en nuestro conocimiento y no en propaganda. Por cierto, qué fea expresión esa de «cuestionar a la cara».
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En 2010, fuimos llamados por la consejeria para tratar de crear un portal de la SC a la q pertenezco. No hubo forma, los grandes directores sólo querían q hiciéramos tele medicina de crónicos, con su pick-flowmetter y demás artilugios y nosotros queríamos otra cosa. Comunicación con la primaria para casos problema, comunicación entre alergólogos, consensuar tratamientos e intervenciones, algo q redundara más en la calidad de la asistencia. Inútil sólo querían quitar lista de espera de revisiones. Dejaron de llamarnos.
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