La pirámide del emperador
Cuando, tras una prolongada baja laboral, Luis se reincorporo a su puesto de trabajo como médico de un centro de salud madrileño, se tuvo que poner rápidamente al día. Se habían producido muchos cambios y debería interiorizarlos con premura, so pena de dilatar su ya sobrecargada agenda. En atención primaria, la asistencia, en pleno atasco invernal, no es lugar para viejos, ni pusilánimes.
Una de las novedades que más le sorprendió fue la aparición de unas figuras, a la derecha del nombre, que aparecía en su lista informatizada de pacientes. A modo de pirámides desmochadas aparecían unas formas de variados colores que, aunque daban alegría a la lista, complicaban su visualización, sobre todo si uno no conocía las claves de su significado. Preguntó a sus compañeros obteniendo respuestas diversas, algunas contradictorias, cuando no disparatadas.
La conclusión a la que llego después de sus indagaciones, es que ninguno de sus colegas, ni siquiera las enfermeras, habían entendido muy bien que significaban aquellos pictogramas. Como en otras ocasiones la reunión de equipo donde se explicaba las dichosas figuritas, su significado y su (más que discutible) utilidad, se había desarrollado con un guion, mezcla del camarote de los hermanos Marx y el traje nuevo del emperador. En una habitacion donde costantemete habia gente que entraba y salía, los “jefes” y sus enviados, lo explicaban con premura, los oyentes ponían cara de interesados y asertivos. Tras terminar la reunión cada uno volvía a su puesto con la sensación del deber cumplido, pero sin que los interesados se hubieran enterado de nada. Tampoco tenía demasiada importancia
Káiser (< alemán Kaiser < alto alemán antiguo keisar < gótico *kaisar < latín Caesar [‘césar, emperador’]