Intention to tweet
La revista Circulation ha publicado un divertido ensayo para determinar el impacto de las redes sociales, en concreto Twitter y Facebook, en la diseminación de los artículos que publica. En el se compararon artículos de la revista que se mencionaban a través de redes sociales, frente a un grupo de artículos que no recibían estas menciones, valorándose el numero de visualizaciones en ambos grupos.
La primera sorpresa de este ensayo aleatorizado, también conocido con el jocoso nombre de “Intention to tweet” viene de sus resultados. Según la conclusión de los autores: una estrategia en medios sociales de una revista cardiovascular no aumentó el impacto de estos artículos, medido este como el número de veces que un artículo fue visto/descargado en su sede web.
¿Cómo puede ser esto?
¿No habíamos quedado que esto de las redes sociales amplificaba el mensaje, incluso en disciplinas tan áridas como la cardiología?
Como en ocasiones anteriores el rigor de los estudios científicos vienen a echar un jarro de agua fría a los entusiastas de las nuevas tecnologías, y estos como no podía ser de otra forma reaccionan de forma diversa y documentada, aunque algo pueril.
No obstante sería más realista hace algunas consideraciones antes de rechazar las redes sociales como medio de difusión, o por el contrario negar la validez a este riguroso estudio.
La primera, es considerar harto difícil evaluar con el método científico tradicional, herramientas eminentemente prácticas. Muchas veces lo que se plantea no es si algo es realmente eficaz para un determinado fin, sino más bien si esa herramienta ayuda a lograr el objetivo final. A nadie se le ocurriría realizar un ensayo sobre la utilidad de la comunicación telefónica en la práctica asistencial, porque se considera en general (excepto algunos servicios autonómicos y en países del tercer mundo) que es un elemento imprescindible para su buen funcionamiento.
La segunda viene derivada dela novedad y de la necesidad de cambios de modelos de trabajo. De poco sirve si unos cuantos (o muchos) “early adopters” se abrazan a una nueva tecnología, si una gran parte sigue anclada en el pasado. Ademas, no solo es cuestión de cantidad, sino también de que persiste la manera tradicional de trabajar, investigar, o simplemente leer. Por mucho que se reclame, hay “tecnologías” que de momento son minoritarias, al menos en el ámbito y para el objetivo que se utilizan. Por ejemplo en el artículo sorprende que la media de visualizacionessea tan baja (500 por articulo) tanto en el grupo control como en el grupo de intervención.
La tercera es comentar la disonancia cognitiva que produce en los forofos de twitter los resultados de este estudio. Reaccionan de una forma más bien tradicional y nada “dospuntocerica”, negando la mayor y encontrando defectos metodológicos que presuntamente invalidan sus resultados. Comportamiento este bastante pueril al ser bastante discretos la mayoría de los “defectos encontrados”
Desengañémonos la redes sociales en medicina (y más en este país) son ese lugar donde perdemos el tiempo unos cuantos, mientras se nos pasa la oportunidad de encontrarle el lugar donde se desarrolle todo su potencial y utilidad.
El asunto es tan sencillo como el comentario que haces, de momento la relación de los científicos que leen artículos originales de las revistas científicas, usan poco las redes sociales, posiblemente porque son poco selectivas y consumen mucho tiempo, que no tenemos. Es posible que en genenaciones mas jovenes (si mantienen la costumbre de leer investigación original de las revistas, a lo que veo poca afición y mucha a información secundaria tipo guías, etc), termine funcionando el efecto «pasaló»
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Gracias nacho, seguramente van por ahí los tiros y sea una cuestión coyuntural, por ahora….
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Cada vez tengo más claro esto que dices: «Desengañémonos la redes sociales en medicina (y más en este país) son ese lugar donde perdemos el tiempo unos cuantos, mientras se nos pasa la oportunidad de encontrarle el lugar donde se desarrolle todo su potencial y utilidad».
Un abrazo Rafa!
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Gracias Fernando, esperemos que el año que empieza tengamos la oportunidad
Un abrazo
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De acuerdo si se mira desde un contexto de impacto en la publicación tal vez limita el «uso» que se da en las redes a un grupo de investigadores que publican. Lo cual es un grupo limitado de personas donde 500 citas puede ser representativo. Yo no publico desde hace años aunque ocasionalmente hago de peer reviwer, y consigo de utilidad seguir alguna revista de alto impacto en las redes.me imagino que los RT que hiciese no son tomados en cuenta si no por una pequeña parte de los que me siguen. Sólo quería dar un poco mas de contexto a un excelente post. Un saludo.
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