Caérsete el pelo, cagarse por la pata abajo, mearse de miedo ( o de risa) son expresiones populares que denotan sucesos poco frecuentes pero reales, que suceden en situaciones de estrés intenso. Lo que no estaba tan claro es que morirse de miedo fuera igualmente real, pero parece ser que sí, al menos así lo indica un cardiólogo madrileño en una carta al director publicada en la Revista Española de Cardiología que he leído gracia la información del suplemento de salud de El Mundo.

Tras estudiar la frecuencia del síndrome de muerte súbita en varones jóvenes tras detención policial, sugiere que este y el síndrome de adaptación general de los animales podrían compartir un mismo mecanismo fisiopatológico. También y con todas las reservas que una miocardiopatía por estrés denominada tako-tsubo podría estar relacionada con estos síndromes siendo la causa común la liberación brusca en el torrente sanguíneo de grandes concentraciones de catecolaminas.