Más allá del pionerísmo o como lagrimas en la lluvia

Si Sr. Consejero la historia clínica electrónica (HCE) de atención primaria puede servir para algo más que para salir en el delirio médico o recibir premios de amigotes interesados, incluso se puede ir más allá del pionerísmo. Una de las facetas de la HCE más descuidadas en nuestro país es su capacidad de generar, o ayudar al menos, conocimiento. Es una pena como se pierden como lagrimas en la lluvia la cantidad de valiosos datos que diariamente los médicos de familia introducen en las diferentes HCEs. Millones de datos sobre morbilidad,  presentación de las enfermedades, hábitos de petición  y utilidad de pruebas diagnósticas, hábitos de prescripción, efectos adversos a los que se puede añadir un largo etcétera. Datos utilisimos para estudios de  farmacovigilancia, fármacoeconomía y de utilización de medicamentos, audit médico, estudios ecologicos e incluso de resultados en salud.

Los ingleses, que son más prácticos y emplean mejor su dinero que nosotros tienen como simple ejemplo de lo que se puede sacar de una  HCE, la conocida UK general practice research database  o GPRD para los amigos (pronúnciese yi pi ar di ) que ha dado lugar a innumerables publicaciones (ver figura).grafico121 Esta semana en un artículo publicado en el BMJ  esta semana se describe una nueva aplicación, la de confirmar los datos de eficacia terapeutica obtenidos en los ensayos clínicos aleatorizados.

En este estudio que pretende conocer el potencial de esta bases de datos en investigación y el valor de los estudios observacionales realizados con datos extraídos de bases de datos generadas partir de la HCE utilizan además de los estadísticos habituales una técnica de estadística analítica novedosa el prior event rate ratio (PERR) para garantizar la validez de los resultados. Cuando se compararon los eventos cardiovasculares en cohortes de la GPRD con los resultados de ensayos clínicos tan conocidos como el WHI, el 4S o el HOPE y valorados sobre todo con el PEER (que asume que la comparación de la tasa de eventos entre los sujetos expuestos y no expuestos de una cohorte antes de entrar en una ensayo puede reflejar el1 efecto de todos los factores e confusión en ese evento y de forma independiente del efecto del tratamiento) los resultado no fueron mu dispare lo que hace concluir a los autores que los estudios derivados de base de datos clínicas podría producir información valida y relevante, a pesar de si diseño mas débil.

La industria de la salud si lo tiene claro, y el año pasado organizaron un encuentro donde además de presentarse los datos del estudio citado, se pudieron ver otros puntos de vista sobre las bases de datos clínicas y posibles aplicaciones y aportes en investigación sanitaria

Un Comentario

  1. Avatar de cuestionesbioeticas
    cuestionesbioeticas

    Yo cuando leo la palabra «pionero» en algún comentario de gerente o político, sobre todo en temas sanitarios, sé que la probabilidad de que me estén tratando de engañar es alta. A esa palabra la denomino «marcador de mentiras».

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  2. Avatar de José Manuel Brea
    José Manuel Brea

    Aquí no se inventa nada y por encima se presume. Los datos valiosos no sirven y, sin embargo, se “utilizan” los recogidos con premura para cumplir disparatados objetivos. En Britania se jactan de emplear con racionalidad los antibióticos, no precisando habitualmente más que amoxicilina para tratar la neumonía de la comunidad; los británicos muestran extrañeza de que en Hispania precisemos amoxi-clavulánico por nuestro elevado índice de resistencias bacterianas. Huelga referir los motivos que condicionan la mala prescripción, ni la dispensación libre (impensable en otros lares, y por supuesto en las islas británicas), porque está en la mente de todos. En Britania conocen el significado de la economía de la salud y aquí se malinterpreta el significado coste-efectividad y coste-beneficio. No hablemos ya de revistas médicas de referencia. Aquí faltan ideas, e incluso gracia. Basta comparar la página del Ministerio de Sanidad (y Consumo) con la del National Health Service británico (exclusivamente sanitario), para constatar dos realidades muy distintas y distantes.. De lo insulso, hierático y funcionarial pasamos a lo atractivo, distendido y pragmático. De un centrado Servicio Nacional de Salud a un disgregado Ministerio que se confunde con lo impropio (¿por qué Consumo, ajeno, y no Medio ambiente, cercano?), quizá por la transformación del paciente en usuario. Con humildad, deberíamos imitar otros sistemas, más estimulantes, luminosos y desburocratizados. Al fin y al cabo, sanitariamente hablando, ¿en qué somos pioneros?

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