El ‘sustituto estable’, la nueva filigrana para evitar la fuga de médicos

De El confidencial.com
Cuando se trata de hacer juegos de palabras, que suenen a modernidad y den el pego de eficacia, nadie como los socialdemócratas españoles. Aplican como pocos ese principio obsceno que consiste en cambiar algo para que todo siga igual. Y Touriño, el presidente de la Xunta de Galicia, escoltado por los nacionalista del BNG, sabe un rato del asunto. No es brillante con la oratoria pero se apaña bastante bien a la hora de encadenar palabras sobre el papel.

Su último hallazgo no tiene desperdicio. Se llama el «sustituto estable» y su misión sería la de evitar que los médicos de aquella comunidad sigan emigrando por culpa de los sueldos miserables que reciben y de los interminables horarios laborales que soportan. El médico que consiga la categoría de ‘sustituto estable’ (¿habrá oposiciones?) tendrá que estar las 24 horas al servicio de quien le paga los garbanzos e irá haciendo sustituciones según las necesidades de área. O sea, un esclavo contratado.

Ese es el futuro, diseñado por el PSOE, que les espera, por ejemplo, a los MIR en Galicia de aquí al año 2011. Resulta difícil atinar si esto es broma o va en serio. La Xunta, con su escudero BNG, dice que así se evitarán los contratos basura. Que lo cuenten mejor, entonces, porque el invento, al menos en cuanto al nombre, suena fatal. Suena, concretamente, a regate tramposo por mucho que alardeen de los 62 millones de euros de presupuesto para el proyecto. Dinero que incidirá en los recursos humanos (no explican cómo), la calidad y la desburocratización.

Un bla bla bla que hiere la inteligencia y hace pensar que los gallegos (no merecedores de una derecha cavernícola durante tanto tiempo) tampoco se merecen la socialdemocracia y el nacionalismo ridículo que hoy tienen (ya se sabe que les votan y ellos se juntan).

Para saber si con esta medida se podría parar la sangría de médicos habría que conocer el salario que se le ofrecerá y las horas reales de trabajo. Pero ambas cosas, ni palabra, como acostumbra a hacer la ministra de Sanidad, gallega ella, cuando propone sus medidas. ¿Será que, como dicen los aristócratas, hablar de dinero es una ordinariez?