muerte o muerte
«It is an art of no little importance to administer medicines properly: but, it is an art of much greater and more difficult acquisition to know when to suspend or altogether to omit them.»
Philippe Pinel, 1745-1826
Considerado por muchos el padre de la moderna psiquiatría, Pinel fue un médico francés que propugnaba la humanización del trato que se daba por entonces a las personas aquejadas de enfermedades mentales, eliminando, como primera medida, su encadenamiento a las paredes. Además Pinel suprimió las sangrías y los tratamientos inútiles, que no servían más que para debilitar a los enfermos.
Con la frase de arriba acaba un muy interesante artículo publicado esta semana en el BMJ titulado Preventive health care in elderly people needs rethinking donde se nos incita a «repensar» las medidas preventivas que se les ofrece a los ancianos.
Tomando como ejemplo el uso de estatinas como prevención de las enfermedades cardiovasculares, se postula la necesidad de huir de aproximaciones únicas y simples en procesos complejos.
Cuando se aplica una medida preventiva no estamos salvando vidas, estamos seleccionando la causa de la muerte. Una medida preventiva que evite una causa de muerte prematura sera aceptable, estamos «seleccionando» o discriminando positiva mente- como se dice ahora- a favor de una causa que produce muerte a una edad más tardía, y por tanto estamos produciendo un beneficio. ¿ pero que pasa cuando esta medidas las tenemos que aplicar a pacientes con una edad que supera la media de las expectativas de vida? ¿ producimos un beneficio?.Suponiendo que así sea ¿ a que coste ?