Capacidad de respuesta de la atención primaria (V)
Gérvas J, Pané Menab O, Sicras Mainar A y Seminario Innovación en Atención Primaria 2006. Capacidad de respuesta de la atención primaria y buena reputación profesional, algo más que buen trabajo clínico. Med Clin (Barc). 2007;128(14):540-4
5º Si el profesional reclama y merece autonomía para organizar su trabajo,
¿qué riesgos se pueden transferir?
Nada impide que el médico funcionario asalariado cuente con incentivos y que se le transfieran riesgos y responsabilidades proporcionales a dichos riesgos. La trascendencia científica, económica y social de las decisiones clínicas justifica una reorientación de las formas de gestión, de manera que el médico se transforme en una especie de «socio» de la institución, sin perder su relación peculiar (laboral, de funcionario u otra).
Es difícil, casi imposible, gestionar sin el concurso y el compromiso de quienes toman las decisiones clínicas.
El objetivo de una buena gestión es lograr un equilibrio entre responsabilidad, autonomía y autoridad el médico mediante la transferencia del control del gasto al que decide su asignación. La atribución del gasto busca la optimización de la mejor alternativa diagnóstica y terapéutica entre la irracionalidad romántica («todo para el paciente presente») y la irracionalidad técnica («todo para la organización»).
Naturalmente, la transferencia del riesgo tiene limitaciones y debe ser conocida por el paciente, contar con objetivos en indicadores explícitos, acotar beneficios y riesgos máximos, y emplear los excedentes en mejoras del propio servicio. Dicha transferencia del riesgo se beneficia en mucho de un sistema de información que facilite la labor médica y su evaluación.
Los equipos y los profesionales precisan potentes herramientas informáticas (no necesariamente de códigos y programas cerrados) y gerenciales para explotar las oportunidades que ofrece la transferencia de recursos, para ampliar su capacidad de respuesta.
Los ejemplos de transferencia del riesgo en el entorno de la prescripción farmacéutica aconsejan prudencia, pues si los incentivos son muy poderosos pueden plantearse fuertes problemas éticos.
En otro campo muy importante, la recomendación del reposo (incapacidad laboral), hay un amplio margen para la gestión de los recursos por el médico general, y también para agilizar el seguimiento diagnóstico y terapéutico (margen que ya ocupan las mutuas laborales en el caso de los pacientes que son trabajadores autónomos).
En general, en España, al hablar de transferencia del riesgo se suele considerar sólo la opción «equipo asalariado», y no la del médico de familia como profesional independiente que tiene contrato con el sistema público (lo que domina en muchos países desarrollados, desde Australia a Canadá, pasando por Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Países Bajos, Irlanda, Italia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda y el Reino Unido). No se han demostrado grandes ventajas del equipo frente al trabajo en solitario, al menos allí donde se han comparado (Países Bajos y el Reino Unido, cuyos equipos son pequeños, de 3-4 médicos generales que se eligen entre sí, comparten la propiedad privada del centro de salud y seleccionan y contratan al personal auxiliar).
En un paso experimental, nada impediría la transferencia de riesgos hasta el profesional independiente que trabajara en solitario formando parte de equipos «funcionales».