Tiempo necesario para tratar, algo que olvidan con frecuencia los hacedores de guías, protocolos y campañas de cribado

Resumen de Johansson M, Guyatt G, Montori V. Guidelines should consider clinicians’ time needed to treat BMJ 2023; 380 :e072953 doi:10.1136/bmj-2022-072953

El objetivo de las guías de práctica clínica es contribuir a una asistencia eficiente y de alta calidad. Se están haciendo esfuerzos para superar las barreras que dificultan su aplicación, como la falta de credibilidad por conflictos de intereses económicos o intelectuales, y la incapacidad de los clínicos para cambiar hábitos o mantenerse al día de las nuevas recomendaciones. Sin embargo, lo que rara vez se reconoce es que la aplicación de las directrices puede requerir un tiempo considerable por parte del clínico y, por lo tanto, tener considerables costes de oportunidad en el encuentro clínico. La inclusión de una evaluación del tiempo necesario para su aplicación podría modificar las recomendaciones de los comités de guías y ayudar a los médicos a establecer prioridades.

El objetivo de las guías de práctica clínica es contribuir a una asistencia eficiente y de alta calidad. Se están haciendo esfuerzos para superar las barreras que dificultan su aplicación, como la falta de credibilidad por conflictos de intereses económicos o intelectuales, y la incapacidad de los clínicos para cambiar hábitos o mantenerse al día de las nuevas recomendaciones. Sin embargo, lo que rara vez se reconoce es que la aplicación de las directrices puede requerir un tiempo considerable por parte del clínico y, por lo tanto, tener considerables costes de oportunidad en el encuentro clínico. La inclusión de una evaluación del tiempo necesario para su aplicación podría modificar las recomendaciones de los comités de guías y ayudar a los médicos a establecer prioridades.

Varios estudios han mostrado que es practicante imposible que en las jornada de un médico clínico se puedan aplicar todas la recomendaciones que las guías imponen. Es evidente que los médicos tienen que elegir qué recomendaciones seguir y en qué pacientes. Esto implica interpretar, priorizar y aplicar estas recomendaciones a un grupo diverso de pacientes con necesidades y deseos que pueden coincidir o no con las guías de práctica clínica. Pero sin orientación, y bajo la presión del tiempo, las decisiones sobre qué guías aplicar en el punto de atención serán implícitas, variables y potencialmente erróneas.

Una estrategia para resolver este problema consistiría en que los grupos de expertos estimaran el tiempo necesario para aplicar una intervención a la hora de determinar la orientación y la fuerza de las recomendaciones. Actualmente las guías más conocidas con contemplan este problema por lo que se proponemos que los organismos que crean las guías consideren explícitamente el «tiempo necesario para tratar» o «tiempo necesario para intervenir» (v del t).

El tiempo necesario para tratar (TNT) hace explícito el tiempo clínico estimado necesario para mejorar el resultado de una persona en la población diana (TNT -NNT), el tiempo clínico necesario para aplicar la recomendación a todas las personas elegibles en una consulta (TNT absoluto) y la proporción del tiempo clínico total disponible para la atención al paciente que se necesitaría para aplicar la recomendación a todos los pacientes elegibles (TNT relativo).

Los principales factores que afectan a las estimaciones del TNT. son:

  • Tiempo necesario para proporcionar la recomendación a cada persona elegible
  • Complejidad e intensidad temporal de la tarea
  • Frecuencia con la que debe realizarse la tarea
  • Herramientas y tecnología disponibles para facilitar la intervención
  • Fracción de la población elegible
  • Prevalencia de la enfermedad
  • Umbral de elegibilidad
  • Tiempo clínico disponible
  • Número de médicos disponibles en el lugar donde se va realizar la recomendación
  • Quién aplicará la recomendación
  • Proporción de horas clínicas disponibles para la atención al paciente en la consulta

Los autores calculan el TNT absoluto en el caso de poner en marcha la guía NICE sobre «Actividad física: consejos breves para adultos en atención primaria». Si se siguieran las directrices de esta guía el TNT absoluto en una consulta de 2000 adultos seria, de 10 000 minutos, o 167 horas, de tiempo de un General Practitioner. Trasladado a España un médico de familia necesitaría casi 24 días (más de un mes) a tiempo completo par al año para poner en marcha estas recomendaciones.

Inclusión del tiempo en las directrices

Junto con otros factores relevantes, los grupos de elaboración de directrices deben tener en cuenta las estimaciones de el TNT a la hora de decidir si recomiendan una intervención y con qué intensidad. Para ayudar a los grupos de expertos a hacerlo, los marcos de elaboración de guías (como GRADE ) deberían establecer cómo tener en cuenta el tiempo que los médicos dedican a la aplicación de estas.

Considerar explícitamente el tiempo del clínico estimando el TNT podría convertir una «recomendación fuerte a favor» en una débil o incluso convertir una «recomendación débil a favor» en una «recomendación débil en contra». Las TNT pueden resultar especialmente útiles cuando las directrices hacen recomendaciones que se aplican a una gran fracción de la población general y cuando los efectos beneficiosos de la intervención recomendada son pequeños, en términos absolutos.

Los autores de las guías deberían considerar de forma rutinaria el tiempo necesario para llevar a cabo intervenciones de rendimiento relativamente bajo aplicadas a grandes proporciones de la población. De este modo, el entusiasmo por este tipo de intervenciones disminuirá, y las recomendaciones fuertes pasarán a ser débiles, y las recomendaciones a favor pasarán a ser contrarias. El resultado neto aliviará a los médicos de conjuntos imposibles de recomendaciones y aumentará el beneficio neto de la atención que prestan

Un Comentario

  1. RafaBravo

    Comentario de Julio Bonis en Linkedin

    Otra dimensión que podrían incluir las GPCs sería la de «margen de automatización».
    Hay bastantes actividades que hoy en dia podrían automatizarse y ser provistas por tecnología informatica a grandes grupos de población.

    Cosas como la revisión periódica de medicación crónica en polimedicados, la inmensa mayoría de la «educación para la salud» o la recomendación de ejercicio y dieta no es que puedan derivarse a otros profesionales, es que para gran parte de la población podrían ofrecerse de forma automatizada y personalizada a través del teléfono móvil liberando tiempo del clínico para tareas o poblaciones donde no se pueda automatizar la intervención.

    Por ejemplo:
    Si soy un paciente con síndrome metabólico y necesito una dieta personalizada hay tres escenarios:

    – ir a una consulta física cada 3 meses y que el profesional sanitario me de una «hoja tipo» con una dieta estándar determinada en plan «baja en sal 2000kcal», lo que viene haciéndose toda la vida.

    – ir a una consulta con una enfermera con consulta monográfica (o nutricionista) de 30 minutos de duración donde me van creando una dieta personalizada semana a semana

    – tener una aplicación en el móvil donde el médico establece los objetivos (dieta baja en sodio, 2000 kcal) pero luego la aplicación me sugiere recetas, en base a mi lista de la compra, personalizadas a mis gustos

    – En el primer caso la atención no es completamente personalizada, por cuestiones de tiempo limitado

    – En el segundo caso para tener consultas monográficas de 30 minutos a todos los pacientes con síndrome metabólico el coste en salarios de los profesionales necesarios obligaría a subir los impuestos y además obligas al paciente a perder media mañana todos los lunes para acudir a la consulta

    – En el tercer caso tienes una total personalización, desde el móvil, automatizada y por tanto escalable

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  3. Angel Ruiz Tellez

    Como decía Skrabanek quien cura es el terapeuta no la terapia. Dicho de otra forma,

    ¡Qué más da lo que diga el protocolo de la Guía! si su impacto depende mucho más del estilo profesional que del instrumento.

    En otras palabras, ante las mimas guías, especialistas, hospitales, directores y políticos, en el mismo centro, para la misma población (si les cambias al titular), ante el mismo contrato, con el mismo sueldo, con el mismo nº de visitas (que solo mide la ocupación no la actividad) las diferencias de impacto interprofesional (Tasa de Oferta, Tasa de Efectividad, sostenibilidad) son de 10:1 ( https://www.youtube.com/live/yH6OGARS6qI?si=yvbhlHqQX0f-Y51i ).

    El que ocupa el lugar del valor 1 dice y repite que NO tiene TNT para atender y seguir los procedimientos.

    El que ocupa el lugar del valor 10, mira la guía, aprende sus enseñanzas, la destila y la aplica con sentido común y finalidad de resolver, en el menor tiempo posible, a diferencia del «1» que lo hace con finalidad de «asistir-entretener».

    ¡Qué más da lo que diga el protocolo de la Guía! o ¿acaso es poco lo que el Harrison o Farreras-Rozman nos enseñan que nunca podremos atender a un solo paciente?

    ¿Para qué tenemos el seso?

    ART

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