Pig Data

por Angel Ruiz Tellez @artcymap

La importante y extensiva informatización sanitaria nos ofrece unas posibilidades ilimitadas de información e inferencia, con las nuevas tendencias de análisis globales de información.

Ya podemos conocer, con solo un cruce de datos, por ejemplo, la proporción de gasto superfluo que soporta el proceso asistencial puro, imputable al extenso aparato burocrático de los servicios de salud, lo que nos puede ayudar a actuar en consecuencia, modificándolo, reforzándolo o anulándolo. Sabemos, de los 40 céntimos sanitarios del Euro de presupuesto, que % es de producción pura y qué % de burocracia y de ‘aparato’ superfluo, y, así, sabemos por dónde recortar y los criterios de por donde se está recortando.

Ya podemos conocer, la influencia, en resultados en salud, de las mejoras en las tasas de morbimortalidad, de las acciones de prevención, tales como la prevención del Cáncer de Mama, Cólon, Próstata o Vacuna Gripal, para actuar en consecuencia, modificando, reforzando o anulando tales servicios.

h190073-2zoomYa podemos conocer el impacto en la salud del modelo de hospitalocentrismo de agudos, en defecto de los más enfermos, relegados a ausentes o escasos hospitales o centros de media y larga estancia.

Ya podemos saber el tremendo impacto negativo de la ‘No-Enfermedad’,  en esta elección de modelo sanitario nuestro, para así actuar en consecuencia, anteponiéndolo al tratamiento de lo crónico.

Ya podemos conocer las verdaderas Tasas de Oferta, Efectividad y Eficiencia de la Atención Primaria y de la Atención Ambulatoria Hospitalaria, porque sabemos desde el principio la relación de lo hecho, respecto a lo esperado, en base epidemiológica y poblacional, conociendo el impacto, sobre la Eficiencia y Efectividad, por ejemplo, del abrir o no las ofertas de Procedimientos Diagnósticas y Terapéuticas a la Atención Primaria o de hacer que la Atención Ambulatoria Hospitalaria se encargue solo de los procesos complejos y no de la Atención Primaria, para actuar en consecuencia, modificando, reforzando o cambiando.

Ya podemos saber el costo de todas esas enormes inversiones informáticas y analizar su correlación con el incremento de la salud y con las mejoras del proceso asistencial, más allá de la secular propaganda.

Ya podemos, por fin, los profesionales tener nuestros datos, con sencillez y actualización, para, libremente, junto a otros profesionales interesados sumar y analizar información, corroborando o descartando hipótesis de investigación, análisis o reflexión.

¡Qué buenos son los BIG DATA!.

¡Maldita sea!. ¡Parecía tan real!. Este cordero me ha sentado fatal. No vuelvo a sestear tras tan bien regada pitanza.

En la reciente entrevista de Julian Assange, por Jordi Évole, lúcidamente afirmaba que ya hay una gran transparencia de todos los datos de todos, pero solo en sentido ascendente y no en el descendente, en clara desproporción inversa a la responsabilidad financiera y social.

Los BIG DATA son para lo grande, como su nombre indica, para cualquiera de los ejemplos de esa ensoñación de cabezada postprandial.

¿Semejante inversión para “pequeños datos”, como la apetecible farmacia?, que es a todo lo que llegan nuestros aterrados gestores médicos o farmacéuticos, que, ante la amenaza de tener que volver a plantificarse la bata, creen hacer méritos, para no volver, midiendo, desde la barrera, la “correcta indicación” de “la faena” de los que torean, de la Simvastatina, por ejemplo, con o sin algoritmos por medio, con lo efímero que se ha demostrado el conocimiento del momento y el de tantas firmes e incólumes aseveraciones clínico-terapéuticas, dos años después abandonadas o sustituidas por sus contrarias. Tal vez pueda tener alguna utilidad, pero, éste no es el problema, ni el sentido de los BIG DATA.

Para el profesional, por tanto, para el Centro, para el Hospital, para el Área, para el Servicio de Salud, lo importante es, simplemente, tener una cápita clara contra la que actuar y un sistema de información con el que pueda, él, el primero, medir el 100% de la Actividad y Coste, contra lo esperado en base epidemiológica y poblacional, para actuar en consecuencia, modificando, reforzando o cambiando las organizaciones, los estilos y las prácticas.Dun_the_Pig

Y, para el ciudadano, además de saber los grados de Efectividad y Eficiencia de lo anterior, lo importante es conocer, el desglose del impacto, sobre ellas, de la inversión según estructuras productivas y no productivas, para actuar en consecuencia, modificando, reforzando o cambiando.

Sin embargo, a pesar de las imperativas necesidades de conocimiento, los servicios de salud vuelven a lo inercial, a comprar grandes softwares, BIG DATA, que mantienen la característica gestora de no tener que ‘bajar a la arena’ de las relaciones y los comportamientos y que son capaces de…, de nada de nuevo, en realidad, a pesar del costo.

Porque si la información no está en manos del profesional que la produce y sí esta no se acompaña de un sistema de Certificación de la Fiabilidad y de feed-back, lo que salga de esos poderosos BIG DATA solo será “Dirty Data”, acabando como gigantes rosas PIG DATA de pies de barro.

Distribución de los Centros de Atención Primaria*, según el % de cupos (Médicos y Pediátricos) certificados, y por tipo de Certificación.  Análisis de los 77 Centros de Atención Primaria.

 centros

El análisis de 121 Millones de registros, con una exhaustiva metodología de ‘Quality Data’, nos mostró la realidad (  ). La información en bruto, sin participación del profesional, por no “tener sus datos” (“Quiero mis Datos ) no vale lo suficiente para que el profesional se crea lo que le muestran, y menos cuando ello pasa por la comparación con los datos del otro.

¿Para eso queríamos la Hª Clínica Electrónica?. ¿Tantos miles de millones de euros para solo quitarnos el papel (pues la burocracia, no ha disminuido (algoritmos de prescripción, receta electrónica, visados, citaciones…))?.  Si ya teníamos, sin Hª Clínica electrónica HCE,  la información de farmacia, de  IT, de derivaciones y de visitas.

La HCE la queríamos para construir el Episodio de Atención, lo que precisaba de más piezas que solo poner el software (Ruiz Téllez A. Viabilidad de los Proyectos de Información Sanitaria. AMF 2006;2(8):442-451 )

La queríamos para ‘ver’, para disponer del ‘conocimiento’.

Pero seguimos a ciegas, porque los responsables sanitarios, atemorizados ante los crecidos irresponsables informáticos, los infonócratas (Ruiz T,A. AMF 2006;2(8):443), que siguen empeñados en mantener el secuestro de los datos asistenciales al profesional, ahora vuelven a estar contentos con su nuevo juguete, con el que quieren dar comer a todos, profesionales y gerentes, cuando la materia prima de ésta información solo es basura. Y si no lo es ¿dónde se ha publicado o se han abierto esas bases de datos al análisis de todo y a la vista de todos para comprobarlo?.

Nos acabamos de cargar otra gran herramienta, los BIG DATA, ya reconvertidos en PIG DATA, en manos de orates, que así se mantendrán hasta que dure el secuestro de la información.

El “¡Quiero mis datos ya! de José Antonio González-Posada ( ) es la condición crítica para no tener que arrepentirnos, de nuevo, por más dinero tirado en estos PIG DATA.

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