Acceso a la historia clínica: ¿a favor o en contra?
No hay cama pa’ tanta gente publicado en El farmacéutico.Profesión y cultura
Por Rafael Bravo
La historia clínica es el registro en el que se plasma el devenir del paciente en el mundo sanitario. Dadas sus características, ha pasado de ser un instrumento meramente profesional a ser la parte fundamental de los sistemas de información y el lugar en que se recogen los deberes éticos y legales de los profesionales sanitarios e instituciones públicas.
Con los nuevos avances tecnológicos, a la historia clínica se le han añadido cualidades, en mi opinión impostadas, que añaden nuevas funciones pero también nuevos inconvenientes.
Estas son la unicidad y la ubicuidad.
Parece que ahora la historia debe ser única y omnipresente, de tal forma que pueda ser accesible a la mayor cantidad de personas posible. No debemos olvidar que estas dos condiciones son sobrevenidas por los alcances tecnológicos, y que a nadie se le habría ocurrido reivindicarlas en los tiempos en que la historia clínica se conformó como herramienta del quehacer médico.
Desde la intuición, sobre todo profana, es difícil no estar de acuerdo cuando alguien enumera las ventajas de que los datos sobre salud estén disponibles, en un único documento y desde cualquier sitio. Pero tras el relumbre tecnológico que realiza de forma fácil lo que antes era difícil está la reflexión…..
Aunque de acuerdo en la mayor parte, como farmacéutico debo indicar dos cosillas:
Una; es cierto que me importa un bledo la mayor parte de la historia clínica. Pero considero muy útil para el trabajo que podría hacer el acceso a una serie de datos: enfermedades diagnosticadas, fármacos anteriormente usados, reacciones adversas previas y alergias, porque se supone que a los fármacos actualmente en uso sí tengo acceso.
Dos; la diferencia de los farmacéuticos con otros profesionales sanitarios es que somos empresas privadas, ponemos nuestro patrimonio en nuestro trabajo. Si un auxiliar, enfermera, residente… se mete en una HC, puede recibir un tirón de orejas. Si entra un boticario puede sentir el peso de la ley y encontrarse con la botica cerrada..
Lo ideal sería un acceso estratificado según el profesional que accede. Incluso que pudiera acceder el propio paciente. En la receta electrónica de varias comunidades se permite una prescripción «confidencial» que sólo puede ver el farmacéutico que dispone de una segunda clave facilitada por el paciente. ¿Quien lo usa? Pacientes con SIDA, tuberculosis, usuarios de bolsas de ostomía, usuarios de fármacos para la disfunción eréctil…
Un abrazo!
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Gracias Jose Ramon, yo creo que la clave esta en algo que apuntas y que en mi articulo también refiero:El acceso se debe hacer para una utilidad definida, con objetivos precisos y documentados y controles eficaces y auditables. Si se hace así ningun problema, pero no creo que se este dando, ni creo que se dará a la vista de la banalidad de los responsables de la HCE.
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