Solo vemos lo que andamos buscando o la historia del Gorila invisible

A raíz de la publicación de una noticia en Nature y el tuit alerta de Saludteca sobre este blog, he recordado las reseñas de este artículo antes de su publicación y algún que otro comentario, que utilice para la introducción de una presentación a principios de este año.

Sin duda el mejor post, es el del blog we´re only human (somos humanos) de Wray Herbert que reproduzco a continuación:

The (Really Scary) Invisible Gorilla

El Gorila Invisible es parte de la cultura popular de hoy en día, gracias sobre todo a un libro muy leído de 2010 con ese título. En ese libro, los autores y psicólogos cognitivos, Dan Simons y Christopher Chabris popularizaron un fenómeno de la percepción humana conocida en la jerga como «ceguera por falta de atención», que habían demostrado en un estudio de algunos años antes. En la versión más conocida del experimento, a los voluntarios se les dijo que contarán las veces que unos jugadores de baloncesto se pasaban un balón de baloncesto. Mientras hacían esto, alguien con un traje de gorila cruzó la cancha de baloncesto. Cuando se le preguntó, muchos de los voluntarios no lograron darse cuenta del animal.

Lo que el estudio gorila invisible demuestra es que, si estamos prestando mucha atención a una cosa, a menudo no nos damos cuenta de otras cosas incluso muy evidentes- que están en nuestro campo de visión.

A todos nos gustan estas peculiaridades de la percepción humana. Es divertido saber que nuestros sentidos pueden jugar malas pasadas. Y eso es sin duda el grado de familiaridad de la mayoría de las personas con este fenómeno psicológico. ¿Pero qué pasa si esta peculiaridad perceptual tiene implicaciones, incluso graves consecuencias que amenazan la vida?

Un nuevo estudio plantea esta la inquietante posibilidad. Tres  psicólogos,  científicos del Brigham and Women Hospital de Boston-Trafton Drew, Vo Melissa y Jeremy Wolfe- se preguntaron si los observadores expertos también están sujetos a esta ceguera perceptiva. Los sujetos en el estudio clásico eran «novatos»-sin formación especializada y realizaban una tarea que nadie hace en la vida real. Pero ¿qué pasa con profesionales altamente capacitados que se ganan la vida haciendo observaciones especializadas?

Los científicos se propusieron explorar esta cuestión en un área de gran importancia para muchas personas, el diagnóstico del cáncer. Los radiólogos son médicos con formación superior especial en la lectura de diversas imágenes del cuerpo (no solo radiografías simples, sino las obtenidas con técnicas más complejas como MRI, TC y PET). En busca de signos de cáncer de pulmón, por ejemplo, los radiólogos examinan cientos de imágenes ultrafinas de TC de los pulmones de un paciente, en busca de pequeños nódulos blancos que alerten sobre cáncer. Son estos observadores expertos a los que los científicos del Brigham optaron por estudiar.

gorilla-fig-by-drew-vo-wolfe-2013Reclutaron a 24 radiólogos con experiencia y acreditados y un grupo comparable de voluntarios sin experiencia. Se realizó un seguimiento de sus movimientos oculares (eye tracking) mientras examinaban las Tomografías Computerizadas de cinco pacientes, cada una compuesta por cientos de imágenes de tejido pulmonar. En cada caso había unos diez nódulos escondidos en algún lugar de las exploraciones y se encargó a los radiólogos hacer clic en estos nódulos con un ratón. En el último caso, los científicos insertaron una pequeña imagen de un gorila (un homenaje a la obra original) en el pulmón. Querían ver si los radiólogos, centrados en los nódulos, serían ciegos a la imagen del gorila fácilmente detectable y altamente anómala.

El gorila era minúsculo, pero enorme en comparación con los nódulos. Era del tamaño de una caja de cerillas-o 48 veces el tamaño de un módulo típico. Se desvanecía de forma progresiva  de más a menos opaco – o viceversa-  en una secuencia de cinco imágenes. No había duda del gorila: Si alguien se lo señalaba en la gammagrafía pulmonar y preguntaba: ¿Qué es eso? – Cualquiera podía responder: Eso es un gorila.

Después de que terminaron  de contemplar las imágenes, el tiempo que quisieron, los científicos les preguntaron: ¿Ese último estudio, le parece diferente? ¿Notó algo inusual en el último estudio? Y por último: ¿Has visto un gorila en el último estudio?

Veinte de los 24 radiólogos no pudieron ver al gorila, a pesar de que pasaron por las imágenes ​​más de cuatro veces en promedio. Y esto no se debía a que era difícil de ver: Cuando se muestra la imagen de nuevo después del experimento, todos ellos vieron al gorila. Es más, los datos de seguimiento ocular mostraron claramente que la mayoría de los que no vieron al gorila dirigieron su vista a lugar en donde estaba.

Hay que reconocer que los radiólogos entrenados habían detectado la anomalía más a menudo que los voluntarios no entrenados. De hecho, ninguno de estos informó haber visto el gorila, parece por tanto que los expertos son algo menos propensos a esta forma de ceguera. Es probable que sea debido a que su capacidad de atención no está consumida de forma plena por la tarea principal, a la que están acostumbrados. Es tranquilizador, también saber que los expertos eran mucho mejores en la detección de las señales de advertencia de cáncer de pulmón.

Los científicos hacen hincapié en su  artículo que este estudio no pretende ser una crítica a los radiólogos, . Este tipo particular de búsqueda visual es muy difícil. Pero no hay manera de evitar la conclusión principal, que es que el 83 por ciento de estos médicos altamente capacitados, obviaba lo que pudo haber sido una anomalía que pusiera en peligro la vida. Para cualquier persona basándose en el diagnóstico radiológico de una enfermedad grave, es un pequeño consuelo que los expertos superaran el hombre medio en la calle.

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Un Comentario

  1. nisario

    Ayer hice que los niños compañeros de mi hijo menor (8 años) vieran la TAC diciéndoles que era una especie de ‘radiografía de los pulmones’. Por separado, 5 niños vieron las imágenes y ninguno podía hablar con los otros hasta que el último hubiera terminado. La consigna era: ‘Si ves algo que te llame la atención, señalalo con el puntero del mouse’. 4 de los 5 vieron al gorila. No demuestra nada, obvio, salvo que a los niños les interesan más los grandes simios que las opacidades nodulares pulmonares, ¿Será sólo eso? o tal vez Ken Robinson tiene razón: los niños son geniales hasta que caen en las garras de una educación que muchas veces pone énfasis en el hiperfoco y se cumple aquello de que ‘el arbol no deja ver el bosque’

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    • rafabravo

      Gracias por tu comentario, yo también puse a mi hijo a ver el gorila en el video de los pasadores de baloncesto y nada mas salir el gorila se puso a reir, señal inequívoca que lo había «cazado» desde el primer momento

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